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¿Cómo era la vida en la Europa ocupada por la Alemania nazi? (I)

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Un día como hoy (11 de noviembre) pero de hace 80 años la flota italiana reunida en el puerto de Tarento, donde se encontraban sus acorazados, fue atacada por los aviones Swordfish de la Royal Navy, tal como describimos en el artículo anterior de nuestra serie explicativa sobre el Frente Mediterráneo de la Segunda Guerra Mundial. Pero ese mismo día un grupo de estudiantes universitarios de la Sorbona protestaban contra la ocupación en el Arco del Triunfo de París, reunión que sería disuelta a tiros. Se dan simultáneamente dos eventos que mostraban que a pesar de las recientes victorias aliadas que lograban eliminar el control del Eje en el Mediterráneo, el Nuevo Orden nazi en Europa se iba consolidando con sus terribles consecuencias humanas. En este artículo y el siguiente analizaremos cómo era la vida en la Europa ocupada durante el período 1939-1940, mostrando el criterio general de este “orden” y haciendo las diferencias entre cuatro áreas: Alemania, Polonia, los países ocupados considerados arios, los judíos, el trabajo esclavo y los prisioneros de guerra. Como siempre en este gran proyecto de revisión historiográfica tomamos en cuenta también su representación en el cine, de los que el holocausto posiblemente sea el tema de la SGM con mayor número de films.

El “Nuevo Orden de Europa”; frase que aparece en el discurso del Tercer Reich en el año de 1940 pero que, según Víctor Klemperer se hace cada vez más frecuente a principios del 41 (entrada del 10 de abril de sus diarios: Quiero dar testimonio hasta el final. Diarios 1933-1945); será la reproducción a escala continental del régimen nazi alemán construido desde 1933. Pero la situación de la guerra justificará además una mayor radicalización de los principios nacionalsocialistas. Dicho régimen era un Estado policial totalitario regido por el criterio racial y de hegemonía alemana bajo la ideología citada y ejercido por los organismos policiales (SS-Gestapo),  militares (la Wermacht) y la administración estatal. Hannah Arendt (1963, Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal)  lo describe con la siguiente frase:

No fue hasta el estallido de la guerra, el primero de septiembre de 1939, que el régimen nazi se hizo abiertamente totalitario y abiertamente criminal. Uno de los pasos más importantes en este sentido, desde el punto de vista orgánico, fue el decreto firmado por Himmler, que fusionaba el Servicio de Seguridad de las SS que era un órgano del partido, con la Policía de Seguridad del Estado, que comprendía la Policía Secreta del Estado o Gestapo. El resultado de la fusión fue la Oficina Principal de Seguridad del Reich (RSHA), cuyo jefe fue primero Reinhardt Heydrich (…). Todos los funcionarios de la policía (Gestapo, Criminal y Orden Público) recibieron títulos de la SS, que correspondía a su anterior rango, prescindiendo de si eran o no miembros del partido; y esto significó que en el trascurso de un día una parte muy importante de los antiguos servicios civiles fue incorporada a la sección más radical de la jerarquía nazi.

El Estado se fusionaba con el único partido político de Alemania, y de esa manera sus funcionarios policiales estaban imbuidos de la ideología del mismo y con su meta de guerra racial. La RSHA actuaba en toda Europa de manera autónoma al resto de autoridades que llevaban a cabo la ocupación y estas incluso le temían. Pero ¿qué es un “Estado policial totalitario”? Para responderlo no solo nos guiaremos por Arendt sino por Roger Manvell (1975, SS y Gestapo: dominación por terror de la famosa editorial San Martín), el cual afirma que en él “no hay nada en la comunidad que se considere estable (…) y por ello todas las personas son potencialmente sospechosas y por lo tanto están inscritas en un archivo secreto que determina su lealtad al régimen. (…) No se poseen derechos civiles y no hay manera de protegerse del terror del arresto repentino, (…) de manera que no se tarda en alabar al régimen”, desconfiar de cualquier persona e incluso de los más jóvenes de la familia, repetir los postulados ideológicos que son inculcados por la propaganda, no opinar sobre cosas dudosas ya que todo está censurado y cumplir todos los mandatos y leyes que emanan de lo único estable: el máximo líder que en este caso era Adolf Hitler.

Arendt explica (1951, Los orígenes del Totalitarismo) que la vida está totalmente regulada por el régimen, incluso la intimidad personal y familiar (las Leyes de Nuremberg de 1935 establecían como delito las relaciones sexuales entre arios y no arios). No hay ninguna institución, asociación u organización privada y de existir termina siendo controlada por el Estado-Partido. Cualquier desviación es reprimida por el terror policial y la ideología del partido la cual en el caso de los nazis establecía qué lugar ocuparías en el “Nuevo Orden”. Tu lugar dependía de tu condición étnica la cual “señalaba” el sitio que te correspondía en la pirámide racial nazi. Según tus padres y antepasados pero también tu aspecto físico en relación al modelo ideal rubio-germánico llamado “ario” que era la “raza superior” y el resto de las razas que eran las “inferiores y/o esclavas” tal como era el caso de los eslavos. Al final de esta pirámide estaban los judíos: la “antiraza” que era “la peste” que debía ser apartada (se le quita nacionalidad y toda posibilidad de subsistencia) y expulsada por lo menos hasta 1940. Otro aspecto a tomar en cuenta era tu lealtad al nazismo junto a la de tus familiares y si eras o no cooptado por la élite para que formes parte de la estructura de poder lo que a su vez está íntimamente relacionada con la voluntad del Führer.

El historiador británico Laurence Rees en el documental de la BBC de 1997: The Nazis. A warning from history, pero también en su amplia bibliografía donde destaca su más reciente (2017): El Holocausto. Las voces de las víctimas y los verdugos; afirma que la organización del poder del Estado nazi era sumamente caótica. La razón de ello responde a la condición autocrática en la que las decisiones finales se concentran en una sola persona, persona que era sumamente indolente (se levantaba tarde, era flojo y atendía superficialmente los asuntos relativos a su cargo). Y muy especialmente porque Hitler estimulaba los conflictos entre sus subordinados otorgando las mismas competencias y funciones a diferentes cargos, además de permitirles una gran autonomía en el ejercicio de la parcela de poder que poseía cada uno. El Führer solo se encargaba de establecer los objetivos y sus funcionarios elegirían los medios (como una especie de satrapía cambiando lo cambiable). De modo que entre los más cercanos a él y en todo el Estado se daban constantes rencillas para lograr ascender.

Las condiciones antes descritas explican porque los grados de aplicación del Estado policial nazi fueron diferentes a lo largo de los territorios ocupados. Primero se anexionaron muchos territorios al Reich (antes de la guerra: Austria, Sudetes) y al inicio de la guerra: el oeste de Polonia, cuando la campaña de Francia y el Benelux: Alsacia Lorena y Luxemburgo. Después existían los “protectorados” de Chequia (Bohemia-Moravia) y el “Gobierno General” de Polonia (que era 1/3 de su territorio en torno a Varsovia después que los otros 2/3 estaban anexionados a la URSS y a Alemania como dijimos. A Polonia nos dedicaremos la próxima semana junto a los judíos por ser esta nación donde había 3 millones, de modo que en este caso el trato fue brutal y se llevó a cabo un proceso de limpieza étnica. Francia y Bélgica eran de administración militar y por ser “arios” el trato fue menos cruel aunque no se toleraba ninguna muestra de rebelión (si un soldado alemán era asesinado el castigo era el asesinato al azar de muchos civiles). Noruega, Holanda fueron gobiernos civiles de alemanes y Dinamarca fue un caso extraño: se le permitió mantener a su rey y gobierno civil y los pocos judíos daneses no fueron maltratados.

Para concluir recordemos las palabras del primer ministro británico en su mensaje radial a los franceses el 21 de octubre de 1940: “No son las consecuencias de la derrota la que Francia va a soportar ahora de mano de los alemanes, sino todas las etapas de un aniquilamiento total (…)”, aunque la verdad es que fue diferente para cada pueblo dependiendo de sus condiciones: raciales-ideológicas, geográficas y grado de colaboracionismo todos estaban rodeados por la SS-Gestapo que construyó un sistema de campos de concentración y centros de reclusión y tortura con el cual poco a poco “la aniquilación” se hacía “total”. En nuestra siguiente entrega daremos detalles de los resultados de las investigaciones que se han llevado a cabo en los últimos 20 años y que han demostrado que el “Nuevo Orden” era peor de lo que se creía.

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