COLUMNISTA

La vergonzosa complicidad militar

por Fernando Ochoa Antich Fernando Ochoa Antich

Las recientes declaraciones de Nicolás Maduro el pasado 11 de marzo, en presencia del Alto Mando Militar, en las cuales convocó a los colectivos armados, las milicias, las UBCh, los Claps y los Consejos Comunales a “cuidar la paz mediante la resistencia activa”, utilizando la violencia, a fin de enfrentar las justificadas protestas populares que, de manera espontánea y pacífica, están ocurriendo en toda Venezuela, comprometen gravemente la razón de ser de la institución armada. El surgimiento de los Estados nación condujo a la creación de organizaciones armadas que les permitieran el ejercicio del poder a fin de lograr garantizar la soberanía, el territorio y la paz interna mediante la aplicación del monopolio de la violencia ejercido por el propio Estado. El llamado de Maduro demuestra que, en su desespero, no le importa someter a Venezuela al riesgo que significa la utilización de organizaciones delincuenciales paramilitares para disuadir, con el uso de las armas, a quienes reclaman el ejercicio de sus derechos ciudadanos. Además, indica que quienes ostentan los altos mandos de la Fuerza Armada han claudicado voluntariamente en el cumplimiento de sus responsabilidades y aceptan ser reemplazados por bandas de facinerosos. ¡Una verdadera vergüenza!

Mis consecuentes lectores conocen que, desde hace varios años, he orientado mis artículos hacia el tema militar convencido de que el seguro fracaso de la revolución chavista conduciría a una transición política, en la cual la Fuerza Armada Nacional jugaría un trascendente papel histórico. Lamentablemente, no ha ocurrido. El tiempo ha pasado sin que la institución armada haya dado una consistente respuesta que le permitiese a Venezuela superar la permanente crisis nacional de estos últimos veinte años. Pienso que el motivo fundamental fue el siguiente: Hugo Chávez desde que asumió el poder se dedicó a corromper y a politizar a la Fuerza Armada. Después de su derrocamiento, el 11 de abril de 2002, profundizó esa acción mediante la destrucción de los valores y principios morales e institucionales de nuestra organización. En consecuencia, logró desvirtuar la norma constitucional  que establece que la Fuerza Armada Nacional se encuentra “al servicio exclusivo de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política”, para orientarla, sin ningún escrúpulo, a cumplir funciones en su beneficio personal y del PSUV. Dolorosamente, este crimen se cometió con la permanente complicidad de los mandos militares en medio del mayor saqueo de los dineros públicos de nuestra historia.

Sin embargo, las organizaciones nunca son homogéneas. En todas ellas hay personas que piensan y actúan de manera totalmente diferente. Esta realidad también se manifiesta en las estructuras militares, aunque la disciplina y verticalidad del mando la limita de manera importante. Así debe estar ocurriendo en nuestra Fuerza Armada Nacional. De allí que me atreva a afirmar que la mayoría de los cuadros militares, así como también numerosos funcionarios públicos, no se han enriquecido como sí lo hizo y continúa haciéndolo la corrupta camarilla que estuvo cerca de Hugo Chávez y ahora lo está de Nicolás Maduro, cuya inmoral e ineficiente actuación es la causa de la actual tragedia nacional. De todas maneras, tanto los militares, como los civiles, que al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo permanecieron en silencio por miedo, indiferencia o aspiraciones particulares, tienen una inmensa responsabilidad ante la historia y son cómplices pasivos del proceso de destrucción al cual se ha sometido a Venezuela.

Todos los venezolanos hemos observado el dantesco espectáculo de niños famélicos cargando pesados contenedores de agua para contribuir a mitigar la sed que sufren en sus hogares o escarbando en la basura para satisfacer el hambre que los azota. Estoy seguro de que muchos de los miembros activos de la Fuerza Armada Nacional han presenciado esta dolorosa situación. Aun así, ¿creen ustedes en las inmorales campañas de propaganda del madurismo que niegan este desastre? Voy a atreverme a hacerles un pequeño balance de la actual realidad nacional: las sorprendentes declaraciones realizadas por el viceministro de Finanzas de Rusia al exigir la inmediata cancelación de 100 millones de dólares por intereses vencidos de la deuda venezolana es una irrebatible muestra de la muy grave situación económica nacional. De la misma manera, se ha conocido públicamente que la producción petrolera del mes de marzo de 2019 apenas alcanzó a 700.000 barriles diarios, similar a la obtenida por Venezuela, en 1944, cuando nuestra población era apenas de 3 millones de habitantes. Esta catástrofe se generó al permitirse que se comprometiera en Pdvsa, de manera voluntaria y perseverante, su eficiencia en medio de un proceso de corrupción absolutamente inaceptable. Entonces, ¿pueden ustedes creer que en esta oportunidad el régimen usurpador está en capacidad de enfrentar la crisis humanitaria, el colapso eléctrico y la escasez de alimentos y agua? Sin duda que no. Esa es la razón por la cual la dictadura madurista no puede permanecer en el poder.

Definitivamente, la solución de la tragedia venezolana exige que ustedes, miembros activos de la Fuerza Armada Nacional, presionen para que Nicolás Maduro y su corrupta camarilla acepten deponer, de manera inmediata, su antipatriótica posición, para permitir que Venezuela se enrumbe hacia un mejor destino. Lograrlo exige un amplio gobierno de transición, designado por la Asamblea Nacional, con el respaldo de los países democráticos del mundo y el apoyo de la Fuerza Armada Nacional. John Magdaleno, un inteligente analista político, sostiene que se requiere una fractura de la coalición gobernante para poder alcanzar el necesario cambio político. Justamente, modificar la conducta pasiva de ustedes sería el primer paso de esa fractura. Lo que se requiere no es una oferta de impunidad para quienes han cometido graves delitos, sino un llamado a la reflexión institucional a esa inmensa mayoría de militares activos que se han mantenido discretamente al margen de la polémica política, pero que entienden que la Fuerza Armada debe jugar un importante papel en tan compleja situación nacional. Además, ustedes conocen que en caso de ocurrir esa circunstancia, sus intereses profesionales y personales estarían garantizados.

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