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Tácticas de desinformación de medios estatales de Rusia y China

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El 27 de junio de 2018 el medio de comunicación estatal ruso RT en Español publicó un artículo en el que afirma que “Estados Unidos se alistaba para preparar toda una escena de guerra en América Latina”. Ese mismo día, un usuario verificado de Twitter, con vínculos con Hugo Chávez, compartió el artículo con su medio millón de seguidores. En cuestión de días la publicación registró 205 retuits y 141 likes sobre el reclamo de un hecho que es completamente falso. Al día de hoy este artículo registra un total de 22.000 reacciones en redes sociales.

Esto no es un caso aislado. Durante los últimos años la presencia de medios de comunicación estatales rusos y chinos en medios tradicionales y redes sociales ha aumentado, y no con las mejores intenciones, por lo que se ha dado pie a la propagación de narrativas falsas o reportajes “a medias” y con una recepción masiva en distintas audiencias en el mundo. América Latina no es ninguna excepción. Se trata de una región en la que los medios de comunicación estatales de Rusia y China, en específico, han incrementado su presencia mediática y digital. RT en Español, por ejemplo, se encuentra entre los 100 sitios web más vistos en siete países de América Latina, a pesar de que continuamente publican artículos falsos con títulos o contenido engañoso.

Para comprender mejor este fenómeno, Global Americans —un “think tank” de análisis político, con sede en la ciudad de Nueva York— lanzó una iniciativa de monitoreo de noticias para rastrear a cuatro medios de comunicación estatales de Rusia y China. Durante un período de cinco meses supervisó los contenidos de RT en Español y Sputnik Mundo, de Rusia, y Xinhua Español y People’s Daily, de China, para poder detectar y revelar cómo los medios estatales —como extensión de los gobiernos de sus respectivos países— utilizan varias plataformas digitales para informar sobre temas particulares referentes a las Américas, pero opacando la verdad o distorsionando los contenidos por completo. Luego Global Americans informó a través de su plataforma web si tales publicaciones fueron identificadas como engañosas o falsas y explicaron claramente por qué se clasificaron como tal. Utilizaron como respaldo varias fuentes de información para contrarrestar estas narrativas falsas.

Durante este perÍodo de investigación, un total de 51 artículos fueron etiquetados como engañosos o falsos. De estos 51 artículos, 34 se consideraron engañosos, y 13 se consideraron falsos. 4 artículos, todos de medios rusos, se consideraron tanto engañosos como falsos.

Durante el período de análisis que comprendió la segunda mitad de 2018, Global Americans detectó que el esfuerzo de desinformación proveniente de medios estatales rusos es más fuerte que el de China. Se marcaron 22 publicaciones de Sputnik Mundo, 15 engañosas, 4 falsas, y 3 falsas y engañosas. De RT en Español se marcaron 20: 10 consideradas engañosas, 9 falsas, y una falsa y engañosa.

La mayoría de los artículos que fueron catalogados como falsos reportaron temas o eventos en relación con Venezuela o Nicaragua, ambos países con fuertes lazos con Rusia. La mayor parte de los artículos provenientes de Sputnik presentan acusaciones políticas como hechos y apoyan a los miembros de los regímenes en cuestión para difundir sus líneas partidarias, pero sin ningún contexto ni verificación de los hechos. Los artículos también tienden a presentar a Estados Unidos de una manera negativa y acusan al país de formar parte de operaciones en las que no ha participado en absoluto. Por ejemplo, un artículo de Sputnik Mundo afirmó que el presunto intento de asesinato contra el presidente Nicolás Maduro, mediante el uso de un dron, fue organizado y detonado remotamente desde Estados Unidos. Esta afirmación es falsa, pero tuvo un alcance masivo a escala mundial.

Global Americans también detectó que la estrategia de los medios estatales chinos y rusos para ampliar sus mensajes se hace a través de cuentas de redes sociales verificadas, para que sus artículos se reproduzcan en números más grandes. Los medios de comunicación rusos apuntan a cuentas que se autoidentifican como «antiimperialistas» o «comunistas» o cuentas afines a RT en Español y a Sputnik Mundo. Debido a que estas son cuentas «verificadas», sus tuits se consideran fuentes de noticias confiables. Los medios chinos, en cambio, en su afán por penetrar medios de comunicación latinoamericanos para lograr una mayor alianza con América Latina, se dirigen a las agencias de noticias o periodistas locales.

Hechos como estos justifican los cuestionamientos a los que han sido sometidas empresas tecnológicas sobre su responsabilidad en la propagación de noticias falsas e incluso el debate sobre si empresas como Twitter deben contar con lineamientos más estrictos acerca de qué cuentas pueden aparecer como verificadas. Una usuaria verificada de Twitter, que afirmó que Estados Unidos busca activamente un cambio de régimen en Venezuela para controlar las reservas de petróleo del país, compartió un artículo sobre este tema con sus 254.000 seguidores. De acuerdo con información que se encontró en una búsqueda, usando la herramienta de análisis Buzzsumo, la usuaria cuenta con 57% de retuits; con esto casi asegura que un número significativo de sus seguidores va a reproducir este artículo.

Dada la creciente difusión de noticias falsas y la mejora en las tácticas de desinformación, un mayor análisis con profundidad sobre la desinformación y cómo es recibida por varias audiencias latinoamericanas es urgente. La libertad de prensa y la libre competencia deben continuar fomentándose por las vías tradicionales y digital, pero con un estricto apego a los principios periodísticos de veracidad, imparcialidad e independencia. Debe ser una responsabilidad compartida entre ciudadanos, la sociedad civil, y periodistas el asegurar que la información que recibe el público sea transparente y veraz, para garantizar la protección del preciado derecho humano que constituye la libertad de expresión.

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