Las opciones bajo la manga son múltiples para preservar el poder, y la gente descubrió que todo es un perverso guion. Quedarse en el poder a como dé lugar. Venezuela no es una nación sino que pertenece a unos pocos que quieren imponerse a su mejor entender. Se les agota el cuento del socialismo y la revolución, entonces inventan otra teoría basada, eso sí, en la paz y en el amor. Engaño con una gran plataforma mediática. Nunca Latinoamérica produjo tantos ricos como Venezuela en estos años. Capitalismo del salvaje. La riqueza de la nomenclatura es visible, la guardan en el exterior sin ninguna vergüenza. En las redes sociales se dejan descubrir y las camionetas son demasiado visibles para no detallar que allí va uno de ellos.
En otro capítulo, la oposición, la comunidad internacional y la fiscal les salieron contestonas. Dejar a su TSJ blindado antes de la toma de posesión de la nueva Asamblea fue parte de la estrategia, pero se les debilitó pronto, la trampilla del diálogo tampoco resultó como esperaban, la habilitante infinita no ha sido suficiente, los respondones en la calle piden lo más elemental de una democracia: elecciones. Entonces sacaron su calibre 22, la constituyente. Las rectoras, como si nada, todo listo, como se merece el presidente. Por qué no apoyarlo. Si hemos recibido tanto para ser tan poco.
Por lo demás, qué importa otro fraude a la Constitución, no consultar al pueblo. Que la oposición y la comunidad internacional se tranquilicen, ya los guionistas escriben el cuarto capítulo. Además, este mundo global es lento, usted puede vivir en dictadura y la comunidad internacional, sin angustias. Recuerden Cuba o Al Assad. Se me olvida, es solo un guion, me da la impresión de que el final es inesperado para el gobierno.
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