Para derrocar a la narcodictadura se debe establecer claramente cuál debe ser la actuación del gobierno (i). El presidente Guaidó debe impulsar una verdadera unidad de todos los factores democráticos que tengan como meta que no se desvíe del cese de la usurpación como primera etapa y ampliar el gabinete como comandante en jefe que es y de acuerdo con la Constitución, nombrando un coordinador que cumpla el rol de administrar todo lo relacionado al sector militar. Es cierto que se han nombrado coordinadores, sobre todo en el área de las relaciones internacionales, además de otras, pero con más razón, se debe nombrar un comisionado presidencial de las Fuerzas Armadas.
Por otra parte, debemos entender que en vez de darse zancadillas unos partidos con otros, todas las fuerzas políticas democráticas tienen la obligación de llegar a un acuerdo que permita la salida de la tiranía. Pero, además, se debe agregar la presión interna, ya que es fundamental y para ello se hace necesario que los partidos democráticos generen confianza, para que se produzcan manifestaciones gigantescas. Cuando nuestros aliados observen que el pueblo recobró las calles con suficiente fuerza, entonces el apoyo internacional pasará de la diplomacia de la retórica a una acción real que termine con la usurpación, porque es imposible que logremos el cambio solos, sin contar con el apoyo de los países que han reconocido al gobierno legitimo.
La manzana de la discordia entre los partidos políticos es, entre otros puntos, cuál es la manera idónea y más rápida de cesar con la usurpación. A estas alturas no podemos hablar de diálogos, cuando ya se demostró que el diálogo o las conversaciones –o como prefieran llamarlas– solo han servido para que los venezolanos continúen oprimidos por un régimen criminal y menos se debe hablar de elecciones con los narcos en el poder. Primero se debe concretar el fin de la narcodictadura, antes de participar en unas elecciones presidenciales o cualquier otro proceso electoral. Recientemente la Conferencia Episcopal Venezolana se pronunció al respecto: “Se hace necesaria la salida del actual gobierno y la realización de elecciones presidenciales limpias, en condiciones de transparencia y equidad” (10 de julio de 2020). “Ante esto, un grupo importante de líderes y de partidos políticos ha expresado su voluntad de no participar en las elecciones parlamentarias. Esto no basta, deben asumir la responsabilidad de buscar salidas y generar propuestas para el pueblo…” (11 de agosto de 2020).
Lo ya expuesto debe incluir que de una vez por todas sean reconocidos como piezas claves en esta gesta libertaria otros actores e incluir a María Corina, Antonio Ledezma y Diego Arria, entre otros. Todos los líderes son necesarios, recordemos que estamos luchando con un monstruo de mil cabezas: Cuba, Rusia, China, Irán, FARC, ELN y Hezbolá. Todos debemos marchar unidos en el mismo objetivo y así ni la pandemia podrá detener la rebelión popular, como ya lo expresamos.
Recordemos que la situación de Venezuela ya extrapoló las fronteras y afecta a toda la región. El presidente legítimo está respaldado por los artículos 225 y 236, de la Constitución vigente, y en consecuencia debe ejercer todo el poder que tiene para avanzar y nombrar al comisionado especial en el área militar para que coordine, de ser necesario, con los países que apoyan al gobierno (i), y conformar una fuerza multilateral de paz, con nuestros aliados, encabezados por Estados Unidos, Colombia, Brasil y el resto de países que han reconocido al gobierno interino. Recordemos que Venezuela ya está invadida por fuerzas foráneas que deben ser expulsadas y solos, como ya lo dijimos al principio de este articulo, no podremos derrotarlo sin el concurso de todos los factores democráticos de poder internos y externos.
“La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino”. Simón Bolívar.