COLUMNISTA

Venezuela: Único país petrolero en quiebra

por Juan Fernández Juan Fernández

Este diciembre de 2018 cumplo 14 años fuera de Venezuela por motivos de la persecución política, como otros muchos venezolanos. Hoy en día podemos decir que la persecución a los ciudadanos en Venezuela se puede dividir en 4 grupos: el primero es el de los presos políticos, aquellos que no pueden salir. El segundo somos aquellos que vivimos el exilio, presos afuera por no poder entrar. El tercero, los sumados al éxodo multitudinario de los venezolanos en la búsqueda de oportunidades de vida en la diáspora; y el último, los venezolanos que sufren en la propia Venezuela, sometidos a la imposición del control social del régimen, forzando a la gente tener que mendigar por un pernil.

Creo que la gran mayoría queremos, anhelamos y reclamamos un cambio; muchos esperan que aparezca un mesías y nos resuelva el problema, de un plumazo. Sin embargo, sabemos que la solución está en nosotros, en lo que cada uno aporte y de esta manera lograr el país diferente que nos merecemos. Esta nota al final de 2018 va con ese sentimiento, pensamiento incluido: siempre he pensado cómo el poder de la gente logra lo imposible y Venezuela no será la excepción, la esperanza siempre.

2018 será registrado en la historia como el año en que una supuesta revolución de índole populista, totalitaria, llevó a la quiebra al único país petrolero incapaz de administrar la volatilidad del precio del petróleo. El resultado se comprueba con los peores indicadores, económicos y sociales de cualquier nación.

De esta lección tan dolorosa para Venezuela, hemos aprendido como de nada vale decir que se tienen las mayores reservas de petróleo del mundo cuando el modelo económico es orientado al fracaso, sin buscar el logro, la participación del emprendedor, la creación de riqueza, estimular la educación. La clave hoy es el conocimiento, por ello es imprescindible una sociedad educada, formada con principios y valores, para atender a los retos del mundo globalizado en el que vivimos. Todos también sabemos que si continuamos así, bajo la supuesta revolución a la cabeza, seremos recordados como la leyenda del Dorado del siglo XXI, un lugar con una riqueza escondida que nunca supo aprovechar.

Todos observamos cómo el mundo viene dando pasos y cada vez más importantes para modificar su patrón de consumo energético por energías más limpias. En este sentido, vemos cómo las empresas petroleras vienen utilizando la tecnología como base para ser más eficientes y reducir costos, pues saben que estratégicamente un factor para alargar la vida de los combustibles fósiles es hacerse más competitivo a menor precio, por ende, la reducción de costo es un paso inevitable. Incluso, vemos el uso de inteligencia artificial para hacer rentable la actividad petrolera con un precio entre 50 y 60 dólares por barril, lo cual significa prepararse para el ciclo de precios bajos.

Considerando el entorno actual del mercado y lo ocurrido en 2018, la gestión petrolera de Venezuela no puede calificarse sino de desastrosa. Desde cualquier aspecto de sus actividades operacionales, comerciales, financieras e incluso del desarrollo y manejo del capital humano. El deterioro acelerado es inocultable, más de 800.000 barriles de producción se han perdido y se estima que en 2019 la producción de Venezuela caerá por debajo de 1 millón de bpd.

El próximo año veremos el drama legal que vivirá Pdvsa por las demandas de los acreedores de papeles de deuda de la empresa, así como de la república. Los acreedores, visto el incumplimiento de pagos, se reúnen y forman un sindicato, para lo cual reciben la asistencia legal de bufetes especializados para exigir los pagos y tener los mecanismos para ir en contra de los activos que sean embargables como es el caso de Citgo. Esto también en parte, pues en la cola de los acreedores ya varios han tomado los primeros puestos y nadie quiere quedarse por fuera, sin poder reclamar compensación.

Los análisis del mercado en cuanto a los supuestos aumentos de producción por la inyección de recursos provenientes de aportes de Rusia y China evidencian que estos no se concretan. Por el contrario, los chinos y rusos, quienes también han sufrido los pagos selectivos de Pdvsa, no han recibido los barriles necesarios para cancelar las obligaciones derivadas de préstamos otorgados y de allí sus reclamos. En nuestra opinión, con solo el sentido común Rusia tiene como prioridad inversiones para desarrollar sus propios recursos petroleros.  Venezuela no jerarquiza entre las opciones preferidas del portafolio de inversión petrolero ruso; primero, por los altos costos de operación y de inversión para llevar a calidad comercial las reservas de crudo extrapesado de la faja; luego, las restricciones de una economía desbaratada viviendo en un ambiente hiperinflacionario, y sin posibilidades de acceso al financiamiento abierto del mercado y sin garantías tangibles.

De igual manera ocurre con China, en donde todos sabemos que la competitividad del crudo venezolano es baja con respecto a las opciones de otros proveedores con mejor calidad de crudo y más cercanos. Es decir, si hay una razón para la permanencia de chinos y rusos, es fundamentalmente por motivos de geopolítica internacional, lo cual no quiere decir que vayan a dejar perder el dinero entregado a la supuesta revolución por miles de millones de dólares y esperan su repago de alguna manera. Ahora bien, sobre expectativas de aumentos significativos de producción de petróleo, generando ingresos, no parece ser la vía. Probablemente, como viene ocurriendo, seguirán entregando otras riquezas minerales del país a cambio.

Sobre refinación, el estado de las refinerías en Venezuela combinado con la falta de crudo obliga a la importación de componentes para satisfacer al demanda de gasolinas y otros productos del mercado interno, con una situación de caja deficitaria y sin condiciones de crédito comerciales para Pdvsa, agravada por unos precios del combustible para el mercado interno insostenibles. El escenario más probable será el racionamiento de combustible. En cuanto a la refinación en el exterior, todas aquellas promesas del difunto de expansión de refinación desde China hasta Ecuador no son factibles, ni realizables. De hecho, esta semana Curazao optó por otro operador Motiva, una empresa de refinación perteneciente a Arabia Saudita. El proyecto de Aruba sin capacidad, ni condiciones financieras para ser ejecutado por Citgo, que además está sujeta a un proceso legal iniciado por Crystallex y el sindicato de acreedores indicado anteriormente.

En cuanto al recurso humano, el reclamo exigiendo condiciones salariales es permanente, lo que ha originado un éxodo de los trabajadores para buscar mejores horizontes y por ende una descapitalización profunda del talento profesional, lo que vuelve muy compleja la reactivación el negocio petrolero.

A todo lo anterior se agrega la corrupción, un cáncer traído por la supuesta revolución, con responsables como Ali Rodríguez, Rafael Ramírez y sus sucesores, quienes gestionaron Pdvsa. La consideración basada en particular por todos los procesos de investigación internacional que las fiscalías en Estados Unidos y Europa manejan sobre altos personeros involucrados y relacionados con la supuesta revolución.

En conclusión, todo parecer indicar como el mayor general Quevedo tiene como encargo el cierre de Pdvsa y el plan se va cumpliendo. Durante 2019 Venezuela ocupará la presidencia rotatoria de la OPEP y uno se pregunta: ¿cuál será el aporte llevado por el país fundador de la OPEP, cuando su propia realidad demuestra que es el único país productor sin condiciones económicas, con nuevas caídas de producto interno bruto, con una empresa como Pdvsa quebrada. Con un entorno político cada vez más inestable socialmente, con una supuesta revolución con el control del poder por el momento.

@ JFernandeznupa