COLUMNISTA

Todos a cabildo

por Jesús Rangel Rachadell Jesús Rangel Rachadell

La organización básica de la sociedad venezolana, desde la Colonia, fue el cabildo. La ciudad, dirigida por unos regidores y alcaldes, llevaba el control del orden público, los pesos y medidas, la administración de justicia y, en general, la toma de decisiones que importaban a los pobladores.

El cabildo fue la manera que encontró la Corona española para organizar la Conquista. En América los pueblos gozaron de independencia y libertad, en buena medida por la lejanía de España. Ese es el antecedente de nuestros municipios y la actual organización en alcaldías como órgano ejecutivo y los concejos municipales como órgano legislativo.

Los cabildos abiertos o convocatoria a los miembros ilustres de la ciudad, fue la principal demostración del carácter democrático de esa institución. Los problemas relevantes eran planteados y decididos en el cabildo abierto, y a veces se opusieron a disposiciones del rey o designaron representantes para defender los derechos de la ciudad.

La importancia de las alcaldías no es solo por ser la manera como ordenamos nuestra vida en comunidad, es por ser la institución que defiende los derechos de los ciudadanos, la instancia a la que acudimos para resolver nuestros conflictos sociales. Los abusos, como la música alta, suele resolverse con la presencia de la policía municipal, o las limitaciones a las construcciones, la defensa del medio ambiente, la recolección de desechos sólidos, la poda de los árboles. Los municipios tienen competencias en educación; organizan actividades deportivas; sociales; artísticas; el servicio de catastro; el patrimonio histórico; la vivienda de interés social; el turismo local; las plazas, parques y jardines; los balnearios y demás sitios de recreación; la arquitectura civil; la nomenclatura y el ornato público; y muchas otras competencias (Artículo 56 de la Ley orgánica del poder público municipal).

El alcalde, en democracia, debe ser un funcionario que represente a la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto que vivan en ese municipio; por eso, la alteración del registro electoral mediante el traslado virtual de votantes de un municipio a otro, para influenciar en los resultados de la votación es un acto desleal. A esto podemos oponernos mediante el ejercicio del voto.

Algunos vecinos plantean que no vale la pena ir a votar, que nada se gana, que pondrán presos a los alcaldes de oposición, como han hecho con varios, si no los han obligado a irse del país para evitar una persecución desalmada. Todos esos argumentos me suenan a una autoinmolación o suicidio a lo bonzo, lo que falta es que los opositores, para salir de este gobierno, prefieran bañarse con gasolina y prender un fósforo, solo que sería un voto menos.

Siguiendo a George Lakoff (autor del libro No pienses en un elefante), la violencia de un gobierno se puede frenar de tres formas: a) mediante un equilibrio de fuerzas, de forma tal que no haya nadie tan fuerte como para atreverse a atacar a otros. Si votamos en las elecciones de alcaldes podemos anteponer alguna institucionalidad, el alcalde será el representante del pueblo, la voz de la oposición en el ámbito municipal; b) mediante la persuasión colectiva ejercida por la comunidad, de tal forma que la violencia no sea una opción productiva; esta es la opción de los que buscan apoyo en la comunidad internacional, que presionen al gobierno para que detenga la persecución en contra de los opositores, permita la ayuda humanitaria para que ingresen alimentos y medicinas que tanta falta hacen, y que se otorguen condiciones aceptables para la participación ciudadana en los procesos electorales; o c) una policía lo suficientemente fuerte que frene cualquier tipo de violencia o que la castigue; en este supuesto se encuentran los que desean que Estados Unidos fondee un portaviones en La Guaira, que sea la policía imperial la que ponga orden en el desmadre que ha ocasionado el gobierno con su manejo del dólar, de la inflación y sus controles de precios.

El único de los anteriores supuestos que depende de nosotros los que quedamos en esta tierra de gracia es el de crear una fuerza para anteponérsela a Maduro. Solo votando por los candidatos de oposición podremos obligar al gobierno a hacer trampa. En el estado Bolívar, para poder ganarle a Andrés Velásquez, el Consejo Nacional Electoral tuvo que cambiar actas automatizadas a actas manuales y así poder amañarlas, ello por cuanto la diferencia entre ambos contendientes fue mínima; no así en el estado Miranda, en el que la ausencia de los votantes de la oposición facilitó el triunfo del candidato chavista.

Hemos tenido dirigentes que, por acción u omisión, han desencantado al electorado provocando la indiferencia y el deseo de no participar en los procesos electorales, pero hay otros dirigentes que decidieron tomar parte en estas elecciones de alcalde; a estos últimos tenemos que apoyarlos; están dando la cara, se están arriesgando por todos nosotros; debemos alentarlos.

Los invito este 10 de diciembre a apoyar con su voto al candidato a alcalde de su preferencia. Yo les recomiendo votar en el estado Miranda por Robert García @RobertGarciaP en Chacao, José Alberto Zambrano @ZambranoBaruta en Baruta y Elías Sayegh @eliasayegh en El Hatillo; quienes no quieren entregar la dirección de sus comunidades a los socialistas. Voten por ellos en Miranda y en todos los estados en la tarjeta de los independientes, de Independientes por el Progreso.

@rangelrachadell