La situación sin precedente de tensión que se vive actualmente en Venezuela alcanzó su momento cúspide con el discurso dado por el presidente Donald Trump en la Florida International University, donde la causa política de Juan Guaidó recibió un apoyo total de parte del gobierno de Estados Unidos.
Desconociendo, por razones obvias, el desenlace final de esta crisis política, cualquiera de los escenarios que acontezca tendrá como hito o fecha histórica de lo ocurrido el discurso de Trump por presentar un apoyo político, diplomático, militar y económico, sin el cual hubiese sido imposible el devenir de las situaciones ocurridas hasta el momento.
Entre los argumentos que se deben considerar históricos dentro del discurso destacan los siguientes:
- Legitimó la lucha política que le costó la vida al inspector del Cicpc Oscar Pérez, a quien ubicó en la categoría de héroe y mártir en la lucha por la democracia. Esto quedó reflejado con el saludo público a la madre del funcionario fallecido, con lo que estimuló la posibilidad de alentar otras situaciones de rebelión o sedición en las fuerzas armadas y policiales del país.
- Ratificó el carácter de los asilados políticos en el exterior por persecución con medios judiciales al colocar al ex alcalde del municipio El Hatillo del estado Miranda David Smolansky como ejemplo de las víctimas de las políticas represivas en cuestión.
- Descalificó las ideologías asociadas al término socialismo como causa fundamental de la grave situación económica y social de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, estableciendo que el estatismo exacerbado, los controles severos a la iniciativa privada en el campo económico y la regulación de la vida de los ciudadanos para ponerlos al servicio del Estado es una receta segura para la opresión social y la pobreza económica colectiva.
- Estableció como cierta la tesis política señalada por los sectores más radicales de que su gobierno considera que Venezuela funciona como una semicolonia ocupada por funcionarios militares y de inteligencia de la República Socialista de Cuba, la cual según esta obtiene inmensos beneficios económicos y políticos.
- Responsabilizó al gobierno de Nicolás Maduro por la crítica situación humanitaria que vive Venezuela y, mucho más grave, lo acusó directamente de beneficiarse de esta para sus propósitos políticos de control de la población en general y represión de la oposición política, dándole un carácter de maldad desde el punto de vista moral que convierte la crisis política en casi una cruzada religiosa del bien contra el mal.
- Asumió la defensa política, ya no de Juan Guaidó y la Asamblea Nacional, sino prácticamente de toda la masa opositora política al gobierno de Nicolás Maduro al englobarlo como un todo en el pueblo venezolano que va a defender por todos los medios, sean pacíficos o violentos, al manifestar que todas las opciones estaban abiertas y sobre la mesa.
- Amenazó en forma directa a toda la Fuerza Armada Nacional con la destrucción total al plantearle que no habría escapatoria posible para ellos ni de sus bienes personales y familiares. La amenaza concreta de perderlo todo es muy parecida a las amenazas de barrido atómico utilizadas contra Corea del Norte, donde el convencimiento de que existía la disposición de devastar por completo el norte de la península coreana ha llevado de forma inevitable a la negociación por parte de la élite política de dicho país.
Ante este panorama de destrucción total del sistema político establecido desde 1999 por el PSUV, anteriormente el MVR, donde se entiende que una intervención militar exitosa de fuerzas extranjeras implica una eliminación jurídica y política del sector oficialista por haberse negado a negociar, la respuesta de este ha sido desafiante y frontal, con el cálculo político de no creer en la factibilidad de dicha intervención o en la capacidad de hacer una resistencia militar a la misma.
Para los partidos políticos del denominado Polo Patriótico la situación es igual de grave, dado que pudiesen ser considerados cómplices o colaboradores de todas las acusaciones que se le adjudican al gobierno de Nicolás Maduro. En este caso podrían ser proscritos políticamente y sus direcciones nacionales y estatales encarcelados en medio de esta situación problemática.
Para la Fuerza Armada Nacional, el riesgo es igual en el mismo sentido, pues las palabras de Trump no admiten otra interpretación que abandonar a Nicolás Maduro y deponerlo o sufrir todo el poder militar y económico de Estados Unidos.
Para los aliados de Venezuela la situación no es menos difícil, dado que el éxito de Trump en Venezuela sería una invitación para forzar de inmediato la salida de Daniel Ortega en Nicaragua y muy especialmente para buscar en Cuba la venganza histórica por parte de la comunidad cubana de Miami, que está eufórica ante los hechos que ocurren en la política venezolana desde hace un mes.
Igualmente, países como México, Uruguay, Bolivia y los aliados de Maduro en la Comunidad del Caribe o Caricom, recibirían sin duda las represalias económicas y políticas por haberse opuesto a la política estadounidense, lo que podría llevar al desequilibrio político en algunos casos en particular, si se terminan armando casos de financiación ilegal a políticos de dichos países desde Venezuela.
De manera definitiva, lo que está ocurriendo en Venezuela es un juego político y económico en el que se está apostando no solamente los recursos materiales y el poder, sino que ya están sobre la mesa incluso la supervivencia institucional y física de los actores involucrados en esta crisis política sin precedente.
No es posible calcular políticamente el final de esta situación y el oficio serio de los analistas políticos está muy lejos de tener una bola de cristal que, a la manera de los magos y adivinadores, permitan predecir el final, mas lo que sí parece muy real es la radicalización de las posiciones políticas, ante las perspectivas de negociación que persiguen la Unión Europea y algunos países latinoamericanos. Cada día tiene sus propias sorpresas y habrá que espera los acontecimientos.
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