Un día como hoy (24 de marzo) pero de 1941 comenzaba la contraofensiva en El Agueila del Afrika Korps del general Erwin Rommel en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Con ella nacía el mito en lo que puede ser su primer fundamento: el desobedecer las órdenes que le había dado el Alto Mando Alemán (Oberkommando der Wehrmacht, OKW) de no iniciar acciones hasta mediados de abril y mayo cuando finalizara el traslado de la 5° División ligera y la 15° División Panzer respectivamente, aunque la realidad es que a principios de marzo la 5° ya estaba completa (155 tanques ligeros). La idea de Adolf Hitler y su OKW era solo “bloquear” (Sperrverband) con la Operación Sonnenblume a la ofensiva británica (Operación Compass) evitando que los italianos fueran expulsados de Libia. No había planes para conquistar Egipto y el estratégico Canal de Suez, ni siquiera la Cirenaica que eran los objetivos iniciales de Rommel. El éxito fue tan inesperado que no hubo tiempo para el regaño.
¿Cómo logró en 19 días lo que les había costado 2 meses a los británicos? Rommel habla en sus Memorias que el Führer le mostró revistas británicas y estadounidenses que describían la “Operación Compass” (invasión de la Cirenaica italiana por parte de los británicos desde el 9 de diciembre de 1940 al 9 de febrero de 1941, analizada por nosotros en esta columna), y el zorro del desierto advierte “la magistral coordinación demostrada entre fuerzas de tierra acorazadas, aviación y marina” (p. 149). Este era el secreto que habían aprendido de los propios alemanes y que Rommel repetiría, siempre y cuando los pertrechos fueran enviados y lograran cruzar el Mediterráneo sin ser hundidos por la Royal Navy. También identifica numerosas debilidades que tenía el Ejército italiano tal como analiza en el “Capítulo V: Causas y efectos de la derrota de Graziani” en The Rommel Papers (1954). Y acusa a sir Archibald Wavell (jefe militar inglés de toda la región: desde Sudán hasta el Medio Oriente) de no ser audaz al afirmar:
Si Wavell hubiese continuado su avance hacia Tripolitania no habría tropezado con resistencia digna de este nombre (…), y al obrar de este modo el Eje disfrutó de una posibilidad para prepararse a reanudar la lucha. (…) Cuando un jefe ha ganado una victoria decisiva – la de Wavell lo era -, comete un error si queda satisfecho con un éxito estratégico de tan cortos alcances. Es este el momento de explotar la ventaja (pp. 145-146).
Al tener esta idea Rommel pensó que el Afrika Korps iba a llegar a tarde, pero el Western Desert Force tuvo que detenerse en El-Agheila y establecer defensas debido a que la mayor parte de sus soldados y armas fueron enviados a Grecia para intentar detener la invasión del Eje. Esto no lo sabían los alemanes, pero el zorro del desierto (de allí ese nombre) actuó de manera intuitiva. Pasó un mes –mientras esperaba el fin del traslado de las fuerzas necesarias– observando el territorio y a la actitud del enemigo tanto vía terrestre como aérea (por lo general en su Storch) y dedujo que no seguirían atacando. En todo caso llevó a cabo una treta en febrero: construyó panzers de mentira sobre Volkswagen para que el enemigo pensara que eran más fuertes. Para sir Winston Churchill: “El desfiladero de El-Agheila fue el meollo de la situación. Si el enemigo conseguía llegar hasta Agedabia, peligraba Bengasi y todo lo que quedaba al oeste de Tobruk” (La Segunda Guerra Mundial. Libro II. “Solos”, 1948-56, “capítulo XIX. “El flanco del desierto. Rommel. Tobruk”). El 24 de marzo los alemanes pasaron a la contraofensiva y tomaron el aeródromo, el fortín y los depósitos de agua del desfiladero. Los británicos se retiraron y en Agedabia combatieron pero prefirieron huir el primero de abril ante la superioridad del fuego. Desde el aire Rommel vio la retirada y dividió sus fuerzas para intentar atraparlos en la siguiente semana.
Al conocer la historia del rápido avance de Rommel es inevitable preguntarse: ¿por qué el Tercer Reich solo consideró bloquear a los británicos en el norte de África?, ¿por qué no explotó esta ventaja inicial?, ¿por qué no tenía un plan más ambicioso para este frente? La respuesta en parte la hemos ofrecido al analizar en una serie de artículos (publicados en esta columna del 21 de octubre al 4 de noviembre de 2020) la primera etapa de esta campaña, la cual le pertenece exclusivamente a los italianos. En este tiempo las acciones del ejército de Benito Mussolini fueron observadas por el general alemán Wilhelm Ritter von Thoma, quien hizo un reporte para Adolf Hitler. En el mismo recomendó el envío de 4 divisiones blindadas con las cuales se podría tomar Egipto pero con el control de las líneas de abastecimiento por el Mediterráneo (Basil Liddell Hart, 1948, “Chepter Twelve: Misfires in the Mediterranean”, The German Generals Talk). Mussolini solo aceptó la ayuda cuando fracasó en todos sus objetivos.
El 4 de noviembre Hitler decidió intervenir y en diciembre empezaron a llegar a Sicilia las primeras aeronaves (mayoritariamente Junkers 87 y 88, después llegarían Bf 109 que en total sumarían 300) del Fliegerkorps X bajo el comando del general Hans Geisler. En enero Malta recibió las primeras visitas que casi hunden el portaviones IIlustrious. Y en febrero de 1941 nacería el Afrika Korps con solo una división blindada inicialmente. En nuestra próxima entrega finalizaremos esta primera serie sobre la guerra en el desierto desde la perspectiva alemana.