“Si logramos que una sola generación de españoles crezca libre, ya nadie podrá arrebatarnos la libertad” son las palabras del maestro en el inolvidable filme español La lengua de las mariposas.
Hoy el régimen arremete contra la libertad de una generación, con todo cinismo anuncia la intención de cometer el insólito fraude de convertir en maestros a un variopinto conjunto de personas, de espaldas totalmente a la idea de enseñar, carentes en casi su totalidad de formación y orientación vocacional. Consumar este acto significa robar la oportunidad de educarse a los escolares que por desgracia caigan en sus manos.
El régimen pretende graduar en 450 horas, 20 días de cursos y talleres, a sustitutos de profesionales de la docencia formados en universidades y en pedagógicos universitarios. Docentes chimbos, como denuncia el tenaz dirigente sindical Froilán Barrios. El único requisito exigido es ser militantes del Frente Francisco de Miranda, ser parte de la Chamba Juvenil, Hogares de la Patria, militar en el PSUV o ser tropa miliciana. En estos programas la exigencia es la obediencia, la subordinación ideológica e infelizmente, estar sometido a la dictadura de las necesidades básicas. En las antípodas del modelo finlandés cuya clave es: Padres, Alumnos y Estado respeten al Maestro.
Es el sentimiento que nos embarga cuando nos topamos con las brigadas de la Chamba juvenil integradas por jóvenes y adolescentes, realizando tareas que no requieren ninguna preparación, ni comportan ningún tipo de aprendizaje, sin maestros. Jóvenes que en lugar de estar en aulas con maestros de verdad, en laboratorios, talleres, en escuelas técnicas que les provean los conocimientos y las destrezas para su futuro desempeño, se ven sometidos por hambre a tareas irrelevantes para el momento de sus vidas.
Implantar un programa como Chamba Juvenil ha sido la demostración más clara del fracaso del régimen, incapaz de brindar oportunidades a los jóvenes de lograr capacidades, aprender, fortalecer valores, desempeñar algún oficio que sea la clave de su desarrollo personal. La verdadera chamba juvenil es educarse, aprender, desarrollar habilidades básicas para escoger el buen camino de su progreso individual.
Ahora se pretende extender el fracaso, no solo negar oportunidades para el desarrollo personal representada en esta cruel burla de la Chamba Juvenil, sino además cometer un crimen aun peor, convertirlos en falsos maestros, imponer la obligación de educar a quienes están urgidos de ella. Puedo imaginar los resultados de cualquier evaluación de estos candidatos a maestros, su manejo del idioma, las habilidades matemáticas, la capacidad de análisis de estos futuros docentes, sus valores, obligados a desempeñar una responsabilidad alejada totalmente de sus posibilidades.
Preguntemos: ¿cuál puede ser el resultado de esta innoble iniciativa de empujar al abismo las oportunidades de educación de miles de niños y adolescentes? y ¿cuáles serían las consecuencias morales para aquellos que se vean obligados a engañar y mentir participando en este miserable tarea? A un gobierno que destruye la posibilidad de alimentarse, el acceso a la salud y la educación no le queda más que aceptar su derrota total. Los 200.000 docentes que han emigrado lo han hecho por hambre, imposible vivir con 3 dólares al mes. Nadie, ningún régimen ha podido mantenerse gobernando indefinidamente sobre cadáveres, masas famélicas e ignorantes, por muchas armas que los respalden
Con el programa Chamba Juvenil y la pretendida conversión de estos jóvenes en sustitutos de maestros, se están metiendo con nuestros hijos, con los que han sido engañados con falsas promesas laborales y con los niños y adolescentes que serán expuestos a una formación deficiente e ideologizada por parte de jóvenes que requieren estar inmersos en procesos educativos.
Esta intención de convertir en maestros a personas sin ninguna formación se constituye en un doble robo a la sociedad, a las familias por el engaño que significa entregar la invalorable batuta de maestro a personas sin ninguna capacidad y por la pérdida de oportunidad de ser guiados por verdaderos docentes que sufrirían los alumnos-víctimas de este tramposo proceso.
Hasta ahora nos ha sido muy difícil unirnos para encontrar el camino que permita terminar la usurpación del régimen criminal, pero ante la intención de pervertir la educación de nuestros niños y jóvenes estamos en la obligación de reaccionar. Cuando se meten con un niño, cualquiera sea, se están metiendo con todos nuestros niños y están además envileciendo y desmoralizando aquellos que se presten a participar en tal vil engaño.
Como decía Andrés Eloy: “Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos de la tierra, al hijo de la casa y al de la calle entera…”.
Hoy vale más que nunca nuestra lucha: Con mis hijos no te metas, se trata de todos los niños y jóvenes de Venezuela.