“Y Venezuela, en estos tiempos, precisa de una fuerza interior que brote de este reconocimiento íntimo de que, si sufrimos en común, solo saldremos adelante en común.”. Ofelia Avella. “Caminando juntos”. El Nacional, 07/03/2021.
Se hace sentir una protesta estudiantil en la Universidad Central de Venezuela, en medio de la pandemia, con una solicitud que destaca entre otras: el reinicio de clases, después de un año sin actividades. Se llevó a cabo el pasado 3 de marzo, en momentos en los cuales se celebraba una sesión ordinaria del máximo organismo de dirección. Lamentablemente no fue atendida. Voces polémicas se escucharon a propósito de esa petición, entre ellas, la de sectores que la condenaron con bastante dureza.
Sin duda, una protesta legítima, por encima de todo. Además, merecedora de nuestro respeto y comprensión. Por el tiempo perdido de nuestros estudiantes. Por las tantas incertidumbres que han vivido y siguen viviendo. Por la indolencia e indiferencia de quienes tienen la responsabilidad de ofrecer alternativas de respuesta a la dramática situación que padecemos los universitarios y los venezolanos en general.
Tienen razón, no obstante, los que arguyen que el derecho a la educación, que subyace en el reclamo estudiantil, no debe invocarse de una manera tal que lesione o desconozca los legítimos derechos de los demás actores de la universidad. Así como no ha de ser soslayado o menoscabado ese derecho fundamental, cuando son reivindicados y atendidos los que corresponden a los profesores y al resto del personal universitario.
Esa exigencia debe articularse, eso sí, en una agenda unitaria de lucha, con las de otros protagonistas de la vida universitaria. Con las del profesorado. Con las propias de los empleados y obreros. En fin, con todas las voces que reivindican la urgencia de rescatar a la institución del doloroso estado en el que se encuentra hoy.
En lugar de descalificarnos mutuamente, de estigmatizar a una u otra de esas demandas, es preciso galvanizar y vertebrar las mismas en un plan o en un proyecto en común, con un sentido de mayor profundidad, antes de ponernos a pelear entre sí para fracturarnos y debilitarnos más. Recurrir al diálogo para mancomunar esfuerzos es lo más sensato y aconsejable. Es lo que debe procurarse con la mayor premura.
Más aún en las actuales circunstancias, cuando es imprescindible fortalecernos para enfrentar a un régimen que ha decidido abiertamente, sin escrúpulo alguno, acelerar la toma del control total de nuestras instituciones universitarias. Como se evidencia, por ejemplo, con la decisión absolutamente arbitraria y antiautonómica del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria de pagar los sueldos y salarios del personal universitario mediante una plataforma como la de “Patria”, cuya naturaleza y propósitos políticos e ideológicos es del conocimiento público. También con lo que se pretende, por un lado, con la Ley de Educación Universitaria en proceso de elaboración por la ilegítima Asamblea Nacional, y con el SESA del CNU, por el otro.
El desafío que tenemos por delante, entonces, es bastante grande y complejo. En este contexto, cabe preguntarse: ¿quiénes tomarán la iniciativa de impulsar y gestionar esos acuerdos necesarios y urgentes que necesitamos? Es de esperar que sea asumida por quienes sientan un verdadero dolor por la tragedia que hoy vivimos en nuestra universidad. ¿Las autoridades rectorales? ¿El Consejo Universitario? ¿Las autoridades decanales? ¿Los Consejos de Facultad? ¿Los Consejos de Escuela? ¿Los diferentes gremios? ¿Los que somos parte de una invisible ciudadanía ucevista que hoy está llamada a tomar forma, organizarse y manifestarse con contundencia?
Ojalá podamos traducir fructíferamente ese dolor en acciones en común que propicien el pronto rescate de nuestra casa de estudios. No dejemos de apostar de manera activa por tal propósito, más allá de los discursos de uno u otro sector en particular y de ese “sálvese quien pueda como pueda” en el que lamentablemente ahora nos encontramos.
Como dice la Apucv, en su boletín N° 1137: “…el país y nuestras universidades exigen de cada uno de sus integrantes hacer el mayor esfuerzo por concentrar todas las luchas en un solo grito y manifestación de rechazo a los intentos del gobierno por arrasar con el patrimonio crítico que nos caracteriza y avanzar hacia la consolidación de un movimiento social que incorpore a todos los sectores que hoy día padecemos los efectos destructivos de un gobierno indolente al sufrimiento de su pueblo”.
@eleazarnarvaez
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