La dirección del partido Unión Republicana Democrática, organización política que desde su fundación, por más de 75 años, ha tenido como propósito invariable de lucha, la conquista de sus objetivos nacionalistas y revolucionarios bajo la prédica sin intervalo de un entendimiento serio y responsable. Sin ponderar los méritos que nos corresponden en el empeño por la instauración del Estado de Derecho, de los principios democráticos de la libertad de expresión, el de la igualdad política sin cupo de discriminación. Sin exhibición de méritos en el riesgoso acontecimiento de haber encauzado al pueblo en el logro de sus objetivos: hemos considerado sin desmentido de ninguna índole. Sin mezquindad de comportamiento. Sin conducta vanidosa, que los triunfos logrados en las elecciones de 1952, las que no obstante el comportamiento cívico del CNE de entonces fueron desconocidas por el sanguinario dictador Pérez, quien deportando a muestro directorio, usurpó el poder declarándose dictador, asumiendo la condición de presidente constitucional, usurpación que duró hasta el 23 de enero 1958, fecha de triunfo del pueblo junto a sus fuerzas laborales; sus estudiantes obreros, el clero, los empresarios progresistas; y, lo que es más, con la intervención de la fuerza armada, institución que por más de 40 años, con su comportamiento profesional, supo defender la Constitución, combatiendo los golpes de Estado.
En razón de lo expuesto, dada la usurpación del Poder Ejecutivo motivado al comportamiento anticonstitucional del presidente Maduro, entendido como una vacío de poder al reelegirse en forma espuria, para el 10-E usurpar el poder mediante conducta impropia, negada por el sector doméstico y por la opinión internacional; a la vez que condenado por el TSJ legítimo, que por razones obvias sesiona fuera del país. El partido URD habida consideración de la marcha de repudio convocada, por una estructuración unitaria, sin predominio de los causantes de nuestro retroceso histórico que se habían hecho acreedores por exclusión de los destinos del pueblo opositor, se ve obligado a pronunciarse categóricamente sobre las concentración de masas convocada para el 23 de enero, aniversario de la fecha de la caída de Pérez Jiménez, a quien creímos el último de nuestros bárbaros, lo que explanamos a continuación:
“El día 23 de enero de 2019 no puede ser mero juego de palabras. Eso sí. Debe ser la última práctica para que la concentración del pueblo levante impulsos e imponga el camino a seguir. El pueblo rehabilitado en su proceso histórico, provocado por los que sin serlo se convirtieron en sus fracasados ductores, claudicando en sus principios, a la vez que negociando sus intereses personales o de grupos a cambio de indulgencia, para la obtención de favores reñidos con la lucha por reivindicaciones urgentes, favoreciendo la perpetuación de un régimen sin aceptación, credibilidad, tanto en nuestro territorio, cuya población migra, como por los organismos internacionales que manifiestamente lo rechazan, todo lo cual fortalece las fuerzas de cambio anhelado por el pueblo de Venezuela, hoy en condiciones no de pobreza, algo inaudito: en situación de miseria.
“La AN ha declarado el vacío de poder. A partir del 10-E de 2019 se ha tenido como de facto al gobierno de Maduro, quien en forma fraudulenta lo ha usurpado y surgen protestas sobre la perpetuación de tan desprestigiado régimen.
“Nuestro concurso de apoyo a tal acontecimiento de concentración unitario a llevarse a cabo no es para mantener actitudes flexibles que permitan complacencia a políticos adheridos al mariposeo; pero sí entendido de conformidad con el artículo 350 de la Constitución: para desconocer la fecha de la usurpación, lo cual ha hecho historia, que como depositario del poder constituyente oponemos a quienes usando recursos del Estado han contrariado los principios y garantías democráticas en menoscabo de los derechos humanos.
“El 23 de enero hará historia. El pueblo, que ejerce la soberanía mediante la acción revolucionaria de las protestas en forma unitaria, mejorará sus fuerzas para sostener los músculos de la inteligencia elásticos y firmes. Para buscar en la conciencia colectiva el asidero permanente de la civilidad. La Constitución se cumplirá, no cabe dudad; y Juan Guaidó, concentrado en la fuerza de los cabildos, irá recibiendo el apoyo de todos como fundamental también el de la Fuerza Armada que quiere cumplir el oficio que le determina la Constitución. Juan Guaidó tiene que mantener firme su compromiso con la unidad del pueblo. Tiene que ser su más sectario creyente. Colonia no, patria”.