COLUMNISTA

La voz cantante del empresariado

por Beatriz De Majo Beatriz De Majo

En los dos últimos años el interés de las empresas chinas en el medio de los negocios latinoamericanos se cuadruplicó. En el año 2015 fueron 150 empresas asiáticas las que se trasladaron a la cumbre empresarial bilateral que tiene lugar bianualmente. Así, pues, en el encuentro cumbre que acaba de clausurarse el pasado fin de semana, Punta del Este recibió más de 600 empresarios chinos interesados en explorar oportunidades en nuestro continente.

Lo que es verdaderamente significativo de este interés es que no se trata de entes gubernamentales los que interactúan con el empresariado de estos países. Hay que hacer notar que dentro de las prioridades de política exterior del presidente Xi, Latinoamérica no ocupa un lugar significativo. Por el contrario, en las dos iniciativas estratégicas planteadas por este mandatario que está acumulando un poder realmente superlativo, como “la nueva Ruta de la Seda” y “Una Franja-Una Ruta” (OBOR, por sus siglas en inglés), nuestra geografía ni siquiera figura.

Pero ocurre, sin embargo, que este subcontinente es una región económicamente dinámica que alberga a 600 millones de consumidores, con una reserva energética y mineral de gran tamaño, y se ha convertido en un muy principal exportador de alimentos a escala planetaria. Ello salta a la vista de los capitales privados y de los bancos.

En esta ocasión un papel muy protagónico le correspondió al BID, una entidad que sí es capaz de aquilatar lo que representa que el encuentro haya concitado la presencia de más de 2.500 empresarios, de los cuales una cuarta parte tenía su origen en la geografía china. El BID se hizo presente para catalizar iniciativas y para actuar como facilitador financiero de las que puedan materializarse. Su participación puede ayudar a equilibrar la distribución de riesgos entre el sector público y el privado.

Pekín ha tenido la sagacidad de percatarse de este interés real de los actores particulares y ha integrado las iniciativas dentro de dos propuestas que existen en el ámbito bilateral China-América. Se trata de lo que se conoce como los “libros blancos” que se formularon en la capital del gran imperio en los años 2008 y 2016. Estos preveían duplicar el comercio hasta el año 2025 y triplicar la inversión para llevarla a 250.000 millones de dólares para ese año, pero no aportaban programas específicos que los empresarios, estos sí, están tratando de organizar e instrumentar.

El caso es que esta cumbre empresarial se ha evidenciado como la más multitudinaria de la historia aunque el interés público no haya llevado, como fue el caso, la voz cantante. Si se entra dentro del detalle de los contactos de negocios particulares, es posible anticipar una interacción sostenida entre empresas de los dos lados del océano en áreas muy específicas donde existen oportunidades de complementariedad.

No es posible decir que el eje de la relación entre este lado del Pacífico y China se vaya a trasladar al sector privado exclusivamente, pero con una acción tan decidida como la que se demostró en Punta del Este –hubo más de 1.000 reuniones de negocios agendadas– los empresarios terminarán por concitar una participación de sostén estatal determinante.