María Margarita Galindo
Estudiar la formación del docente-investigador implica revisar las teorías que explican la acción social y sistema educativo, pues el docente-investigador es indiscutiblemente un actor social, un sujeto que interacciona con la sociedad.
En este sentido, aplicado al estudio en cuestión, si esperamos por parte de los estudiantes del sector universitario una acción social dirigida a la investigación, a la innovación, a la creatividad, a la crítica, a la reflexión, entre otros fundamentales aspectos, necesitamos un actor social formado (docentes-investigadores) que desde su propio hacer, saber y ser pueda concebir, incentivar y deconstruir esa conducta hacia sus estudiantes.
Los estudiantes y docentes están unidos por un sentido subjetivo de “enseñar-aprender”, y por ello es posible predecir la acción social de sus actores desde una óptica subjetiva, pero desde lo empírico la realidad nos muestra que si no se tiene un docente-investigador que se encuentre realmente consustanciado en dicho papel, no se puede esperar que ocurra una acción social vinculada hacia la creación y producción del conocimiento (investigación), en virtud de que el actor social no tendría la formación necesaria para dar sentido específico hacia la acción social que se desea ocurra en beneficio de la sociedad.
Según lo citado, y atendiendo a la tesis planteada, es posible vislumbrar un fin concreto, el cual es el desarrollo de un modelo de aproximación teórica de formación de docentes-investigadores del sector universitario latinoamericano. Por tal motivo, los estudios deberían orientarse hacia una acción social racional con arreglo en fines permanentes. Los modelos pretendidos tienen que asociarse en la búsqueda de expectativas que puedan dar respuesta a una realidad social determinada.
En tal sentido, la teoría del sistema social es una teoría que estudia la relación de la acción con los sistemas sociales de la vida común. Parsons (1951) afirma que la acción “es un proceso en el sistema actor-situación que tiene significación motivacional para el actor individual o, en el caso de la colectividad, para sus componentes individuales. (p. 7). Desde esta perspectiva, significa entonces que es necesario que toda acción guarde estricta relación con la personalidad del sujeto-actor, es decir, que exista una estructura motivacional como guía o conductora del accionar, bien sea individual o colectivo, del actor o actores sociales.
La relación de la docencia y la investigación se debe constituir desde una permanente multipolaridad de conceptos, que nos permitan la formación de un actor social imbuido en una situación de producción de conocimiento científico desde su contexto docente. Esto es algo que debe quedar muy claro desde la visión contemplativa de la formación de docentes-investigadores. Es decir, se establece que la acción debe estar signada por ser un proceso motivacional dependiente de un contexto relacionado con su realidad experiencial. En este campo, la acción del sujeto bajo ninguna perspectiva es dependiente de estímulos, es un asunto de expectativas y experiencias en un sistema precisamente social.
El sistema educativo forma parte de manera obligatoria de un sistema social. Las universidades y su personal docente integran un sistema social caracterizado por intereses, medio ambiente, cultura, símbolos comunes, entre otros elementos. Particularmente, los docentes-investigadores tienen en común la docencia, y también, la producción del conocimiento a través de la investigación, pero el propósito no es ver estas aristas como elementos separados en accionar y en sujetos. El objetivo es contemplar una acción motivada, coherente, cohesionada, fundidas en solo actor social de estudio que articule nuestros docentes-investigadores.
Es importante destacar que para Parsons existen básicamente tres elementos que conforman un sistema total concreto de la acción social: sistema social, sistema de personalidad de los actores individuales y sistema cultural que se establece en sus acciones. Ese oxigonio de sistemas resulta indispensable para hablar de una teoría de la acción social. Es preciso aclarar que los tres son necesarios para la existencia de cada uno, pero no pueden ser fusionados, en virtud de que la cultura y la personalidad son elementos individuales que se relacionan como parte de un sistema escenario de la acción social, pero jamás dejarán de poseer cualidades individuales que son imposibles de ser reducibles al otro.
La teoría de la acción de los sistemas sociales explica cómo la acción forma parte de un sistema y así también se estructura la formación de docentes-investigadores, esta formación está integrada a un sistema social con todos sus elementos y se caracteriza por una acción motivada a la docencia y la investigación dentro de la unidad conceptual identificada (docencia-investigación).
El entorno (sistema social) influye y motiva a la acción social del sujeto (actor social), dicho entorno es inseparable del sujeto y del acto (acción social), es esa la principal característica de esta teoría que nos facilita la compresión de la acción social desde la perspectiva de la formación del docente-investigador.
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