Los venezolanos siguen saliendo del país. La crisis de gasolina, servicios de electricidad y agua colapsados, un sistema de salud deteriorado, sin medicinas ni acceso a servicios médicos para todas las personas, una crisis económica que no mejora. Todo esto hace que los venezolanos sigan viéndose forzados a dejar el país. Además de estas poderosas razones, con los 5 millones de venezolanos asentándose en otros países, también continuaremos viendo este desplazamiento por temas de reunificación familiar. Todos estos paisanos pueden potencialmente ser víctimas de xenofobia y discriminación en los países receptores, más aún en el contexto de pandemia del COVID-19, cuando los recursos son aún más escasos. No son los gobiernos que los discriminan (los gobiernos hacen lo que sus posibilidades les permiten para darles protección); son individuos que los rechazan por ser extranjeros. Esta es la realidad que enfrentan. Lo sé porque como mujer migrante venezolana, también he enfrentado esas situaciones.
El tema es que estamos viviendo tiempos difíciles. Seguimos viendo injusticias sociales, vemos la frágil situación de los venezolanos migrantes y refugiados, y todos los migrantes del mundo, como resultado del COVID-19, la discriminación que están sufriendo los que decidieron regresar a Venezuela; todo esto me tiene pensando en cómo ayudar a la gente, y especialmente a mis paisanos. ¿Qué deberíamos saber sobre la xenofobia y la discriminación? ¿Cómo deberíamos reaccionar cuando nos encontramos ante una situación en la que somos rechazados por ser extranjeros? ¿Qué hacer si somos discriminados? ¿Cómo deberíamos reaccionar?
Antes estas preguntas, decidí armar un minimanual, una herramienta, una serie de notas o tips que nos puedan ayudar a los migrantes y refugiados a navegar estas situaciones tan desagradables, y que nos puedan empoderar para hacer abogacía por nosotros mismos cuando nos confrontamos con gente cuyos valores no están alineados con una perspectiva humanista, solidaria y empática del mundo.
De forma que aquí reseño los tips de mi Guía del Venezolano contra la Xenofobia. Aunque de una venezolana para los venezolanos, puede serle útil a otros ciudadanos del mundo. Así que venezolanos, y no venezolanos, a tomar nota.
Tip Nº 1: ¡Conoce los conceptos!
Es clave entender qué es la xenofobia y qué es la discriminación. Conocer en qué consisten te permitirá identificar o cuando le está pasando a alguien, o cuando tú lo estás experimentando. Esto también te permitirá (¡esperemos!) tener empatía por esa persona, la misma empatía que esperas te ofrezcan. ¿Por qué? Porque conociendo en qué consisten entenderás que la persona que tiene este comportamiento no fue educada en valores de solidaridad, sino más bien llena de prejuicios. También pondrá en perspectiva la posibilidad de que esta persona cambie de comportamiento si puede desaprender esos prejuicios, y aprender nuevos que sean inclusivos y conscientes de la situación de migrantes y refugiados. Es clave entender de dónde vienen esos comportamientos; no para justificarlos sino para ponerlos en perspectiva. Solo ten en cuenta que, si la persona es xenofóbica, probablemente también será homofóbica, machista, racista, etc., así que atentos, mucho que desaprender, y mucho que aprender.
¿Dónde buscar estas definiciones? Siempre encuentro útil los contenidos de la Convención Interamericana contra toda forma de Discriminación e Intolerancia. Es el primer instrumento jurídico vinculante que ofrece definiciones de lo que es discriminación, discriminación directa, discriminación indirecta, discriminación múltiple y agravada, e intolerancia. En cuanto a la palabra xenofobia, esta guía rápida de la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas reseña los temas básicos que debes saber.
Tip Nº 2: ¡Maneja los datos!
Los argumentos que utilizan las personas que practican la xenofobia en contra de migrantes y refugiados usualmente están basados en mitos. Los mitos están basados en desinformación, no en hechos o datos. “Todos los migrantes son criminales”, “todos los migrantes vienen a robar nuestros trabajos”, “todos los migrantes lo que quieren es vivir del gobierno con los impuestos que nosotros pagamos” son algunas de las cosas que he escuchado (por cierto, ¡incluso de migrantes venezolanos que ya están asentados!). De forma que, para combatir estas acciones, es vital conocer los datos.
Busca el número de migrantes y refugiados que han sido arrestados por actividades criminales en tu país de destino (va a ser mínimo). Busca también el porcentaje de beneficiarios de los programas sociales que son migrantes (también va a ser mínimo). Y sobre el argumento económico, esta investigación empírica del Center for Global Development, presenta los beneficios concretos que los migrantes y refugiados traen a las sociedades, una vez son regularizados. También puedes usarlos tú para contraargumentar las resistencias en el tema económico. Estos colegas hicieron un estudio en el que demostraron que, al regularizarse, los refugiados generan:
“(a) menos competencia en el sector informal, a medida que los refugiados transitan al sector formal, potencialmente liberando oportunidades de empleo para trabajadores locales en el sector informal; (b) negocios más productivos, al tener a estos refugiados llenando la demanda por mano de obra y servicios; (c) más oportunidades de empleo formal, como resultado del incremento en productividad; (d) la transición de empleados locales a posiciones de mejor paga, debido a que los migrantes y refugiados pueden asumir los trabajos manuales de mayor intensidad; (e) un estímulo fiscal, dado que los refugiados ganarían más ingresos y lo gastarían en la económica local, y finalmente, (f) un aumento de la ganancia por impuestos, ya que los refugiados tendrían ingresos, y gastarían más, y por tanto, también pagarían impuestos.”
Tip Nº 3: ¡Consigue aliados!
Si representas a una ONG que trabaja por los migrantes y refugiados, como migrante o refugiado, o como activista independiente de sus derechos, es clave encontrar aliados, en otras palabras, locales del país receptor que sean sensibles a la realidad particular que enfrentan los migrantes y refugiados. Si son influencers, incluso mejor, y no me refiero solo a los influencers masivos, sino más bien a las personas con influencia en el ámbito particular donde te encuentras, ya sea en tu lugar de trabajo, en su escuela, en la tienda donde compras tus víveres, o a nivel más amplio con representantes del gobierno del país receptor. Donde estés, es estratégico identificar el tipo de persona que no permanece en silencio cuando se enfrenta a una situación de xenofobia, y que intentará, de la mejor manera posible, desafiar la discriminación. Necesitas saber quiénes son estas personas, y necesitas cultivar esa relación y estar en contacto con ellos cuando sea necesario.
Tip Nº 4: ¡Conoce tus derechos!
El primer paso para empoderarte y ser un defensor de tus derechos y de los derechos de otros migrantes y refugiados es conocer tus derechos. Puedes comenzar a nivel más amplio, y luego debes revisar la legislación en el país donde te encuentras. Esto debido a que, la mayoría de las veces, estos países tienen leyes que están alineadas con una perspectiva de derechos humanos, y estas leyes probablemente también se inclinarán hacia la protección de los migrantes y refugiados. Sé que lo que dice la ley y lo que experimentas en tu vida diaria son dos cosas diferentes, pero saber lo que dice la ley en términos de tus derechos como migrante o refugiado es el primer paso para exigirlos.
A nivel internacional, hay una serie de convenios o resoluciones que protegen los derechos de los migrantes y refugiados. Léelos, apréndelos. Algunos de estos incluyen la Convención de Refugiados de 1951 y la Declaración de Cartagena de 1984. También debes conocer la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familias, y su equivalente en la OEA, el Programa Interamericano para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de los Migrantes, incluidos los trabajadores migratorios y sus familias. Hay también otros que protegen a los migrantes y refugiados contra el abuso laboral, el acoso sexual, la trata y el tráfico de personas, etc. Todos deberíamos conocer los contenidos de estos documentos.
Tip Nº 5: ¡Aprende cuándo reaccionar y cuándo no!
Mi consejo final es personal. Cada uno de nosotros tiene un nivel diferente de tolerancia al ser atacados por ser migrantes, o cuando se nos niega una oportunidad, o la posibilidad de alquilar un apartamento, o de acceder a un trabajo. Mi última visita a Ecuador, donde tengo viejos amigos, fue algo difícil. En varias conversaciones que tuve, escuchaba comentarios como «tú no eres así, pero lo único que quieren los venezolanos es…”, y luego decían algo despectivo sobre mis compatriotas. Cuando vi la oportunidad, traté de conversar con esas personas sobre los beneficios que traen los migrantes y refugiados a sus países receptores, y la horrible realidad que los venezolanos enfrentan en el país que los obliga a irse. A veces la conversación terminó bien, y pude hacerles ver nuestra perspectiva. Pero a veces no terminaron nada bien. Estas situaciones me hicieron pensar que necesitamos saber cuándo reaccionar, y si tener o no estas conversaciones. No recomendaría reaccionar para crear más conflictos. Solo reacciona si ves una oportunidad para el diálogo. ¿Estás siendo atacado en medio de la calle? ¿En la tienda donde estás comprando comestibles? ¿El ataque es bastante violento? No busques una confrontación. No vale la pena.
Hay otros consejos, algunos que implican trabajar con instituciones u otros socios más grandes. Pero estos son algunos que, al menos individualmente, encuentro útiles para combatir la xenofobia y la discriminación. Tenemos que estar preparados.
* Opiniones son personales. No representan los de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
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