Desde hace casi un año Israel se encuentra bajo ataque de grupos terroristas por siete frentes. No hay tregua para su población, sometida al constante sonido de las alarmas y al ruido de los misiles que estallan por doquier, que los obligan a pasar mucho tiempo en refugios.
Todas las franquicias del terrorismo se han unido en una guerra que da dividendos a unos cuantos. La mano de Irán está detrás de todo, hay muchos intereses de por medio y miles de millones de dólares bailando de unas manos a otras, a través de las ONG. Naciones Unidas ha quedado al descubierto con su oficina de la URNWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina), por su soporte al terrorismo de Hamás.
Mientras esto ocurre, en la septuagésima octava Asamblea de las Naciones Unidas vemos a una serie de mandatarios que reclaman a Israel por ejercer su legítima defensa, no hay tantas voces que señalen a los terroristas como culpables de todo lo que pasa en Oriente Medio; por el contrario, el silencio representa protección y complicidad intrínseca, es vergonzoso.
Precisamente, los mandatarios que se atreven a decir la verdad no son los que están a distancia de los misiles de largo alcance de Irán.
Irán tiene cómo llegar a ciudades europeas, pero algunos creen que eso es una hipótesis no posible, ¡qué ceguera!
Irán se ha dado el tupé de amenazar al expresidente Trump y de poner de cabeza al servicio secreto. Los norteamericanos se olvidan de lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001, cuando el mismo terrorismo que ataca a Israel causó un daño enorme en el corazón de Estados Unidos, qué poca memoria.
Recientemente Israel dio baja a uno de los terroristas más buscados por Estados Unidos, por el cual ofrecían una recompensa de varios millones de dólares: Ibrahim Aqil, una escoria que estuvo involucrado directamente como autor intelectual y material de los ataques ocurridos en el Líbano el 23 de octubre de 1983, en el que fueron asesinados 241 soldados estadounidenses y 58 militares franceses. Nadie ha salido a dar las gracias por lo que hizo Israel, qué triste debe de ser para los deudos de estos nobles soldados del honorable ejército norteamericano.
Pareciera que hay un mundo anestesiado mirando de lado, inmiscuidos en un día a día en el que las banalidades de las redes sociales les distraen.
Se le pide a Israel que frene una guerra que no ha provocado, pero a los grupos terroristas se les trata con guantes de seda. Este nuevo alto el fuego suena parecido al de hace unos meses, cuando se le solicitaba a Israel no entrar a Rafah, ciudad en la que se consiguieron miles de kilómetros de túneles donde los egipcios hacían su agosto dando soporte a los terroristas y refugio a los cabecillas de Hamás.
Bravo por Netanyahu, “negociamos pero sin un alto el fuego; mientras tanto, ellos son los que deben de dejar de lanzar misiles”.
¡Mundo cómplice despierta estos van a por todos!
X: @davidbittano
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