COLUMNISTA

La última carta pacífica

por Gladys Socorro Gladys Socorro

Todos los caminos conducen a Roma. Llueve, truene o relampaguee se buscará transitar la vía electoral para salir de la crisis por encima de la arremetida bélica, la antipolítica y el juego perverso de la abstención. ¿Cómo y cuándo? Eso está por definirse. Lo cierto es que es el único camino sensato que nos llevaría a la pacificación interna del país una vez que ni chavistas ni opositores han podido desaparecerse entre sí.

El Grupo de Contacto liderado por la Unión Europea y las conversaciones en Noruega son la última carta pacífica y diplomática que ambos bandos tienen a mano. Cualquier otra vía ya ha sido cerrada. Llegar a la intervención militar sería el peor de los escenarios para todos los involucrados, comenzando por el venezolano de a pie. Todos sabemos cuando comienza pero no cuándo ni cómo termina, además de la inestabilidad sociopolítica que podría desatarse debido a la alta polaridad que arropa al país.

A nadie le conviene llegar al extremo bélico. Aunque estén listos para todo, Estados Unidos intentará minimizar sus riesgos en el caso Venezuela. Apoyan el encuentro en Noruega para quemar todos los cartuchos en la búsqueda de una salida pacífica a la crisis nacional. «Lo único que hay que negociar con Nicolás Maduro durante la mesa de negociaciones que tendrá lugar en Oslo son las condiciones de su partida», dijeron en un comunicado.

Pero de no llegarse a ningún acuerdo por esa vía, sin duda tomarían medidas más agresivas para sacarlo del poder y preservar así su seguridad nacional y la del continente.

Nicolás Maduro y su grupito saben que eso sería su exterminio, por lo que no les ha quedado más opción que aceptar el salvavidas negociador de los europeos. Sin embargo, harán todo lo posible por dilatar cualquier acuerdo, aunque les sería cuesta arriba con los ojos del mundo puestos en ellos.

En la otra esquina, si bien el presidente Juan Guaidó subió el tono de su discurso esta semana al increpar a Maduro a decidir si quiere salir por las buenas o por las malas de Miraflores, está claro que busca una salida pacífica en Noruega. Con sus palabras del domingo lo dijo todo: «Habrá una mediación, no un diálogo ni una negociación». Si fue tan enfático en la separación de términos es porque debe estar claro en sus significados. Según la Real Academia Española, el término mediación se refiere a «interponerse entre dos o más que riñen o contienden, procurando reconciliarlos…» o «tomar un término medio entre dos extremos».

¿Llegarán a cohabitar las dos posiciones? ¿Será eso posible? ¿A la oposición le tocará ceder en algunas cosas para alcanzar el objetivo supremo del cese de la usurpación? ¿Maduro negociará la silla a cambio de algunas prebendas de salvación? ¿Quiénes serán los sacrificados en el toma y dame? Muchas cosas están por definirse en los próximos días. El tiempo juega en contra de Guaidó debido a la crítica profundización de los problemas de los venezolanos. Mientras tanto, los radicales aprovechan para darle rienda suelta a su verbo incendiario e invocar acciones militares sin reparar en sus consecuencias impredecibles, a la par de los abstencionistas que ya llaman a no votar sin que ni siquiera se haya decidido algo al respecto. Para cuándo y cómo se hará no lo se, pero el trabajo mundial está enfocado en la ruta electoral y para eso hay que estar preparados.

@gladyssocorro
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