Cuesta creerlo, pero es una realidad. Jamás imaginamos que Nicolás Maduro llegaría a usurpar por más de 5 años el puesto de presidente de la República. Quienes nos oponemos a su Estado autoritario, al principio de esta debacle solíamos decir: “Maduro no termina su período presidencial”, y justo al momento de recordar esa frase, lo que hoy vivimos nos abofetea sin piedad.
Han transcurrido 193 días del presente año y lo que hemos visto por parte de nuestros líderes de oposición son más rupturas que, sin duda alguna, favorecen al régimen comunista venezolano. Claro está que este conflicto entre dirigentes no comenzó este año, sino en el último trimestre del año pasado.
Sin duda alguna la MUD ha cometido errores fatales, aunque no podemos decir que todo lo que hace está mal. Dicha coalición opositora también ha tenido en diversas ocasiones las agallas para defender nuestros derechos y a su vez cuenta con dirigentes –no todos– dispuestos a echarle pichón a lo que sea con tal de salir de este desastre al que nos ha sometido el comunismo.
Caigo en esta profunda reflexión después de un comentario que me hizo una persona muy allegada que hoy está en el exilio, y si fue obligada a salir del país por persecución, ya sabemos que es porque le temen a su accionar. Esta persona me dijo, “De nada sirve caerle a golpes a quienes lo hacen mal, ya que esto genera más conflictos internos y también afecta a quienes lo hacemos bien, beneficiando al dictador”. Por un momento dejé que mi alrededor se silenciara para poder analizar lo que en pocas palabras me costaba comprender. Cuando el silencio empezó a hacer ruidoso me pregunté: ¿Está bien criticar a quien no merece ni siquiera un poco de mi atención?
La política destructiva es la que hoy nos tiene en este lío, lo que vemos a diario es un todos contra todos y nadie se preocupa por hacer una propuesta incluyente entre verdaderos opositores, logrando así realzar el ánimo de una sociedad desesperada. La creación de un sinfín de plataformas opositoras no es el camino que debemos tomar, para muestra un botón, y es que alrededor de Venezuela los activistas y dirigentes políticos ya no saben cuál es la ruta correcta. Si hay un dirigente confundido, qué se puede esperar del ciudadano de a pie que le cuesta comprender lo que estamos viviendo.
Es momento de unión, es momento de sincerarnos los que vamos a hacer frente a este sistema y definir las acciones en el marco legal para conseguir la salida de los comunistas. No podemos seguir permitiendo que este caos se extienda. ¿Qué será de nuestro país a la vuelta de uno o dos años más? ¿Qué será de nuestra sociedad si sigue viviendo este modelo de hambre? ¿En qué modelo de país queremos que crezcan nuestros hijos? ¿Cuál será nuestra herencia para las futuras generaciones?
“Rendirse no es una opción” me repite una y otra vez un gran hermano que me ha dejado este camino político. Y es así. ¿Qué logramos si decidimos abandonar la lucha por la libertad y nos sentamos a negociar para convivir con quienes son los culpables? Cada segundo que le dediquemos a Venezuela vale oro; cada paso que demos en pro de la independencia de nuestro país hará honor a la sangre derramada de nuestros héroes caídos estos últimos años; cada propuesta incluyente nos hará avanzar en conjunto. Unidos hacemos temblar a los comunistas, solos NO.
Queda en manos de cada uno de nosotros el futuro de la nación. Yo me niego a seguir viviendo esta realidad, yo quiero vivir en el país de progreso en el que crecieron mis padres. Nadie jamás ha dicho que liberar una nación ha sido fácil, quien lo diga es un mentiroso. Es hora de dejar las banderas y los colores atrás, esto ya no es una lucha partidista, dejó de serlo cuando se nos coaccionó el derecho a la democracia. Si queremos luchar, nuestra bandera será el tricolor y sus estrellas y nuestra consiga será la libertad.
¡Gloria al bravo pueblo!
@FreiderGandica
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