Porque hace casi 60 años en la isla el totalitarismo militarista se impuso sin previo aviso bajo la careta de segundo movimiento independentista para sacar del poder al dictador Fulgencio Batista a fin de construir una república democrática. Entonces, cayeron por inocentes quienes al principio aplaudieron y obedecieron las órdenes sanguinarias de Fidel Castro y su pandilla. Pasó el tiempo que dio chance a fusilamientos y torturas carcelarias para que se detectara la tiranía roja calcada del sovietismo, hoy renovado con el policía imperialista Vladímir Putin.
En Venezuela durante dos décadas se repite muy estúpidamente: “Esto no es Cuba, no somos isla”, y a pesar de la oratoria directa de Hugo Chávez presidente al advertir que llegaría hasta más allá de 2020 como fuera porque es una revolución armada, no se tomó en cuenta la sinceridad de su frase, quizá la única verdadera, honesta, pues no mintió; como sea, se deslegitimaron los cimientos de la Constitución que ellos mismos construyeron y lo siguen haciendo de manera sucesiva, sordos ante reclamos, denuncias, intentos muy parciales de huelgas y paros, marchas multitudinarias donde mataron, hirieron y desparecieron a centenares de civiles a lo largo de 20 años, levantando muros de contención en cárceles que son mazmorras de tortura y asesinatos a largo y mediano plazo, enmudeciendo a toda la población mediante amenazas y, ahora, finalmente, imponiendo el certificado de defunción en la casi vida revolucionaria, llamado carnet de la patria, ficha para control individual, requisito imprescindible para sobrevivir en el mortuorio territorio que fue un país, ahora un protectorado narcoimperial.
La muy competente profesional doctora Rocío San Miguel acaba de hacer un llamado SOS a cada disidente y víctima del castrochavismo: todo conduce hacia un diciembre en el que se legalizará una ilegal constituyente que, ya casi redactada excluye, ni siquiera nombra, el concepto de propiedad privada, sin hablar de leyes marciales que condicionan la existencia misma de quienes no las obedezcan, eso queda sobreentendido. Para esa cárcel gigantesca habrá fronteras abiertas únicamente para el narcoestado continental.
Y en este caso, guerra avisada sí mata soldados y civiles, cuanto disidente se atreva a demostrarlo. Es necesario insistir: el concepto de “sociedad” incluye a clases sociales, partidos políticos, empresariado, comercio, banca, profesionales y operarios de todos los oficios, parias, desempleados, pensionados, jubilados, ex revolucionarios que se autodefinan como chavistas no maduristas, militares obedientes a la Constitución que todavía no ha sido derogada oficialmente.
Polonia comunista no se liberó con elecciones, no, no; se independizó con el apoyo básico de un Papa político serio, no populista, y la inmovilidad desobediente de absolutamente todo su conglomerado social que tomó como punto de referencia la conducta de los obreros sindicalizados en sus astilleros. En Venezuela, su equivalente sería una huelga de brazos caídos, sin excepción ni límite de tiempo, que comience con los hambreados trabajadores de la narco-Pdvsa. ¿Padrinos y siervos de la Fuerza Armada chavista disparando contra ellos, así nada más? Hoy día no parece posible.
Quienes voluntariamente desconocen la historia están condenados a repetirla, frase que ya luce una perogrullada y lugar común. Pero no, no, es la purísima verdad. Quienes por idiota egolatría obedecen a su potencial asesino no quieren vencer, ya están vencidos .Y lo peor, pasan de tontos útiles a cómplices y verdugos definitivos.