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Con Nicolás o con Diosdado

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En el cielo, primero yo que mi padre. Bajo esta premisa popular se debaten los chavistas que ocupan los altos mandos del partido oficialista, una vez que llegó lo que tanto temían: la hora de las definiciones internas. O están del lado de Nicolás Maduro o del lado de Diosdado Cabello. Con ambos no se puede. El tiempo apremia y todos quieren salvar su pellejo.

A menos que surja una tercera y peligrosa vía alterna al proceso de negociación que se desarrolla en Barbados, todo apunta a que habrán elecciones el primer trimestre del próximo año, las cuales abarcarían presidenciales y adelanto de las legislativas, con la condición de eliminar la asamblea nacional constituyente. Este paso podría materializarse en septiembre cuando la Asamblea Nacional regrese del receso legislativo.

Si la ANC cesa en sus funciones, Diosdado Cabello se quedaría sin un importantísimo bastión de control gubernamental y político, relegándolo a ser solo el primer vicepresidente del PSUV. A la par de esto, su supervivencia política pendería de un hilo por cuanto todo el poder rojo se concentraría en torno a quien fuera postulado como candidato presidencial, lo que sellaría, aún más, su inminente salida del Parlamento.

Por su parte, si bien Nicolás Maduro no la tiene fácil, por lo menos cuenta con una especie de salvavidas que le han lanzado el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea, pero con fecha de vencimiento. Elliott Abrams, encargado de Estados Unidos para el tema Venezuela, marcó la ruta clara en una reciente entrevista que ofreciera a un periódico español: elecciones libres sin Maduro en el poder, gobierno amplio de transición y la posibilidad de aplicar mecanismos para eliminar las sanciones a quienes cooperen en la restitución de la democracia en Venezuela. Todo esto traducido al español sería la depuración del Consejo Nacional Electoral para poder ir a unas elecciones transparentes, un gobierno de transición conformado irremediablemente por chavistas y opositores y el ofrecimiento al hijo de Chávez y a su familia la posibilidad de pasar a retiro en un lugar tranquilo con el reintegro de un porcentaje de los bienes que les fueron incautados. Estas prebendas no incluyen a Cabello, por eso todos los días este intenta patear la mesa de negociaciones, hasta ahora, sin anotarse puntos a favor.

La ganancia para el PSUV y la mayoría de sus dirigentes sería mantener al partido con vida. Si bien para el proceso electoral que se realizaría en el primer trimestre de 2020 sus resultados serían catastróficos, pasarían a ser la oposición a un gobierno de coalición que deberá demostrar de qué está hecho y sortear cualquier arrebato de protagonismo individual que ponga en jaque la unidad política que se ha construido hasta el momento.

El plazo que han dado los gringos a Maduro se acaba. Las negociaciones tuteladas por el gobierno de Noruega son la última carta pacífica para salir de la crisis política nacional. Las presiones provenientes de todos lados se intensifican. Incluso, quienes en otrora se identificaban orgullosamente con el gobierno chavista, como la alta comisionada de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y el ex presidente de Uruguay José “Pepe” Mujica ya se sumaron a la lista de más de 50 países que lo catalogan abiertamente de dictador. Hoy, el cerdo Napoleón de Rebelión en la Granja de George Orwell se reedita en Venezuela. La diferencia es que “nuestro líder, camarada Napoleón”, pareciera tener el tiempo contado.

Twitter: @gladyssocorro
Blog: gsocorro.wordpress.com

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