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¿Cómo Venezuela ha servido de ejemplo para EE UU y otras naciones en la construcción de un nuevo socialismo?

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Para dominar sin resistencia una nación basta con suprimir sus libertades económicas, con el Estado manejando las riquezas de los ciudadanos no hay resistencia que valga en el momento en que intenten aplastarte.

Socialismo no es solo cuando el tirano de turno expropia empresas supuestamente en nombre del “bien común”, tampoco cuando gritan los miembros del partido de gobierno que hay que quitarle al rico para “darle al pobre”; el socialismo en la actualidad es todo esfuerzo por parte del Estado para intervenir en la actividad privada con el propósito de manipular y manejar los recursos de una nación a su antojo para “redistribuir” las riquezas.

El socialismo como todo virus mortal está siempre en constante evolución para lograr sus objetivos: introducirse en el cuerpo receptor, destrozar sus defensas y asesinar al portador. La ideología marxista ha ido variando desde su concepción inicial para ir sobreviviendo al avance del tiempo, y en ese sentido, a pesar de los anticuerpos generados contra las mentiras que emanan de sus promotores, el virus ha logrado recomponerse una y otra vez para mutar y ser cada vez más eficiente en su fin destructivo.

Los históricos postulados de Marx, ese en los cuales el Estado debía apoderarse de los medios de producción para lograr la utópica sociedad perfecta e igualitaria se han torcido, puesto que los constantes fracasos le han exigido innovación para poder sostenerse en pie; hoy el marxista tradicional no pide abierta y directamente que el Estado posea todos los medios de producción, ahora hace algo más efectivo, se adhiere a los principios económicos del fascismo y el nacional socialismo según los cuales los medios de producción deben es servir al Estado, ya no sería necesario poseerlos.

La razón detrás de este cambio de perspectiva se explica leyendo un par de libros de historia que no estén contaminados o manipulados por la academia izquierdista; las hambrunas desatadas en los paraísos comunistas y los cientos de millones de muertos producidos por los Estados colectivistas fueron los impulsores de las nuevas premisas; con tributaciones elevadas y altas regulaciones los gobiernos tienen la facultad de seguir controlando el poder económico de las naciones, maniatar las libertades individuales, y tener empresas más eficientes que aquellas controladas exclusivamente por políticos; por todo esto es necesario explicar cómo actúa el nuevo socialismo y cuáles son sus fines.

Los impuestos y regulaciones como mecanismo de control

Volvamos al asunto que nos compete, los impuestos y las regulaciones. Erróneamente se sigue creyendo en muchas partes del mundo que socialismo es solo cuando el tirano de turno grita: “exprópiese”, y nada más erróneo que esto. De hecho, hoy en día son pocos los sistemas colectivistas que abogan abiertamente por expropiaciones e incluso nacionalizaciones, por lo general en la actualidad los gobiernos de izquierda utilizan los dos elementos mencionados anteriormente para subyugar el poder empresarial a los designios del Estado.

¿Por qué? Bueno, para nadie es un secreto que las empresas públicas son un completo desastre, cuando no hay incentivos para mejorar la producción o efectividad de un grupo de trabajo, y las pérdidas no preocupan a nadie, los resultados pasan a un segundo plano, por ello se produce el avance hacia no poseer los medios de producción, pero sí dominarlos.

Más allá de los famosos “exprópiese” de Hugo Chávez en Venezuela y la absoluta ineficiencia con la que se manejó Pdvsa —la empresa estatal de petróleo venezolano—, otros de los grandes causantes de la catástrofe económica en el país fueron las regulaciones que impusieron en el sector privado, y de esto poco se habla dentro y fuera del país.

Por ejemplo, el chavismo modificó las leyes laborales y creó un sistema legal que prácticamente imposibilitaba al patrono de despedir a un empleado sin importar las faltas que hubiese cometido; todo el andamiaje legal estaba constituido para “defender” al trabajador y dejaba al empresario en una situación de vulnerabilidad pues no tenía forma de exigir mayor productividad al empleado, no podía despedirlo, y tampoco podía cambiar fichas que no estuviesen rindiendo; esto, más allá de las expropiaciones y la corrupción, fue otra cruz sobre la economía y la productividad en el país.

Los sindicatos en Venezuela también generaron grandes perjuicios al aparato productivo, protegidos por el Estado, se hizo obligatorio en la industria de la construcción meter en toda obra un porcentaje de empleados sindicados, de lo contrario no se podía trabajar. Estos empleados sindicados no podían ser despedidos tampoco, pues de lo contrario la obra no avanzaba; entonces los inversionistas y patronos se veían obligados a mantener a estas personas dentro de las obras, pagándoles sueldos elevados y en muchas ocasiones sin trabajar, mientras que además pagaban a los otros obreros que eran quienes realmente sacaban el proyecto adelante. Bajo esas condiciones ejecutar proyectos eficientes y rentables es misión imposible.

El estatismo siempre perjudica la actividad privada y destruye los derechos individuales

Lo recién mencionado sobre Venezuela son tan solo un par de ejemplos concretos de miles de cosas que los socialistas hicieron “bien” para lograr destruir y dominar el país. Pero este no es solo un fenómeno venezolano, en la actualidad muchos países en el mundo como Argentina, España e incluso Estados Unidos han puesto en práctica impuestos y regulaciones que imposibilitan el crecimiento económico y promueven la dependencia absoluta de los ciudadanos a favor del Estado.

Las tasas de tributación en Argentina están diseñadas para hambrear a la población, por absurdo e irreal que parezca, de cada 100 dólares que gana un empresario argentino le debe pagar 106 al Estado, esto destruye el aparato productivo privado, desincentiva la inversión, y también arrasa con todas las fuentes posibles de empleo. ¿Cuál alternativa les queda entonces a los argentinos? Sencillo, igual que en Venezuela, depender de las dádivas del Estado.

La nueva administración demócrata en Estados Unidos desea aumentar dramáticamente los impuestos en el país, mientras que a la par se encuentra imprimiendo toneladas de dinero como si se tratara de billetes de monopolio. Esto ha generado una ola inflacionaria en el país que no se veía desde hace más de 40 años; con esto, los ciudadanos americanos están perdiendo el valor de su dinero y ahorros, pero lo que es más preocupante es que una gran mayoría lo aplaude, porque evidentemente no tienen comprensión de lo que está ocurriendo.

Es importante internalizar y comprender la evolución del socialismo para luchar contra sus promotores totalitarios de una forma más eficiente; la “redistribución de la riqueza” o el entorpecimiento de la productividad privada tiene muchas variantes, no solo las expropiaciones deterioran la economía, también los grandes impuestos, las regulaciones, y la enorme burocracia daña enormemente a las naciones con el propósito de someter a los ciudadanos.

El socialismo moderno tiene muchas máscaras, formas, mentiras y narrativas preestablecidas para penetrar en las naciones y destruirlas, yo lo invito a informarse para combatirlo de forma eficiente y preservar, no solo nuestras libertades individuales, sino también nuestras vidas.

@EmmaRincon

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