Hoy es un día como cualquier otro
La lluvia no cesa de precipitarse
sobre este valle de dilatadas sabanas
anegadas por sucesivos diluvios
inmemoriales
anoche cuando el día de hoy era
un tierno bebé insinuando murmullos
sobre el verde tejado de la casa
insomne
avizoraba el parto prematuro de la
gata de nombre Coromotico y la lluvia
insistente se derramaba sobre los
tupidos nidos de turpiales y guacharacas
tejidos en forma de hileras sobre las
altas y abigarradas ramas de los árboles
de mangos y otros frutales que pueblan
los inundados humedales de mauritia
que circundan los alrededores de mi
atolondrado lar habitado por mi perturbada
cabeza llena de recuerdos
Hoy toda la mañana la lluvia ha hablado
una lengua de trinos
el festivo advenimiento de cinco
mininos han traído el jolgorio
carnaval de los animales maullando
maullando y maullando al compás
de una música de fluviales incandescencias
espejeantes y refractarias sobre los espejos
laguneros ornados y exornados por
incontables patas de garzones con sus
hirsutos y blanquérrimos cuellos desafiantes
e indiferentes al estruendo del cielo torrencial
Ya casi es mediodía y apenas ha amainado
levemente el diluvio proveniente de la noche
diurna
Yo acomodo mi lacerado ánimo a las inciertas
próximas horas verpertinas y trato de ajustar
el inquieto vaivén de mi espíritu al señorial
silencio unánime del peculiar domingo
lluvioso
diluviano
Me abandono obediente y sumiso a la
suave oniria y no sé más de mí hasta
que abro los ojos de nuevo a un nuevo
día.