COLUMNISTA

En Venezuela: ¿flujo migratorio normal?

por Edwuind Pérez Palmar Edwuind Pérez Palmar

En la investigación geográfica los datos, números, cifras y estimaciones no solo son fundamentales para exponer una realidad, también son esenciales los gráficos y muy especialmente los mapas, los cuales son la herramienta imprescindible para toda definición geográfica. Para llegar a la presentación y explicación de información espacial, la Geografía toma fuentes directas (información en el terreno, entrevistas, observaciones, diagnósticos) e indirectas (documentos, difusión de resultados de investigaciones previas, mapas, imágenes satelitales, publicaciones de instituciones y ONG (Organización de las Naciones Unidas, Organización Internacional para las Migraciones, Acnur, prensa), para abordar y analizar un problema que involucre a la sociedad y su espacio, conjuntamente con los hechos, procesos y dinámica que de ello se originan.

Venezuela, en los últimos cuatro años ha sido objeto de análisis sobre un ámbito muy geográfico: el tema de la migración forzada. La OIM y Acnur han publicado oficialmente con gráficos e infografías, entrevistas e imágenes, reportajes del hecho que mantiene a muchos países latinoamericanos preocupados por el desbordado flujo humano que es filmado y registrado en medios de comunicación de naciones de la región y Europa. Llama la atención que las cifras y datos arrojados por representantes de la OIM y Acnur corresponden al año 2018; es decir, son cifras y reportajes tomadas directamente en el terreno en tiempo real, lo que indica una fehaciente muestra para el análisis geográfico y muy particularmente el estudio demográfico.

Esta breve elucidación se expone porque recientemente en rueda de prensa una alta funcionaria del Estado afirmó que “el flujo migratorio de países en la región, Venezuela entre los años 2010 y 2015 se ubica, y todavía hoy, como el segundo país con menos flujo  de migrantes al exterior”. Destaca que los datos mostrados se tomen como evidencias para ilustrar una realidad que no se parece en nada a lo que está sucediendo en Venezuela en el segundo semestre 2018, pues los datos mostrados corresponden a un gráfico del informe de la OIM publicado en 2017, pero que reúne números de emigrantes de Suramérica de los años 2010-2015; es decir referencias caducas con 3 años de diferencia temporal que no son útiles para explicar la realidad de indicadores demográficos venezolanos.

¿Cuál es esa realidad actual de indicadores demográficos venezolano?, sencillamente fue expuesta el pasado 10 de septiembre por la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, quien expresó su preocupación por la migración de Venezuela y por la observación de los derechos humanos, al respecto señaló: “En cuanto a Venezuela se estima que 2,3 millones de personas se fueron del país para el 1° de julio, que es aproximadamente 7% de la población, algo que se debe principalmente a la falta de acceso a  alimentos omedicamentos, la inseguridad y la persecución política».

Entonces, declarar en una conferencia de prensa que en 2018 Venezuela es el segundo país receptor de migraciones de América Latina es cuestionable, sobre todo cuando en estos momentos la población desde el punto de vista de indicadores sociodemográficos no luce nada bien, así se demuestra con números, datos, cifras y gráficos que hace poco (2018) publicó Encovi, Encuesta Sobre Condiciones de Vida 2017, integrado por un equipo multidisciplinario de alto nivel y con gran experticia y rigurosidad científica de la Universidad CatólicaAndrés Bello, Universidad Central de Venezuela y Universidad Simón Bolívar, en la cual se reporta que en 2017 los hogares venezolanos presentaron 87% de pobreza. Encovi es un proyecto sumamente importante para estudiar la situación actual de la población, cuenta con una capacidad técnica y analítica que dan credibilidad a las estadísticas publicadas desde 2014-2017. Este equipo de investigadores hace seguimiento a cómo los indicadores de pobreza por nivel de ingreso presentan un ascenso cada vez mayor y que dan muestra de que los niveles de pobreza en el país es una realidad inocultable, tal como se observa en este gráfico:

Es evidente que la pobreza no solo se manifiesta en el nivel de ingreso, hay otro factor que ha sido estudiado y es la nutrición. Cifras publicadas en febrero pasado por Cáritas de Venezuela señalan que “entre 50% y 60% de los niños venezolanos registran algún grado de desnutrición, 6 de cada 10 niños tienen desnutrición leve, moderada o severa”, además, para 2017 Encovi publica que “9 de cada 10 venezolanos no pudo pagar su alimentación diaria, siendo aproximadamente unas 8,2 millones de personas que tuvieron que ingerir dos o menos comidas al día, para 2017 64% de la población perdió en promedio 11 kilos en un año”.

Las cifras divulgadas por Encovi  y Cáritas Venezuela facilitan al análisis geográfico explicar varios indicadores que exponen más a profundidad la realidad venezolana, con las cifras de este año se puede calcular cómo a mediano y largo plazo los indicadores de mortalidad infantil, morbilidad, mortalidad general y esperanza de vida pueden verse afectados por una crisis que sin duda ha perjudicado a la población.

Históricamente las sociedades humanas van en búsqueda de satisfacer tres necesidades esenciales: alimentación, vestido y lugar de acogida, a ello se agrega en los tiempos actuales la asistencia médica, pero en Venezuela informes y resultados como los estudiados por Encovi ponen de manifiesto que muchos de los ámbitos del desarrollo humano en este país ameritan estudio y atención gubernamental, pues la población que no logra suplir sus necesidades básicas (salud, alimentación, ahorro y economía sana), se mueve en los territorios hasta encontrar alguna mejora a sus necesidades, y el caso venezolano en 2018 presenta serias preocupaciones. Según la OIM y Acnur, existe un alto flujo humano que se desplaza fuera de las fronteras nacionales, esto es evidente en las siguientes imágenes, la primera corresponde a un reportaje publicado por la BBC de Londres con números de la OIM:

A este se añade una segunda imagen, el mapa de la diáspora venezolana:

Emigración venezolana, localización en países y datos en los años 2016-2017, según la OIM

Una cuarta imagen que brinda cifras sobre la cantidad de solicitudes de asilos de venezolanos en 2017 y primer semestre de 2018 con sus respectivos países, basados en fuentes suministradas por la Acnur y publicado por la BBC de Londres.

Una última imagen en la que se especifica en el mapa del continente americano las rutas de emigración venezolana y las ciudades donde se asientan.

Si algo se puede observar en este artículo es que se toma como base cuantitativa datos vigentes de 2018 o lo más próximo a ello. En cuanto a Encovi y Cáritas de Venezuela tienen en  sus informes los resultados de estudio y las estadísticas más actuales levantados en el terreno (encuestas, entrevistas) con relación a indicadores de pobreza y malnutrición,  por lo cual estas fuentes son una información fundamental a la hora de analizar y explicar el estado de la población venezolana.

En cuanto a los datos, gráficos y mapas usados en este artículo constituyen fuentes numéricas confiables en el entendido de que las cifras corresponden a los años 2016, 2017 y 2018, aparte de ello, son información base de organismos como Organización Internacional para las Migraciones, Acnur, ambas agencias de la Organización de las Naciones Unidas que han estado muy pendientes de las migraciones venezolanas en el continente, además se han generado informes, reportajes, documentales e infografías que, de acuerdo con la BBC de Londres, la situación en el país es un hecho que no tiene precedente, puesto que un Estado con disposición de recursos naturales, con la mayor reserva de petróleo del mundo, tierras con alta vocación de labranzas (agricultura) y actividad pecuaria, hoy su población esté en 87% de pobreza (Encovi, 2017). Los datos que han arrojado sus estudios constituyen la respuesta al innumerable flujo humano que ha expulsado el país. Lo preocupante es que en Venezuela en estos últimos años se ha visto una salida de la población joven y cualificada, lo que en teoría representaría una pérdida lamentable que el recurso humano calificado forme parte de las filas de migrantes que día a día se ven en los principales titulares de la prensa internacional. Ahora, se debe entender que esta severa crisis económica afecta duramente a la población, por ello se recomienda a los investigadores e institutos de investigación activar desde ahora métodos de estudios para afrontar en la Venezuela pos crisis los problemas que tienen que ver con el bono demográfico, recuperación del capital técnico-intelectual, de la población económicamente activa, reactivación inmediata de una robusta y agresiva política de salud pública y alimentaria para la infancia, adolescencia y juventud, inyección de capitales en la agroindustria, tierras agrícolas  e incentivos para la investigación farmacéutica y médica.

El problema de la pobreza es una realidad, el país en estos últimos años ha estado en niveles más fuertes de pobreza; el asunto de la malnutrición y enfermedad es otra realidad que los venezolanos viven cada vez en mercados que no cuentan con oferta de productos y servicios básicos para la alimentación y la salud; la situación de migración forzada es una verdad que se refleja en la prensa y en la vida cotidiana de las ciudades fronterizas, donde cada vez es más alto el flujo de venezolanos que parten del país a la búsqueda de un empleo que le brinde una forma de obtener los medios para vivir. Los gráficos, números, datos, cifras y mapas expuestos muestran que los temas de alimentación, salud, migración forzada, pobreza y malnutrición son una realidad, de allí que es recomendable que a la hora de hablar sobre estas materias las estadísticas no solo deben ser confiables (validadas por organismos de alto nivel de investigación), sino también actualizadas (que correspondan a la fecha actual) y expresadas en medios que faciliten su comprensión numérica como mapas, gráficos. Al dirigir una explicación no solo se requiere rigurosidad científica y numérica, lo primordial es la vigencia de los datos y que sean congruentes con la realidad actual de Venezuela.

Bibliografía

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