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Por Maria Margarita Galindo
Tuve la oportunidad de asistir a una defensa de tesis doctoral en el auditorio del Instituto Pedagógico de Miranda, donde su autora con gran entereza y seguridad nos presentaba su investigación titulada: “La formación inicial docente disruptiva”. En tal escenario, la tesista nos demostró ser una joven con un vocabulario digital siglo XXI, en el cual defendía con argumentos el uso y la aplicación de la tecnología en el sector educativo.
Durante su discurso fueron muchos los elementos que me llamaron la atención y que son propicios para el debate; uno de ellos es el asunto de las Universidades Pedagógicas Inteligentes (UPI), concepto que irrumpe lo que es la universidad tradicional. Las universidades por lógica y por esencia deben ir conectadas al progreso, a la reevolución permanente de conceptos y formas, todos enlazados al desarrollo de su hacer, saber y ser como institución formadora.
En este sentido, las UPI están asociadas con las universidades del futuro, pero cabe aquí una gran interrogante ¿cuándo llegará el futuro? Pues, el futuro es ya. El futuro no es un tiempo de espera. Muestra de ello son los grandes avances tecnológicos en tan corto tiempo que ha experimentado el mundo, como lo representa la biomedicina, los robots, las comunicaciones en el denominado 5G, entre otros aspectos. En fin, hemos pasado de un mundo tradicional a un mundo globalizado, donde la tecnología no es un aparato, sino que se ha convertido en parte de nuestra vida, y de allí que sin obviar la crisis por la cual atravesamos en Venezuela, nos estemos sintiendo en un marcado retroceso histórico.
De hecho, las universidades que no sean capaces de insertarse en la realidad de la globalización tecnológica, prácticamente se autocondenan a desaparecer. El mundo del desarrollo demanda universidades con arquitecturas tecnológicas, flexibles, que tengan comunicaciones que rompan conceptos de presencialidad limitada en losespacios físicos hasta llegar al reconocimiento de la presencialidad en espacios virtuales. Nuestros estudiantes deben ser formados en estos ambientes, caso contrario estamos formados estudiantes atrasados, y si nuestros centros de estudios actuales no se insertan en esta línea tendremos un lamentable registro en los estándares de los países más atrasados del planeta, y esto no solo afecta aquellas personas que han encausado su vida al espacio de la academia, sino que esta situación afecta la economía de un país, así como los sistemas de producción, salud, educación y servicios, pues también se sumergen en el más profundo atraso para nuestra sociedad.
Actualmente tenemos potenciales investigadores, trabajadores y estudiantes digitales que deben lidiar con nuestras universidades ancladas en lo que una vez fue lo tradicional durante el siglo XX. Nuestras políticas públicas no demuestran la búsqueda y construcción de las UPI. Es más, la educación se está quedando relegada ante los procesos de globalización científicos y tecnológicos y si nuestras universidades están en esta encrucijada, nuestras escuelas y liceos estarán más hundidos en el plano educativo,
No se trata de decir que lo tradicional es “malo”, se trata de reconocer que así como un ser humano se desarrolla desde su nacimiento, así también ocurre en el contexto educativo, siendo necesario evolucionar, y aunque la sociedad guarde cierta resistencia a los cambios, es un reto atreverse a la innovación, a la creación. Tenemos una sociedad saturada de información y avances tecnológicos.
La universidad debe transformarse, y cuando se habla de transformación esta involucra a todos sus actores. También hace falta reconocer que el Estado debe implementar políticas públicas enfocadas hacia la capacitación de esa infraestructura tecnológica que necesitamos para hacer de los procesos educativos una plena consonancia con el porvenir.
Si las universidades no lo logran, otras formas académicas y del conocimiento tomarán sus espacios. Lo que globaliza el mundo es precisamente el uso de las tecnológicas de información y comunicación. Las UPI son las universidades que reclaman especialmente nuestras naciones latinoamericanas para su desarrollo y evolución en amplio sentido. Ellas son una necesidad impostergable.
Universidades Pedagógicas Inteligentes, una concepción del nuevo desarrollo integral para el aprendizaje y el desarrollo cognitivo con máximas potencialidades tecnológicas. La tesista no estaba equivocada, y su investigación es un valioso aporte para un necesario debate de transformación universitaria que no se quede en un simple papel de trabajo, sino que nos conduzca a reconocer las carencias de nuestro sistema en el área de las tecnologías de información y que se empujen los cambios necesarios para estar en la cúspide permanente del siglo XXI.
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