La “operación especial en Ucrania”, además de ser una estrategia bélica en el extranjero, también lo ha sido en las redes sociales, particularmente en Twitter y Telegram. A través de la cuenta oficial de la Cancillería de Rusia en español se ha diseminado una narrativa propagandística bélico-nostálgica y diplomáticamente alternativa a la OTAN. El Gobierno ruso se apoyó en las 17 cuentas de Twitter de sus embajadas en Uruguay, Venezuela, Panamá, Paraguay, Perú, México, Nicaragua, España, Ecuador, Cuba, Costa Rica, Colombia, Chile, Bolivia, Brasil, Argentina (esta última es la única que tiene una cuenta en idioma ruso), junto a medios de comunicación y periodistas alternativos, ha aprovechado la oportunidad para seguir reafirmando su interés en posicionarse en la región.
El uso estratégico de las redes sociales (con objetivos propagandísticos) por parte de los Estados ha ampliado el alcance informativo de las políticas exteriores. Este fenómeno es denominado como diplomacia pública o diplomacia digital, cuyo objetivo primordial es mejorar la imagen estatal a escala internacional. Desde el año 2012, la agencia multinacional de relaciones públicas, marketing y comunicaciones BCW ha documentado el comportamiento de los gobiernos, líderes políticos y organizaciones internacionales en Twitter, fenómeno que se conoce como twiplomacy. De acuerdo con esta agencia, esta plataforma se ha convertido en la primera fuente de información a la que acuden los usuarios del mundo para acceder a las declaraciones políticas de primera mano y sin intermediarios.
#DigitalDiplomacy en los Andes
Los contenidos publicados por la Cancillería de Rusia desde enero hasta septiembre del 2022 se dividen en dos grandes temáticas: la propaganda bélico-nostálgica y la agenda diplomática alternativa a los Estados Unidos. Respecto a la primera, se ha producido una serie de trinos que buscan resaltar el papel decisivo de la Unión Soviética en la liberación de Europa del nacionalsocialismo con el conocido día de la victoria.
Así mismo, hay trinos sobre los logros del programa espacial durante la Guerra Fría, como el viaje de Yuri Gagarin en 1961, quien fue el primer ser humano en recorrer completamente una órbita de la tierra. La cuenta también intenta destacar los aportes tecnológicos que los rusos han realizado a la sociedad, tal como es el caso del icónico vehículo Lada Niva. Sin embargo, este tipo de contenidos no tienen un gran impacto en las redes.
Por otro lado, las publicaciones correspondientes a una agenda alternativa a la OTAN han buscado contradecir la narrativa de la organización en algunos eventos históricos. En marzo, algunos trinos destacan la “doble moral” de la organización al mencionar el bombardeo contra Yugoslavia. De acuerdo con la perspectiva rusa, esta fue la primera invasión armada de un Estado soberano en Europa desde 1945, la cual erosionó el esquema de seguridad internacional establecido desde la Segunda Guerra Mundial. Además, esta intervención militar por motivos humanitarios legitimó para Estados occidentales el uso de la fuerza, yendo, así, a contracorriente del principio de no injerencia.
Adicionalmente, estas cuentas intentan contrarrestar la culpabilidad de Rusia en esta guerra. La estrategia de comunicación se ha enfocado en catalogar las causas “occidentales” de esta situación como hechos o mitos desinformativos. En enero, se publicaron seis trinos desmintiendo a Rusia y culpando a la OTAN y a Estados Unidos. Allí se afirma que, debido al apoyo que Occidente les ha dado a los nacionalistas ucranianos desde 2014, Rusia se ha visto obligada a intervenir por la seguridad de los residentes de Crimea y Dombás. En julio, se contradijeron las supuestas consecuencias económicas globales de la guerra en Ucrania, particularmente las relacionadas con la crisis alimentaria que señaló el Banco Mundial. Por último, se ha publicado contenido desmintiendo las presuntas acciones militares rusas contra civiles en las ciudades de Bucha, Kiev y Odesa y se afirma que se trata de una provocación desinformativa de la OTAN para justificar las sanciones en contra de esta nación.
La Cancillería de Rusia arremete, a su vez, contra Estados Unidos mediante la alusión a la injerencia militar, política y económica que ha tenido en la región. En este sentido, divulga contenido sobre las acciones militares fronterizas del gigante americano en 1846 en México, el golpe de Estado orquestado por la CIA en 1954 con el objetivo de derrocar al presidente Juan Árbenz en Guatemala, y la “ocupación militar de Haití” desde 1915 hasta 1934. Respecto a la injerencia económica, en repetidas ocasiones se han producido trinos cuestionando tanto el embargo económico a Cuba como las sanciones económicas impuestas a Venezuela.
La cuenta de la Cancillería también visibiliza el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas entre Rusia y los países que se resisten al mandato estadounidense. Se han publicado fragmentos de las presuntas llamadas entre Vladímir Putin y los presidentes de Cuba, Venezuela y Brasil en las que resaltan el apoyo económico y político. También se conmemoran constantemente las fechas en las que los países de la región reconocieron a la Unión Soviética como Estado y establecieron relaciones. En septiembre se realizó una serie de publicaciones, “al margen del 77 período de sesiones de la ONU”, de las reuniones entre el canciller ruso Serguéi Lavrov y los de Venezuela, Cuba, Brasil y Bolivia.
¿Influencia virtual?
La diplomacia digital rusa en América Latina es congruente con sus intereses de política exterior, los cuales, aparte de buscar el fortalecimiento de las relaciones con Estados aliados como Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Argentina, y desafiar ciertamente la posición del gigante norteamericano, intenta, asimismo, aproximarse a los ciudadanos de habla hispana. Para ello, Rusia se ha adaptado rápidamente a las redes sociales, aumentando su presencia en internet y empleando un lenguaje simple, acompañado de imágenes explicativas o satíricas, más atractivas para la audiencia. A pesar del esfuerzo de Rusia por influenciar en la región, la popularidad e interacción de sus publicaciones entre los usuarios es aún muy baja.
- Gustavo A. Rivero es profesor adjunto de la Universidad de la Salle, Colombia. Magíster en Estudios Internacionales, de la Universidad de los Andes. Seleccionado por el Programa de Formación 360/Digital Sherlocks (DFRLab) del Consejo Atlántico para combatir la desinformación.
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