OPINIÓN

¡Con Maduro no hay futuro!

por Marcos Hernández López Marcos Hernández López

La naturaleza de la crisis política, económica y social convoca cualquier escenario electoral, no se puede descartar con garantía del voto y elecciones competitivas: comicios generales. En el país se observa el agotamiento de su clase política /dirigentes. El ciudadano en  65,4% se identifica más con un escenario de cambio del gobierno central, a través de la vía democrática y constitucional, es una opción para resolver la problemática política inmediata, frente a un discurso ideológico trasnochado, sin visión de futuro, deslizándose en lo aburrido y repetitivos que encuentran rechazo casi unánime por parte de 85%, es decir, la mayoría de los venezolanos. La situación del país está conectada a una crisis económica en ascenso y por ahora indetenible, como consecuencia de un modelo económico reconfigurado sobre la base de un incomprensible capitalismo, articulado en su dinámica a la ingobernabilidad y la corrupción, teniendo como consecuencia inevitable el fracaso en lo económico y social.

La realidad concreta arroja números de desesperanza ante un escenario de elecciones presidenciales, con el actual jefe del Estado como un posible candidato a la reelección. La lógica apuntaría a que Maduro ya no es la persona que puede asegurar una reelección del continuismo del proyecto del chavismo /madurismo. La población percibe la necesidad de un cambio de figura central. Para nadie es un secreto que existe un agotamiento de parte de un gobierno de naturaleza dictatorial, se revela la falta de una alternancia en el poder central.

Nicolás pareciera que está en un callejón sin salida, solo le quedaría la fórmula de una megaelección con alcaldes, gobernadores y candidatos presidenciales; habría un escenario complejo con posibilidades de una reelección de Nicolás Maduro en el poder. De presentarse el actual mandatario nacional solo en una contienda electoral se expondría sin duda alguna a un plebiscito, se enfrentaría a un contexto radicalmente perdido.

Además, los compromisos que tiene a lo interno Maduro por diversos intereses endógenos y exógenos, han derivado en una profunda complejidad política. No obstante, la crisis económica acelerara el proceso de la descomposición social, la caída en la anomia, las protestas, saqueos y lo delincuencial que sirve de justificación para activar el dispositivo de represión y criminalización en la población.

Caracterizando nuestra crisis de gobernabilidad democrática se revela que tiene muchos entramados y potenciados por la ausencia de decisiones de las instituciones para solucionar democráticamente los conflictos localizados y que ponen en evidencia las tensiones existentes entre los requisitos de la democracia y los de la gobernabilidad.

En su laberinto, el primer mandatario nacional sigue gravitando nacional e internacionalmente en busca de oxígeno a través del diálogo o diálogos inducidos, lobby, renunciando a ver el “bosque” de la crisis económica y política que transita el país… lo grave es que el futuro Venezuela está abstracto, Maduro prefiere seguir siendo interpelado negativamente por el pueblo, no se inmuta, mantiene la antipostura democrática en vez de hacer una comprensión final, objetiva de la naturaleza de la magnitud de la crisis que hace urgente elecciones generales, como alternativa inmediata para refundar el país… Venezuela tiene que salir de este abismo… cada minuto, hora, día, mes, cuenta en las reconfiguraciones y posturas que pueda tomar un pueblo abrumado por una situación política y económica que perturba su paz y equilibrio emocional.

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