Cuando Hugo Chávez viajó a La Habana por primera vez, le prometió a Fidel Castro que “Venezuela sería como Cuba”. En eso Chávez cumplió su palabra empeñada. Si alguna frase infeliz de Chávez quedó para la posteridad, fue aquella en la que se refirió a los logros de la revolución castrista como “el mar de la felicidad”. Pues bien, Chávez marcó la pauta que ha seguido al pie de la letra Maduro, para que las imágenes de los balseros de esa isla se reproduzcan con las de tantos venezolanos que asumen el riesgo de zarpar de nuestras costas con destino a cualquier lugar, como Trinidad y Tobago, a ver si sobreviven dejando atrás la cruda realidad de un país donde se están, literalmente hablando, muriendo de hambre.
Lo que estamos padeciendo en nuestro país es una copia fiel de las desgracias que vienen acumulando en más de 60 años esos seres humanos secuestrados por esa tiranía controlada por la élite que han comandado los hermanos Castro. Entre naufragios, seres humanos ahogados y devorados por tiburones, se va escribiendo una historia similar a la que ya han protagonizado los habitantes de Cuba. Sin duda que tanto Chávez como Maduro han cumplido cabalmente su juramento ante sus tutores fidelistas.
Igual que en Cuba, en Venezuela no hay libertad de expresión, porque progresivamente han ido clausurando los medios de comunicación sometidos a todo tipo de censuras y presiones. Medio impreso que no se postra ante la tiranía lo asfixian mediante el retiro del papel o de la tinta. Medios radiales o televisivos que compran mediante operaciones fraudulentas usando el mismo dinero de la nación. Medios que tratan de mantener abiertas sus señales a “puro pulmón” de sus legítimos propietarios a ver si aguantan semejante escalada.
Igual que en Cuba no hay luz eléctrica y la ciudadanía se resiste a vivir bajo un esquema de apagones. Igual que en Cuba no hay gas doméstico y tienen que apelar a las tablas para convertirlas en leña. Igual que en Cuba no hay gasolina, salvo la que sigue goteando de la extenuada industria petrolera venezolana o por medio de los tanqueros que salen de Irán pagados con dólares de Venezuela. Igual que en Cuba se ha implantado una cartilla con forma de cajitas de alimentos para que no se terminen de morir de hambruna millones de seres humanos y ejercer sobre ellos un perverso control social. Igual que en Cuba anunciaron un plan de salud con el que deslumbraron a más de un incauto que ahora descubre que todo aquello de la misión Barrio Adentro no era sino un juego demagógico para estafar la fe popular.
Igual que en Cuba las cárceles están abarrotadas de presos políticos porque opinar es un delito y disentir un pecado que no tolera la revolución. Igual que en Cuba se violan los derechos humanos y el derecho de propiedad ha desaparecido.
Como en Cuba en Venezuela hay un pueblo que se mantiene en pie de lucha pero con la determinación de evitar que se repita el prolongado modelo cubano en nuestro país. Que estos 22 años de resistencia sean la antesala de un cese definitivo de esa narcotiranía y no tener que seguir escribiendo con más catástrofes humanitarias una historia tan larga como la que aún sufren millones de cubanos.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional