OPINIÓN

Confianza en nuestros líderes

por Ofelia Avella Ofelia Avella
Edmundo González y María Corina Machado

Foto: AFP

En estos momentos en los que todos los venezolanos estamos experimentando sentimientos de desconcierto y desasosiego, tenemos que esforzarnos por voltear la mirada a nuestros líderes, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia. Su optimismo, seguridad y serenidad pueden ayudarnos a centrarnos en lo esencial: el hecho de que esta lucha es difícil, pero que es hasta el final.

Los últimos nombramientos que ha hecho Maduro buscan transmitir que él está seguro en su cargo y que tiene el poder de hacer y deshacer a sus anchas. Buscan, también intimidarnos, sobre todo con la nueva “responsabilidad” que ha atribuido a un personaje como Diosdado Cabello. Las persecuciones, las torturas a ciudadanos que solo protestaban por el fraude; que solo opinaban en su más legítimo derecho, o que solo transmitían una noticia, como es el caso de los periodistas, buscan generar miedo en la población.

La serenidad de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia calman cuando uno se intranquiliza, porque, sin lugar a dudas, están seguros de lo que hacen. El mal tiene que caer por su propio peso: tiene que desintegrarse en ese núcleo mentiroso de una supuesta unidad. Es una cúpula muy pequeña la que ostenta el poder y está desconectada de la realidad. En su delirio de grandeza, como Hitler, en su derrota, no pueden creer que llegó el final: que llegó su hundimiento.

No vemos claro cómo será el final: cómo será esa transición a la democracia que tanto anhelamos los venezolanos, pero confiemos en que llegará, pues el mal se vence con el aumento de bien y este, hay que reconocerlo, ha crecido. Importa no dejarse llevar por el odio: no seguir los mismos pasos o la misma ruta que los que nos gobiernan. Importa mucho mantenernos unidos y no despotricar nunca contra nuestros líderes por parecernos que el cambio que aspiramos se tarda en llegar. Ellos también lo ansían y están a la cabeza de la transición. Mantengamos la esperanza viva y recemos por el país y su gente, que mucho que lo necesitamos. Recemos por la fortaleza de nuestros líderes y escuchemos sus mensajes con su mismo optimismo, que cuando menos lo esperemos llegará el momento de celebrar.