OPINIÓN

¿Con quién nos vamos a entender?

por Víctor A. Bolívar Víctor A. Bolívar

En memoria a los jóvenes caídos en su lucha contra la dictadura

El tema es muy grueso como para esquivarlo, el planteamiento de un gobierno de emergencia nacional en los términos expuestos por el presidente Guaidó, contenidos en el llamado Marco de Transición Democrática para Venezuela propuesto por Estados Unidos a través de su vocero Elliott Abrams plasmado en un artículo de The Wall Street Journal, tiene muchas aristas que pudieran complicar su cabal comprensión y desde luego su eventual implementación.

La motivación, como base fundamental de la propuesta, es muy clara: “Ayudar a los venezolanos a escapar de la crisis nacional que la caída de los precios del petróleo y el coronavirus han profundizado”, por lo que se propone como “un camino para que Venezuela salga de años de represión y conflicto político”. Un leitmotiv impecable.

Para procurar esos objetivos, se plantea esencialmente: a) “que tanto Maduro, el ex presidente que se ha aferrado al poder, como Juan Guaidó, el presidente interino, se hagan a un lado para que los miembros electos de la Asamblea Nacional de ambos lados puedan crear un Consejo de Estado que sirva como gobierno de transición, que celebre elecciones presidenciales libres y justas”.- b) “Un nuevo Consejo Nacional Electoral, equilibrado e independiente, es también crítico, y una Corte Suprema independiente debe reemplazar a la actual”.- c) “unos medios de comunicación libres e independientes con el fin de la censura generalizada del régimen”. d) “que cada partido, incluido el del régimen, el PSUV, pueda competir en igualdad de condiciones en elecciones libres y justas”.- f) “Los militares desempeñarán un papel esencial en el cambio pacífico y en la configuración del futuro de Venezuela”.

La viabilidad de su implementación es la parte más neurálgica del planteamiento. La sola posibilidad de que haya el más mínimo atisbo de su consideración por parte del régimen parece impensable, ni siquiera con el inexplicable gancho de la paridad que por cierto no aparece mencionado en ninguna parte del marco de transición. Para ellos, ceder a esas condiciones, es una inaceptable capitulación en la que entregarían en bandeja de plata la cabeza de Maduro y sus secuaces. No lo van a hacer.

No hay hueso sano en el chavo-madurismo.  Es muy difícil que haya algún funcionario o ex funcionario que por acción u omisión no haya formado parte de alguna de las mafias que fueron y son verdaderos subsistemas de corrupción, represión, narcotráfico y terrorismo de ese macrosistema que es el régimen como organización criminal y que son los tumores cancerosos que están causando su metástasis.

De nuestro lado, el “solo no podemos” no debe llevarnos al extremo de plantear un gobierno paritario, que no proporcional, con quienes actuaron o se hicieron de la vista gorda de terribles delitos de tráfico de armas, violación de los derechos humanos, corrupción, extracción ilegal y tráfico de oro, contrabando de gasolina, robo al tesoro nacional, coimas, extorsión y secuestro, delitos electorales, usurpación, etc., que aunados con la incapacidad, chapucería y mediocridad ha generado la destrucción del país y sus instituciones.

Basta revisar la lista de diputados del régimen para darse una idea la dificultad de llevar adelante la propuesta en la AN. Son diputados electos, entre otros, integrantes de la bancada oficialista: Tania Diaz, Freddy Bernal, Darío Vivas, Fernando Soto Rojas, Jesús Montilla, Pedro Carreño, Julio Chávez, Ramón Lobo, Marleny Contreras de Cabello, Diosdado Cabello y  Blanca Eekhout. Hasta pudiera regresar para participar el diputado Adel el Zabayar, hoy en Siria combatiendo a favor de Bashar al Assad. ¿Permitirá el régimen la mutilación profiláctica de su bancada para integrar un gobierno de emergencia nacional y decidir la conformación de un Consejo de Estado?

Por otro lado, nos preguntamos si por no estar señalados como perpetradores de los delitos de narcotráfico y terrorismo, pudieran integrar ese Consejo de Estado Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez y Jorge Arreaza, entre otros. ¿Querrán ellos, queremos nosotros? ¿Estarán los militares en ese Consejo de Estado y quiénes serían?

La última interrogante, simple pero necesaria, es ¿con quién nos vamos a entender?