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Una sociedad antropófaga

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Es positivo que nuevamente los sectores de oposición junto con la sociedad civil hayan retomado la fuerza para la reivindicación de la democracia. Las numerosas protestas por carencias de alimentos, por hambre y saqueos a diferentes comercios y supermercados sobrepasan el número de doscientos en los poquísimos días que van desde el comienzo del año.

Es digno resaltar el hecho de que el domingo pasado, por ejemplo, en la peregrinación de la Divina Pastora, un grupo de feligreses desalojó a los funcionarios de la Guardia Nacional, a la gobernadora, oficial de la Armada, Carmen Meléndez, al grito de “este gobierno va a caer”.

El caso es que esta cadena de acontecimientos en contra del régimen era impensable un mes atrás. Asimismo, hay dos acontecimientos que marcan la marcha de la política de unas semanas para acá. Por una parte, las revueltas sociales, los saqueos producto del hambre, como apuntábamos arriba, han ido extendiéndose peligrosamente por toda la región, sin saber cómo y cuándo se va a detener. El otro punto, no menos trascendental, es el diálogo que se ha llevado a cabo en República Dominicana en los últimos días a pesar de los audaces cuestionamientos.

Recuerdo que, a raíz de las protestas a finales del año recién pasado, comentamos en este mismo espacio que esas protestas por el famoso pernil eran un hecho puntual que trascendería en los días por venir. Dijimos entonces que esta hambruna no la pararía una bolsa CLAP. Que era un elemento que mermaría las fuerzas del régimen, el cual asistiría en condiciones desmejoradas a la reanudación de las conversaciones en la antigua “Ciudad Trujillo”.

Hay que apostar por el éxito de esos diálogos. Años atrás el perverso José Vicente Rangel pronunció aquellas palabras: “Dialogamos o nos matamos”.  Pues hoy, el país en una crisis política y económica mucho más difícil que entonces, esa frase de JVR toma realce nuevamente.

El panorama nacional está despejado, no hay nubes que lo tape. Las dificultades económicas, el hambre, sí, el hambre otra vez, seguirá apretándoles el cuello a los venezolanos. Tanto así, que algunos organismos especializados calculan la astronómica cifra de 15.000% de inflación para 2018. Viviremos en una sociedad de antropófagos, una sociedad primitiva, devoradores de hombres.

De la misma forma, la comunidad internacional seguirá cercando al régimen con mayores sanciones. La dictadura de Maduro, sus militares principalmente, no podrán tirar del gatillo con tanta indolencia como lo hicieron el año pasado, donde varias unidades de fusilamiento de la Guardia Nacional ejecutaron a 140 jóvenes.

En conclusión, el diálogo en República Dominicana, más necesario para la dictadura que para la oposición, abriga una esperanza que nadie ha dicho sea fácil, todo lo contrario. Pero esa esperanza se fundamenta en hechos concretos. El que la reunión la hayan extendido hasta el sábado 13 de la semana anterior es una demostración de factibilidad de llegar a acuerdos, a la inversa de lo que muchos piensan. También, es sustancial destacar el hecho de que la oposición se haya parado firme frente al régimen y apartado de ese modo cualquier duda sobre su honorabilidad, la cual fue sembrada por cizañeros oposicionistas.

La oposición paso a paso se reagrupa mientras que el gobierno, por el contrario, entra en un mar de traiciones y de fricciones internas; es el grupo de los alacranes rojos. Otro evento digno de destacar es que el 22 de enero está prevista una reunión del Grupo de Lima, donde México y Chile, que participaron como testigos en RD, pondrán al tanto a este grupo de naciones que tiene previsto encontrarse en la capital peruana. Ahí saltarán muchas verdades hasta ahora ocultas.

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