Todos los que vivimos en Venezuela, desde hace muchos años estamos sometidos a un sistema permanente de tortura; la grave situación a la que la dictadura nos ha llevado a vivir en este país no solo son graves violaciones de los derechos fundamentales que tenemos todos los ciudadanos, sino que además es un mecanismo permanente de tortura a todos; el régimen nos ha convertido en un país de habitantes torturados.
En el artículo 1° de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes se da la definición de la tortura acordada a escala internacional: “A los efectos de la presente Convención, se entenderá por el término ‘tortura’ todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas o que sean inherentes o incidentales a estas”.
Esta definición contiene tres criterios acumulativos: 1) La imposición, de forma intencionada, de dolor o sufrimiento grave, ya sea física o mentalmente; 2) que sea efectuada por un funcionario público que esté directa o indirectamente involucrado y 3) con un propósito específico.
La grave situación que vivimos en Venezuela de carencia de alimentos, medicinas, falta de atención médica a la población en el sistema de salud del Estado, inseguridad extrema, claramente encajan en la definición de tortura que antes señalamos; en Venezuela se tortura de manera masiva a la población y más aún si son críticos a la dictadura o difieren de su forma de actuar.
Luisa Ortega Díaz, fiscal general de la República, afirmó esta semana en la Convención de Fiscales y Procuradores en Lima, Perú, que la tortura se ha convertido en una práctica en Venezuela. Señaló que los venezolanos tienen menos derechos y que el régimen pretende convertirlos en reos del delito. “Las personas cada vez tienen menos derechos y pretender ejercer cualquiera de ellos los puede convertir en reos del delito. Ya sean delitos inventados con pruebas sembradas y sin el debido proceso. El encarcelamiento, la incomunicación y la tortura se han convertido en una práctica en Venezuela”, expresó.
En Venezuela se vive en un sistema de tortura permanente, gente buscando comida en la basura, presos muertos por desnutrición, mujeres pariendo en sillas de un hospital, niños sin ir a la escuela por no poder comprar útiles y uniformes escolares, son algunas de las muchas formas de tortura a las que la dictadura tiene sometida a la población permanentemente, un macabro mecanismo que el régimen usa como su arma principal para someter a la población.
La tortura dejó de ser un mecanismo empleado solo para maltratar a nuestros presos y más aún si son políticos, un mecanismo que todos conocíamos porque lo usaban los funcionarios policiales para lograr la confesión de algún delincuente, ahora la tortura se ha convertido en una práctica común para mantener a la población arrodillada y sometida a sus designios.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su cuarto informe sobre Venezuela presentado ante el Consejo Permanente de la OEA el pasado 25 de septiembre, es claro al señalar: “El menosprecio de los derechos humanos es más que profundo. El gobierno ha restringido el acceso a derechos básicos como la salud, la alimentación y la seguridad. La grave crisis humanitaria y económica advertida desde el primer informe en marzo de 2016 continúa y empeora cada día. La economía se ha desplomado a causa de acciones deliberadas y por negligencia gubernamental. Mientras la gente sufre –por la falta de medicinas, la elevada desnutrición y la hambruna, los altos índices de crimen y violencia– el gobierno lo niega y pregona una realidad alternativa. Las prácticas de monopolio estatal sobre los medios, la prensa cautiva del gobierno para ejercer una propaganda favorable al régimen, controlada en su totalidad y dirigida en sus contenidos, el ejercicio del adoctrinamiento de masas, son acciones propias de los regímenes totalitarios y represivos”.
La dictadura sigue oprimiendo al pueblo, los venezolanos seguimos viviendo en un régimen de tortura que estoy seguro que más temprano que tarde terminará, y en ese momento que esta pesadilla se termine, no podemos olvidar que las violaciones de los derechos humanos no prescriben;, quienes hoy violan los derechos humanos de la ciudadanía tendrán que responder por esto.
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