Hace tiempo Manuel Quevedo hizo una misa en Pdvsa para pedir un aumento en la producción. Luego Maduro anunció con bombos y platillos una serie de acuerdos con empresas –de sus socios y compadres– “petroleras” para recuperar la producción, y esta volvió a caer en septiembre, perforando la barrera de 1.200.000 barriles diarios.
La caída es a pesar de que Pdvsa está usando nuevamente sus instalaciones en las islas del Caribe gracias al acuerdo judicial con Conoco, a la que, por cierto, le tiene que pagar unos 500 millones de dólares ahora en noviembre. Nicolás, además, anunció por enésima vez la muerte del dólar paralelo, pero el mismo goza de “buena salud”, al pasar ya largo de los 200 soberanos.
En un país en el que la reforma cambiaria fracasó, el petro está bloqueado, el ajuste de la gasolina es inaplicable –al menos como pretenden hacerlo–, en donde la desnutrición, el hambre, la miseria, la pobreza extrema crecen de manera acelerada, al igual que la hiperinflación, con la cual ya tenemos un año lidiando, y que día a día bate cada vez su propio récord, llegando a niveles inimaginables.
En donde los servicios públicos van vía al colapso, donde hasta los efectivos policiales están desertando. Aulas sin pupitres ni alumnos, calles sin iluminación, y ni hablar de las infraestructuras, en fin, un caos total.
Vemos con angustia que pasados dos meses de la “recuperación económica” (en su último capítulo), luego de haber pasado por Cadivi, Sitme, Sicad I y II, Cencoex, Dipro, Dicom, nuevo Dicom y ahora el petro, “medidas” que lo único que tienen en común es que el dólar barato y ahora el euro siguen siendo para un grupito de enchufados, es decir, no son más que inventos comunistas para disfrazar la corrupción.
Y ni hablar de la moneda, que si el bolívar, el bolívar “fuerte”, ahora “soberano”, yuan, yen, rupia, lira turca, dólar, petro, euro, en eso de la supuesta libre convertibilidad de la moneda, en la que también es propicio recordar en esta mezcolanza el sucre que según el intergaláctico sería la moneda que se iba a utilizar en las negociaciones dentro del Alba.
Ni hablar de los inventos agrícolas: cooperativas, gallineros verticales, conejeras, cochineras en apartamentos, huertos en azoteas, conucos, “rescate de tierras”, latifundios y las expropiaciones…, ahora el plan de “ahorro” en oro, con lingoticos de papel.
Hoy en día que hasta Cuba renegoció su deuda externa, nuestro futuro es realmente aterrador de seguir así, pudiéramos convertirnos en la nueva Sudán o Zimbabue, o terminar siendo la Somalia del Caribe.
En un abrir y cerrar de ojos, pienso que al final del primer trimestre de 2019, vamos a volver a tener los mismos precios que teníamos antes del 20 de agosto de este año, es decir, recuperaremos los últimos cinco ceros que recién le quitaron a la moneda con la reconversión monetaria, con la diferencia de que para esa fecha vamos a estar más pobres y con menos gente en el país. Es por ello que es necesaria la unidad de todos los factores, para poder atacar y superar todos estos problemas que estamos padeciendo, el gran caos que estamos viviendo, en todos los ámbitos; para poder sacar entre todos de esa fosa en la que nos han metido quienes hoy nos desgobiernan, y así recuperar a nuestra amada Venezuela, y volver a ser más temprano que tarde ese país, de mayor crecimiento económico, como lo fuimos durante seis décadas –hasta los años ochenta–, donde tengamos nuevamente una de las menores inflaciones del mundo, donde nuestra moneda vuelva a ser de las más sólidas del planeta, donde volvamos a esa Venezuela de los años setenta, época del “ta’ barato, dame dos”.