En nuestro artículo anterior (el segundo de esta serie de entregas) titulado “¿Ha surgido un nuevo liderazgo político?”, publicado en El Nacional el 20 de febrero de 2022 y posteriormente reproducido en el diario La Voz, analizamos, en primer lugar, el fuerte rechazo que vienen expresando los electores venezolanos hacia los partidos políticos y sus dirigentes. Rechazo que, según las encuestas previas a las elecciones de gobernadores y alcaldes del 21 de noviembre de 2021, era 73,7% para todos los partidos en general. Y en el caso de los 5 más conocidos dirigentes políticos de la oposición, el rechazo estaba entre 70% y 84,6%. Para Nicolás Maduro el rechazo alcanzó 72,6%.
También expusimos nuestra interpretación de cuáles suelen ser las consecuencias de las crisis políticas que conllevan a ese nivel tan alto de rechazo de la población. Históricamente, esas crisis suelen llevarse por delante a partidos y políticos que no son capaces de responder a las necesidades y anhelos de la ciudadanía. Por ejemplo, en 1998, el ascenso de Chávez al poder trajo las consecuencias por todos conocidas. Hoy día vivimos una nueva crisis de partidos y políticos mucho más grave que la del 1998, la cual presagia las mismas consecuencias históricas. Incluso, podrían ser más graves.
Al final de ese artículo concluimos que, de acuerdo con los resultados electorales de las elecciones del 21 de noviembre de 2021 y de nuestra interpretación del momento político que estamos viviendo, se vislumbra el surgimiento de un nuevo liderazgo político positivo en el país. Representado por los jóvenes alcaldes que con sus buenas gestiones de gobierno en cada uno de sus municipios –a pesar de las dramáticas reducciones en los presupuestos que administraron– se presentaron ante el electorado con una fuerza que puede convertirse en la esperanza de un nuevo liderazgo político en Venezuela. Nos referimos a la Fuerza Vecinal que, en apenas dos meses de creada, obtuvo un resultado electoral inédito en Venezuela. Cerca de 500.000 votos en todo el país, que fue la respuesta del electorado a un mensaje de esperanza centrado en la solidaridad social y reivindicando el liderazgo vecinal, que privilegia lo micro a lo macro. Precisamente, de este nuevo liderazgo político que representa la Fuerza Vecinal vamos a hablar en este artículo de hoy. Pondremos el énfasis en las recomendaciones que humildemente nos atrevemos a hacerles para que no resulten ser una nueva frustración del pueblo venezolano.
¿Por qué la Fuerza Vecinal puede convertirse en la esperanza del nuevo liderazgo político en Venezuela?
La respuesta es simple. En primer lugar, la Fuerza Vecinal prácticamente no tiene rechazo. Apenas tiene cinco meses de creada. Probablemente, solo es conocida por 10% del electorado nacional. Donde es conocida, su aceptación es porcentualmente muy alta. Donde no es conocida, no puede tener rechazo. Eso es una ventaja importante. Es más fácil conquistar la aceptación del electorado si previamente no eres rechazado. En cambio, cundo ya eres racionalmente rechazado, se produce un bloqueo emocional generado a partir del razonamiento que cognitivamente se interioriza en la mente del elector. La racionalidad electiva se sustituye o es fortalecida por la emocionalidad selectiva, creando un fuerte perjuicio difícil de superar por su arraigo en la mente y en el corazón del elector. Ya es muy difícil cambiar. Esto es explicado por Eduard Punset, en su libro Por qué somos como somos, textualmente: «Cuando el cerebro percibe una explicación distinta a lo que él cree no solo la cuestiona, corta los circuitos de comunicación para que no penetre.
«El cerebro bloquea la información racional que podría hacernos cambiar de opinión, ya que preferimos las convicciones emocionales o morales a las confirmaciones racionales».
Albert Einstein, lo explicó mediante una metáfora: «Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio».
En segundo lugar, los lideres de la Fuerza Vecinal no se han equivocado en el diagnóstico de cómo enfrentar al gobierno. Sus estrategias, hasta ahora, han sido acertadas. Eso lo valora el electorado. Cuando otros erróneamente abandonaron a la gente y entregaron graciosamente al partido de gobierno las alcaldías y gobernaciones, los lideres de la Fuerza Vecinal actuaron de manera distinta. Adoptaron las estrategias correctas. Acompañaron a la gente. Se presentaron ante el electorado. Ganaron sus elecciones y realizaron las más exitosas gestiones de gobierno conocidas hasta ahora en todos los municipios en los que gobernaron. Esa estrategia les ha dado, ante el electorado, el prestigio de ser buenos gobernantes, con gran impacto positivo. Racional y emocional.
En tercer lugar, cuando otros impulsaron la estrategia de abstenerse de votar, los líderes que ahora se agrupan en la Fuerza Vecinal insistieron en que siempre hay que votar. Hoy día, los mismos que insistieron en la abstención saben que fue un error no votar, pero, no han sido capaces de admitirlo. Y eso es un error adicional. Los electores valoran a los dirigentes que son sinceros y transparentes.
Por eso y otras razones, nos atrevemos a asegurar que la Fuerza Vecinal está en capacidad de crecer mucho y rápidamente. Seguramente muchos lideres sociales y políticos se sentirán atraídos por los aciertos y la simpatía que genera la Fuerza Vecinal y se les sumarán. Es lógico. Muy probablemente lo veremos próximamente. Tiene la imagen y la capacidad de atraer a los jóvenes y lograr surgir en ellos un interés renovado por la política. En la buena época de los partidos Acción Democrática y Copei, sus jóvenes militantes comenzaban sus carreras políticas a edades muy tempranas. Antes de los quince años, ya eran dirigentes políticos en sus liceos. Venezuela necesita que los jóvenes tengan interés en la política. El liderazgo requiere renovación. Y esa renovación puede liderarla la Fuerza Vecinal, siempre que su comportamiento siga siendo acertado en el diagnóstico y en las estrategias.
¿Cómo debe comportarse el nuevo liderazgo político?
Los lideres de la Fuerza Vecinal deben continuar siendo humildes. En primer lugar, su objetivo debe ser la unidad de toda la oposición. Convertirse en la fuerza unitaria por excelencia que convoque a todos. No se vence en elecciones al gobierno si no hay unidad en la oposición. El objetivo debe ser alcanzar el poder político para contar con las estructuras y la capacidad del país para servir y no para ser servido. El camino es la democracia. No hay atajos posibles. Los otros partidos de la oposición, aunque estén disminuidos son muy necesarios. Más bien, indispensables. La idea no es sustituir una hegemonía por otra. La Fuerza Vecinal debe promover y profundizar los vínculos afectivos entre todos los partidos de oposición. No es válido actuar con engaños, deslealtades, zancadillas, ni con puñaladas traperas. No es el momento de pensar en caudillismos y mesianismos. Las próximas elecciones son para elegir al nuevo presidente de Venezuela. Y el candidato de la oposición debe ser seleccionado mediante unas primarias que garanticen la participación igualitaria de todas las organizaciones políticas. La Fuerza Vecinal debe preparase para ser un factor importante de la unidad nacional. Se requiere de un gobierno de transición que convoque a todos. Incluso, a los militantes del partido de gobierno. Ellos también sufren el derrumbe de la democracia y de la economía venezolana.
Le toca a la Fuerza Vecinal superar las barreras emocionales de los electores que rechazan a los partidos y a los políticos. La fórmula que debe aplicar en estas circunstancias es continuar con su actuación real y adoptar una narrativa cónsona con ese accionar, tal como la recomendada por Antoni Gutiérrez-Rubí, en su libro Gestionar las emociones políticas:
«Encontrar las palabras que emocionen y que acierten en el diagnóstico y en la propuesta política.
«Vivir la experiencia política con pasión, ilusión y entusiasmo contagioso, abriéndola para acercarse a las vivencias de los vecinos y construyendo, desde esa proximidad, un liderazgo proactivo.
«Explorar el caudal cognitivo de las emociones para establecer un nuevo relato y un renovado compromiso político y cívico.
«Comprender los mecanismos neurológicos y sensoriales que articulan la percepción y el conocimiento del elector».
Las emociones son un poderoso articulador de las identidades, al sustituir el juicio por el prejuicio. Por lo tanto, emocionalmente es necesario establecer en el cerebro del electorado el nuevo relato y compromiso cívico que representa la Fuerza Vecinal.
Finalmente, la Fuerza Vecinal debe reforzar la formación de sus líderes de todos los niveles. Desde abajo hacia arriba. Empezando por los líderes de base y pasando por lo lideres parroquiales, municipales, regionales y nacionales. La formación debe ser con base en los valores de la Fuerza Vecinal. Estos son:
La dignidad humana: como objetivo vital de su accionar social.
La democracia auténtica: basada en la lógica de la igualdad y el equilibrio de poderes.
La libertad: como garantía de la autodeterminación del ser humano.
La igualdad de oportunidades: como garantía del desarrollo de los ciudadanos.
La familia: como célula fundamental de la sociedad. El Estado la protege. No la sustituye.
La solidaridad: no estaremos bien, si el vecino de al lado no está bien.
La responsabilidad: velar por nuestros derechos y responsabilidades, por los derechos de nuestros semejantes, y por el cumplimiento de la Constitución.
El trabajo: como valor para obtener beneficios, vivir con dignidad y superarnos.
El liderazgo de equipo: para entender que cada ser humano es único y es importante que se sume a un proyecto que vaya más allá de sí mismo.
La subsidiaridad: para que el Estado intervenga solo de manera subsidiaria. No debe sustituir a la sociedad y sus organizaciones. Debe promoverlas y apoyarlas.
Vivir para servir: no se debe buscar el beneficio personal, ni el lucro. Su propósito y compromiso debe ser el servicio a los demás, sobre todo a los más necesitados.
Esperamos que la Fuerza Vecinal cumpla con su misión histórica de solidaridad vecinal, no defraude a sus electores y de verdad se convierta en factor principalísimo de la unidad para ser la abanderada del nuevo liderazgo político venezolano.
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