«Echemos el miedo a la espalda
y salvemos a la patria».
Simón Bolívar
La síntesis del libro milenario que nos legó Sun Tzu se resume en que el verdadero objetivo de una guerra, es lograr una paz duradera. El arte de la guerra inspirado en la antigua filosofía china es aplicado estratégicamente hoy día en el mundo de los negocios, de la política y en la sociedad en general.
El fin último de una guerra no es lograr onerosas victorias, sino preparar el restablecimiento de una paz duradera. Sun Tzu
Catorce comandantes civiles defienden nuestro futuro. Se enfrentan en un primer frente por comandar un multitudinario ejército de ciudadanos civiles ansiosos de libertad. Como armamento llevan un morral pleno de retórica y argumentos. También ambiciosos planes, buenos sueños y un sin fin de grandes ideas.
¡Las ideas son a prueba de balas!
Catorce dirigentes políticos que reflejan un sentir nacional ansioso de unidad y liderazgo. Líderes representativos a ser electos por los ciudadanos, por el pueblo. Uno de ellos será el elegido. Todos serán responsables de consensuar la paz para el mejor futuro de esta nación.
En Venezuela ha sido muy notorio la transformación de los principios de moralidad y respeto que fueron tradición durante años en las familias. Ha sido bestial la evolución de la inmoralidad y la decadencia de esta generación de Millennium devenidos desde el ascenso de Hugo Rafael al poder. La revolución nos retornó al caudillismo militarista pero sin el Manual de Carreño.
El heredero de Fidel como comandante eterno destruyó todos los principios de moralidad, respeto y familiaridad. Exalto de alguna forma la irresponsabilidad criolla. El placer, la ambición y la riqueza sin esfuerzo llegaron de la mano de la revolución. Ese hedonismo circunstancial les dio a los jóvenes, a los viejos políticos mala conducta y a los empresarios bribones, un sentido del derecho y pertenencia por todas las bondades que produce la riqueza fácil, el modernismo y las comodidades. Han exfoliado las riquezas patrias sin limitaciones, sin consecuencias y sin sentimiento de culpa.
Por dinero gritaron sin pudor «Adiós a la nación de Bolívar. Adiós a la democracia«.
Una oportunidad nos llena de esperanza. La unidad de los: Comandantes del futuro, mensajeros de la paz. Ellos tienen y deben ser fuertes y unidos. No la tienen fácil
No hay solución fácil o simplista para volver a institucionalizar nuestros poderes públicos. Será cuesta arriba luego de casi cinco lustros de deterioro de los servicios públicos, de la educación y de los principios. La misión de rescatar, educar y reconstruir nuestro sentir nacionalista, nuestra idiosincrasia inclusiva, así como nuestros valores éticos, será el pivote principal donde descansará la paz y la estabilidad económico-social que tanto hemos extrañamos del pasado y que tanto anhelamos para el futuro.
No hay espacios para las vanidades y los egos del pasado. Todos somos útiles y necesarios. Ninguno es indispensable.
Pensemos en el país.
«La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división si llega a introducirse entre nosotros». Simón Bolívar