El primero tiene que ver con la unidad. Tiene que ser dinámica y hasta diferenciada, como corresponde a la condición democrática que tenemos. Lo importante es que el objetivo de la lucha sea claro y compartido por todos, a pesar de las diferencias ideológicas y políticas que existen. Si queremos la salida del régimen, el fin de la usurpación, cada grupo o individualidad diseñará su estrategia y las tácticas correspondientes sin desviarse del propósito. Si creemos que esto es lo más conveniente debemos rechazar, por ser contrarias a lo que se busca, las actitudes débiles y acomodaticias para sacarle provecho circunstancial a una convivencia inaceptable en este momento. En este esquema no caben los personalismos ni las ambiciones políticas o económicas de partidos o grupos sectoriales. Quienes actúan de esta manera, conscientemente o no, están dentro de la estrategia del enemigo que hay que derrotar.
El problema de Venezuela no es de naturaleza electoral. Repito lo dicho muchas veces. Lo electoral es factor importante en una verdadera democracia. No el único y ni siquiera el más importante. En una tiranía solo sirve a los intereses de quienes tienen el poder real de la fuerza, sobre todo para mostrar ante el mundo un rostro distinto a la realidad. De esta manera, rechazamos de manera total y definitiva la convocatoria a elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre. Desconocemos la autoridad del actual Tribunal Supremo de Justicia, de las autoridades electorales, de la inconstitucional asamblea constituyente y de las cabezas del régimen, es decir, de Maduro y el combo superior. En consecuencia, estamos en rebelión constitucional en nombre de la lucha por la liberación nacional.
Como parte de la lucha por la liberación ha sido planteada la realización de una consulta nacional plebiscitaria sobre los temas fundamentales. Uno de ellos es el llamado a la comunidad internacional para pasar de la retórica a la acción concreta en respaldo al objetivo planteado. La soberanía nacional expresada por el pueblo directamente tendrá un efecto enorme, especialmente en Colombia, Brasil y Estados Unidos, países en plena lucha contra el narcotráfico y las diversas manifestaciones de terrorismo. La Unión Europea está en expectativa vigilante, al igual que otras realidades planetarias.
Ratificamos nuestro respaldo a la actual Asamblea Nacional, única institución legítima, y a su presidente Juan Guaidó como encargado de la Presidencia de la República. Podríamos señalar errores y omisiones, pero los aciertos y la evaluación integral del trabajo de ambos factores imponen un reconocimiento pleno y nuestro respaldo activo.
El último documento de la Conferencia Episcopal Venezolana interpreta bien y fielmente a la nación. Invito a releerlo con calma y serenidad en la cabeza y en el corazón para fortalecer la voluntad de profundizar las acciones necesarias.
@osalpaz
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