Sí, muy cierto. Es nuestra progenitora y allí vivimos todos. Somos sus hijos y, como hermanos, tenemos la obligación de velar por la mejor salud político-social de ella; debemos mantenernos unidos en procura de las mejores atenciones que requiera. A todos nos corresponde hallar la adecuada salida a la muy difícil situación por la que actualmente atraviesa nuestra Venezuela.
La solución no espera, es urgente.
Como la hermandad familiar implica unión, solidaridad, sana convivencia y esfuerzos mutuos, es necesario apartar egoísmos, intereses individuales y grupales. Desunidos no podremos aliviarle sus dolencias; por el contrario, se agravarán. Todos debemos apoyar bajo ella nuestro hombro y sostenerla para evitar que ruede por el despeñadero.
Los partidos políticos han hecho su trabajo, aunque muy torpedeado. Pero la labor no es exclusiva de ellos. Suponemos que, por lo menos, 60% de los venezolanos no tiene militancia política partidista; indudablemente, hay allí grandes capacidades, riquísimos talentos humanos que deben ser tomados en cuenta. Pongámonos de acuerdo y para la mejor salud de nuestra casa, seleccionemos a los mejores.
Esta bella Venezuela de ubicación privilegiada, bendecida por el Creador con tan bellos cielos y prodigiosa tierra, poseedora de inmensas riquezas bajo y sobre su superficie, ha confrontado ayer y hoy problemas humanos. Así, por ejemplo, el petróleo, la gran riqueza que ningún trabajo nos costó, los gobernantes lo han manejado a diestra y siniestra, a su antojo, como si fueran sus dueños. No lo sembraron, como lo predicó nuestro ilustre Úslar Pietri, en educación, en capacitación para el trabajo productivo, en la formación de profesionales de diversas materias de desarrollo, en aprendizajes útiles, ni en vías férreas que comunicaran a todo el país. Como tampoco, y menos ahora, en salud.
Pareciera no haberse entendido que educación, salud y alimentación son esenciales para el desarrollo económico y social del país. La incultura en esos aspectos, la de ayer y más la de hoy, son indudablemente las causas determinantes de la insoportable calamidad que hoy sufrimos en Venezuela.
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