La amenaza de las armas nucleares nunca desapareció. Pero la invasión de Ucrania por parte de Rusia la vuelve a hacer visible. Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció su invasión de Ucrania el 24 de febrero, también hizo una amenaza más nebulosa: “No importa quién intente interponerse en nuestro camino o… crear amenazas para nuestro país y nuestra gente, deben saber que Rusia responderá inmediatamente, y las consecuencias serán como nunca las han visto en toda la historia”.
Otra parte de su discurso pareció aclarar su significado: “La Rusia de hoy sigue siendo uno de los Estados nucleares más poderosos”. Como justificación de la invasión, el mandatario ruso también hizo afirmaciones infundadas de que Ucrania estaba en camino de construir su propio arsenal nuclear, cuestión de la cual no hay evidencia en absoluto.
El 27 de febrero, Putin fue un paso más allá, ordenando a las fuerzas nucleares de su país un “régimen especial de servicio de combate” y culpando a las “sanciones ilegales” y las “declaraciones agresivas” de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Jen Psaki, secretaria de Prensa de la Casa Blanca de Biden, respondió rápidamente. “En ningún momento Rusia ha estado bajo la amenaza de la OTAN”, dijo en el programa This Week de ABC. “Tenemos la capacidad de defendernos”.
La invasión rusa se ha basado completamente en armas convencionales (tanques que traquetean por las carreteras, bombarderos que sobrevuelan, barcos que atracan en la ciudad portuaria de Odesa) pero, en ausencia de una escalada impactante, es probable que eso no cambie.
Aun así, los comentarios de Putin fueron un claro recordatorio de que las armas nucleares no son solo los fantasmas de una época pasada, sino que siguen siendo una parte clave del orden de seguridad que surgió después del final de la Segunda Guerra Mundial. Según datos de la Organización de Energía Atómica, Rusia tiene unas 6.000 armas nucleares y Estados Unidos unas 5.500. Cualquiera de los 2 arsenales nucleares es lo suficientemente grande como para matar a miles de millones de personas, pero también para disuadir un ataque.
En las últimas décadas, el llamado orden nuclear se ha mantenido bastante estable. Los otros siete países que se sabe que tienen armas nucleares poseen arsenales mucho más pequeños. La mayoría de los países del mundo han firmado el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares, que limita el desarrollo de armas atómicas.
¿Qué tan preocupados deberíamos estar por la amenaza de las armas nucleares en este momento?
En el momento inmediato cuando Rusia invadió Ucrania, la racionalidad y sensatez nos hizo penar que un ataque nuclear es poco probable pero este hecho sigue siendo motivo de preocupación, dado que la invasión introdujo la operación militar más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. La OTAN aumentó sus niveles de preparación para “todas las contingencias” en respuesta al discurso de Putin, y con una mayor acumulación militar viene una mayor incertidumbre. Esa es la “niebla de la guerra”, por parafrasear a Robert McNamara, ya que de eso pueden surgir giros y vueltas que te llevan por un camino que no podías predecir hace una semana. No hay nada en la doctrina nuclear pública declarada de Rusia que justifique este tipo de anuncios y declaraciones. Putin ahora ha dado otro paso más que escala innecesariamente la situación a lo que parece ser una amenaza nuclear directa.
En lo particular creemos que prácticamente no hay posibilidad de que se utilicen armas nucleares en la situación de Ucrania, y la razón principal es que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han dejado claro que no enviarán tropas a Ucrania ni desean enfrentarse militarmente a Rusia. Sin la amenaza de una intervención militar, Putin tiene pocas razones para usar sus armas nucleares, especialmente porque a pesar de los reveses, Rusia tiene una asombrosa ventaja numérica sobre el ejército ucraniano. Nadie fuera del círculo íntimo de Putin sabe con certeza por qué Putin tomó esta medida, y como estudiosos en el tema ruso y la personalidad de su líder suponemos, y es solo eso, es que pretende ser una señal más para disuadir a cualquiera en Occidente de siquiera pensar en intervenir militarmente para ayudar a Ucrania.
Nuestra hipótesis es que el verdadero objetivo de Putin es “tragarse a Ucrania” y restaurar el poder histórico de la Rusia imperial. Su objetivo no es llevar al mundo a una guerra nuclear. La escalada de Putin la consideramos como una reacción a la ola de presiones y sanciones internacionales; sentimos que esto sugiere que Rusia está siendo empujada por las severas sanciones y la unidad de Europa. Por supuesto, esperamos que Putin siga siendo un actor racional, recordando que la guerra nuclear no servirá a sus objetivos.
¿Cómo es el arsenal nuclear de Rusia? ¿Cómo se compara con otros en el mundo?
Las aproximadamente 6.000 ojivas nucleares de Rusia lo convierten en el país con el arsenal nuclear más grande. Cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, la mayoría de esas ojivas estaban en reservas, con solo unas 1.600 desplegadas como armas terrestres, marítimas y aéreas, como misiles en silos o bombas lanzadas por aviones. (Cuando la Unión Soviética se desmoronó al final de la Guerra Fría, quedaron armas nucleares en suelo ucraniano, pero Ucrania las devolvió formalmente a Rusia en 1994).
Los países que se sabe que tienen armas nucleares son Rusia, Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte. Eso incluye a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que han estado trabajando para modernizar sus armas nucleares durante las últimas décadas, y tres miembros que de ellos que son parte de la OTAN. El número total de armas se ha reducido en 80% desde el final de la Guerra Fría, de un estimado de 70.300 en 1986 a 12.700 a principios de 2022. Eso sigue siendo una enorme cantidad de armas nucleares. Ha habido mucha discusión sobre si eso significa que Rusia tiene una especie de postura nuclear de gatillo fácil. Es difícil precisar si se les pidiera a los funcionarios rusos que se sentaran alrededor de una mesa y consideraran por completo cuántas armas nucleares tácticas se necesitan, basándose puramente en razones estratégicas reales; sospechamos que ese número se reduciría rápidamente a mucho menos de lo que es hoy.
¿Putin tiene una razón para considerar el uso de armas nucleares?
Desde un punto de vista estratégico, no hay razón para que Rusia use armas nucleares. Pero tampoco es menos cierto que el propio Putin es la mayor fuente de incertidumbre. El elemento de emoción e ira que se deslizó en las declaraciones de Putin en particular es sorprendente; normalmente asociamos el estilo diplomático de Rusia con una forma lacónica, casi sarcástica.
Pero una guerra nuclear socavaría cualquier victoria que Putin pueda reclamar en Ucrania, lo que probablemente serviría para alienar no solo a Occidente sino también a aliados potenciales como China. Pekín estará cada vez más alarmada por el comportamiento de Putin y probablemente lo instará a restaurar el orden mundial de comercio e inversión global del que depende la prosperidad del gigante asiático. Una guerra nuclear es la peor pesadilla de China.
Vale la pena recordar que Putin a menudo hace alusiones al arsenal nuclear de Rusia como muestra de fuerza. En 2015, dijo en un documental de la televisión estatal rusa que había considerado poner en alerta a las fuerzas nucleares rusas durante la anexión rusa de Crimea un año antes. Esto podría ser una señal de que la retórica nuclear de Putin es más “ladrar que morder”; vive en una burbuja muy pequeña y últimamente se ha mostrado profundamente paranoico como se ha visto con el tema del covid.
¿Es suficiente el miedo a una guerra nuclear para que los países dejen de usar armas nucleares?
El hecho físico del poder destructivo de un arma nuclear crea absolutamente miedo. La disuasión nuclear, la idea de que un país no se atrevería a atacar a otro por temor a un ataque nuclear, fue la principal política de seguridad del período de la Guerra Fría, y esta sigue muy viva en la actualidad. Así vemos que la amenaza de las armas nucleares es la razón por la que Estados Unidos no enviará tropas a Ucrania.
Pero la disuasión nuclear claramente no terminó con todas las guerras. La existencia de armas nucleares no ayudó en Vietnam, no ayudó en Irak, no ayudó en Afganistán; las armas nucleares no son útiles para la mayoría de los desafíos de seguridad y bienestar que enfrenta Estados Unidos o cualquier otra potencia nuclear. Desde la Guerra Fría, se ha aceptado ampliamente que la disuasión nuclear ayudaría a garantizar que las fronteras de Europa no se vean amenazadas. La crisis de Ucrania está arrojando algunas dudas sobre esa idea. La credibilidad de la disuasión no se ha probado durante décadas; todo el orden internacional es una especie de lanzamiento al aire. ¿El ataque a Ucrania va a ser el preludio de un ataque a, digamos, los estados bálticos que son aún más vulnerables, o Putin va a estar satisfecho?
La respuesta determinará cómo Estados Unidos y sus aliados de la OTAN deciden desplegar sus fuerzas, convencionales y nucleares, en todo el mundo. Estamos empezando a ver que las grandes potencias comienzan a entretenerse con la idea de escenarios de uso de armas nucleares tácticas limitadas, de una manera en la que no pasaban mucho tiempo pensando hace 10 años. Estos son los tipos de escenarios improbables que se han lanzado en los juegos de guerra como contingencias desde la Guerra Fría, y podrían implicar ataques contra objetivos militares aislados que están lejos de los centros de población, por ejemplo. La teoría es muy parecida a la de la Guerra Fría, simplemente tienes algunas armas nucleares más pequeñas que puedes hacer estallar aquí y allá, para obligar a un adversario a tomar una rampa de salida durante un conflicto.
¿Está el mundo haciendo un buen trabajo manteniendo las armas nucleares bajo control?
En su mayor parte, los esfuerzos globales para prevenir la propagación de armas nucleares, como el Tratado de No Proliferación, han tenido un éxito sorprendente. Pero estos esfuerzos necesitan atención y mantenimiento constantes. Globalmente, el orden nuclear está en muy mal estado, con. Corea del Norte continúa acumulando su arsenal nuclear, India y Pakistán parecen estar participando en una carrera armamentista para construir armas nucleares tácticas de corto alcance, y la hostilidad entre Estados Unidos, Rusia y China está aumentando.
La gente debería prestar atención, tienen que estar atentos para hacer que sus gobiernos rindan cuentas y asegurarse de que las políticas implementadas y la forma en que se implementan sean constructivas, que realmente conduzcan a mejorar la situación en lugar de empeorarla. Un acuerdo clave entre Estados Unidos y Rusia para limitar los misiles con armas nucleares, conocido como el Nuevo Tratado START, expirará en febrero de 2026, y las relaciones deterioradas entre Washington y Moscú harán que negociar una renovación sea mucho más difícil.
El enorme aumento de la hostilidad entre Estados Unidos y Rusia conducirá a mayores riesgos de conflicto y hará que sea más difícil trabajar con Rusia, ya sea trabajando para prevenir la propagación de armas nucleares a otros países o mejorando la seguridad de las armas, los materiales y las instalaciones nucleares propias, todo eso funciona mejor si Estados Unidos y Rusia trabajan juntos. Y no van a estar haciendo eso por algún tiempo por venir.
Hay signos prometedores para el restablecimiento del acuerdo nuclear con Irán, que afirmaría los principios del Tratado de No Proliferación. Es importante recordar que solo el 5 por ciento de los países del mundo tienen armas nucleares, todos los demás Estados se han comprometido a nunca desarrollar armas nucleares. Durante décadas, aproximadamente una de cada 10 bombillas estadounidenses fue alimentada con electricidad proveniente de uranio de ojivas rusas fuera de servicio, que se envió a plantas de energía nuclear estadounidenses, un recordatorio de que el mundo trabajó activamente en conjunto para convertir una herramienta de destrucción en una fuerza para el bien. Eso es notable, ya que nunca antes en la historia de la humanidad había sido cierto que el arma más poderosa disponible para nuestra especie fuera ampliamente abandonada.
@J__Benavides