OPINIÓN

¿Cómo va el hidrógeno?

por Boris Santos Gómez Úzqueda Boris Santos Gómez Úzqueda

Foto Producción de hidrógeno verde. Fuente: Google.

Anualmente hay avances significativos en la nueva industria del hidrógeno verde (generado a partir de la electrólisis del agua) con electricidad vía renovable.

En anteriores entregas hemos delimitado y señalado los alcances de este nuevo paradigma de la industria de la energía que definitivamente va a contribuir a revolucionar la economía.

El hidrógeno verde debe ser necesariamente producido con energías renovables (solar y eólica). También, sin embargo, puede extraerse del carbón (sería, entonces, un hidrógeno que se denomina negro) o del gas natural (se denomina gris) pero a costos ambientales que no sería eficiente su propósito de reducir GEI gases de efecto invernadero.

En 2020, la Unión Europea presentó su “Estrategia de hidrógeno para una Europa climáticamente neutra”, para estimular, impulsar y promover el uso del hidrógeno verde para 2050.

Europa se puso la meta muy elevada: quiere que 12% de la energía consumida proceda en 2050 de hidrógeno verde, meta que no sabemos si se podrá lograr considerando la reciente, dada la necesidad de reducir esos GEI, incluso se reclasificó la energía generada desde nuclear y gas natural como “verde” para, con algunas modificaciones tecnológicas y legales, ayudar a cumplir metas de descarbonización en tanto se robustece la industria de renovables y da paso a la de hidrógeno.

De todas formas y para seguir empujando la inversión privada y pública en el hidrógeno, podría ser un estímulo desarrollar tecnología para que aviones y barcos sean motivos en base a hidrógeno (actualmente éste tipo de transporte es altamente consumidor de fósiles).

En todo caso el hidrógeno, en su momento, será la nueva moneda de cambio en la transición energética que empujará a una transición económica, de papel a digital.

Hay una euforia por reducir a cero las emisiones de GEI, en el marco del Acuerdo de París, y la herramienta del hidrógeno cae “anillo al dedo”, siempre y cuando hayan una serie de estímulos legales, financieros y tecnológicos para que esa herramienta se ponga en práctica.

Naturalmente, pese a los esfuerzos de Estados Unidos y de Japón, en consolidar una industria del hidrógeno, no vemos millones de vehículos circulando en las calles con celdas de hidrógeno. Por ello insistimos en que hace falta más tecnología para perfeccionar la industria del hidrógeno que, positivamente hablando, aún está dando los pasos necesarios para consolidar la industria. Se estima que el precio del hidrógeno verde podría reducirse hasta los 2 euros el kilogramo antes del año 2030, siendo ya competitivo frente a los precios actuales del gas natural tanto para uso industrial como doméstico (fuente: Javier Brey, presidente de Asociación Española de Hidrógeno).

Deben resolverse primero elementos financieros como su costo de producción, costo de transporte y tecnología de almacenamiento, para hacerlo más comerciable.

Hasta las gigantescas españolas Endesa, Iberdrola y Repsol está en la busca de soluciones de energía barata para los europeos, apostando al hidrógeno verde.

En toda Europa se usan (a 2021) cerca de 7 millones de toneladas anuales de hidrógeno. El caso español podría ser significativo: su ministerio de Transición pretende que para antes de 2030 tengan una potencia instalada de entre 4 GW (gigavatios) para procesos de electrólisis.

Seguimos expectantes al desarrollo tecnológico y afinamiento financiero de los costos, entonces.

Foto producción de Hidrógeno verde, fuente: Google.