OPINIÓN

Combatir la resignación

por Freddy Marcano Freddy Marcano

Debemos estar atentos ante el fenómeno de la resignación que políticamente significa capitular frente a toda circunstancia, renunciar a la crítica y esperar que, por azar, las cosas mejoren. Nos habituamos a la falta de agua en casa y sólo esperamos a que nos llegue por un ratico. Ocurre algo semejante con la electricidad, sobre todo en el interior del país, donde todos se quedan silenciosos cuando ni siquiera cumplen con el horario, si acaso lo llegan a anunciar. No queda remedio; pagamos los servicios públicos puntualmente, pero con muy poca o ninguna contraprestación de los servicios. Protestamos con mucho temor y, con o sin represión, las autoridades a la larga son tan indiferentes, pues hemos abandonado no solo la pelea, sino la crítica, la denuncia, la indagación misma de las condiciones económicas y de infraestructura que no permiten una decente, fluida y eficiente llamada telefónica por el canal libre, ni el sostenimiento de la señal cada vez más encarecida para comunicarnos a través de las aplicaciones digitales como Telegram, Signal o WhatsApp.

Nos conformamos con no hablar de la situación y, mucho menos, hacer la diligencia que equivale a hacer política: como ciudadanos, entender y reclamar como dirigentes, gestionar y comprender las dimensiones del problema para hacer propuestas y luchar por ellas. Cada día es más difícil hacer política por la censura y la persecución. Con esta coyuntura hay que lidiar y, en efecto, estamos lidiando. Pero nadie puede imaginar que, en el seno mismo de la oposición democrática, el silencio sea un hábito. Siempre hay puntos de vista diferentes y, en medio de esta causa común como es bregar por nuestros derechos y garantías para alcanzar la libertad y la democracia. Todo ello porque tenemos ante nosotros a un gobierno con las características reconocidas: estamos a tiempo de buscar y conseguir más lo que nos une y evitar lo que nos divide.

El mandato mayoritario y contundente del pueblo venezolano es el de la unidad; sin embargo, unidad no significa silencio o sumisión. Todas las individualidades y tendencias opositoras tienen el derecho a expresarse oportunamente, para la construcción de esa unidad. Mal puede no buscar esa oportunidad para discutir y debatir los problemas de toda índole. Por ejemplo, en materia petrolera hay un consenso incuestionable sobre la necesidad de recuperar plenamente la industria y tramitar el camino que la hizo exitosa en el siglo XX, adecuándonos a las actuales condiciones de un mundo cambiante. Nadie debe incurrir en el error de fijar posturas definitivas, resolutivas, conclusivas y personales en una materia tan sensible, vital e históricamente consustanciada con nuestra identidad.

La nacionalización del petróleo fue un logro extraordinario de todos los venezolanos y, no podemos olvidar que se logró con la participación de las empresas mixtas que tan valientemente defendió el presidente Pérez, aunque ahora es otra la coyuntura. Hoy día, nos une la necesidad de salvar la industria petrolera, pero hay voces opositoras que disienten en relación con los caminos para resolver el problema. Entonces, ¿para qué fijar una postura opositora tan radicalmente privatizadora si no es materia todavía discutida y consensuada por todos los factores? Lo que es peor, ¿por qué no se puede señalar el error de hablar unilateral y caprichosamente de un camino, una fórmula, adquiriendo ese hábito del silencio que cuestionamos? Es como agarrar por la opción de la resignación, simplemente.

Hemos visto en el transcurrir de la historia dentro y fuera de nuestra tierra como los extremos políticos tienden a tomar decisiones de manera unilateral, no debemos hacer solo lo que nos conviene, por el contrario, hay que incluir y analizar lo que conviene a todos, lo que conviene al país, no a cada uno indistinto e incívicamente; nadie firmó un cheque en blanco a la hora de tomar decisiones. Por eso, cuando hablamos de la conducción, hablamos de combatir la resignación, hablamos de la necesidad primaria de fortalecer y recomponer la UNIDAD, ya hemos demostrado que allí radica nuestra fuerza, no la debilitemos con la crítica por pensar distinto y el revanchismo. Como lo hemos insistido en artículos anteriores por ejemplo (La indispensable unidad – EL NACIONAL), solo la Unidad nos ayudará  a salir de este atolladero que creo este modelo político, el cual dejó de mirar hacia el ciudadano para ponerse al servicio de los que ostentan el poder.

IG, X : @freddyamarcano