Han transcurrido 65 días desde que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, asumió la presidencia interina de Venezuela y Nicolás Maduro la usurpa.
Durante este lapso, Maduro continúa con el poder del aparato estatal mientras que Guaidó mantiene la resistencia no violenta. Lo que ha causado constantes choques entre la sociedad civil y los grupos paramilitares llamados colectivos. Además, la cúpula de Maduro intenta desactivar a Guaidó retirándole su inmunidad parlamentaria y sacando de su administración a varios de sus colaboradores más cercanos.
Después de las sanciones impuestas el pasado viernes por Estados Unidos a los 34 buques de Pdvsa y a las 2 empresas que transportan los miles de barriles de petróleo que Venezuela despacha a Cuba –“haciendo efectivo” el decreto que Guaidó emitió el 10 de marzo de “no más envío de petróleo a Cuba”–, Maduro salió a la carrera a decir “Venezuela pide apoyo y acompañamiento para un gran diálogo de paz y entendimiento. (…) Toda mi voluntad para buscar una vía de negociación (…) por el bien del futuro [de Venezuela]”.
Al día siguiente, su canciller reforzó esta solicitud en un tweet: “El Mecanismo de Montevideo, (Uruguay, México, Caricom y Bolivia) es la iniciativa más sincera y rigurosa que se ha planteado. El Pdte @NicolasMaduro llamó ayer a su activación. El diálogo y la política siempre son la vía. La guerra y la violencia no tienen cabida en Venezuela”.
El impacto del decreto “no más envío de petróleo a Cuba” es alto para la isla, porque la principal fuente de energía eléctrica en Cuba proviene de centrales termoeléctricas, que usan combustibles fósiles.
La amenaza de la sanción americana es el resurgimiento de un período especial, similar al causado por el colapso de la Unión Soviética en 1991 cuando el régimen de Fidel Castro impuso restricciones en el consumo de gasolina, diesel y otros combustibles derivados a los cubanos. En ese período especial, el PIB de Cuba se contrajo 36%.
El canciller de Maduro afirmó que el régimen usurpador buscará burlar “por las vías no convencionales” las sanciones de Estados Unidos para cortar el envío de petróleo a Cuba, seguramente triangule con países no alineados con el gobierno interino de Guaidó.
Al ser un mecanismo ilícito –“somos expertos en guerrilla”– los armadores corren un alto riesgo de ser sancionados por la autoridades de Estados Unidos. Basta recordar las empresas internacionales que trabajaban en Irán cuando Trump impuso de nuevo las sanciones, las compañías que tranzan en dólares empezaron a cancelar los contratos con el gobierno iraní para evitar las sanciones. Algo que podrá suceder con los armadores que transporten el crudo venezolano a Cuba.
Demostrar la triangulación del suministro de petróleo a la refinería de Cienfuegos en Cuba será una tarea ardua para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Según Reuters (Refinitiv Eikon), ayer tres tanqueros estaban esperando para cargar petróleo o productos con destino a Cuba en el terminal de José en Venezuela.
La aplicación de Estados Unidos del decreto “No más petróleo a Cuba” pone en jaque al régimen cubano. Las tendencias dentro del buro político del Partido Comunista cubano deben estar evaluando el impacto de tal medida.
La línea dura representada por José Machado Ventura y Ramiro Valdez apoyan la tesis de “hasta la victoria siempre”, sacrificando a Venezuela como un fin que justifica la sobrevivencia del régimen cubano. Por lo que necesitan a toda costa seguir recibiendo el crudo venezolano. Saben que vivir un nuevo período especial pondría en riesgo la estabilidad de la estructura cubana.
Si los envíos de petróleo o productos a Cuba son restringidos por parte de los Estados Unidos, “el aparato” cubano buscará salir de Nicolás Maduro para colocar a alguien que la comunidad internacional reconozca como facilitador de un posible cambio en Venezuela. Lo que pasa es que no hay quien “llene la posición”, porque “el madurismo se ha tragado a sus dirigentes” al fortalecer el Estado mafioso.
Por ello, la isla vuelve a apelar al diálogo para ver si Maduro se sostiene en el poder y evitar otro período especial. Buscará el apoyo de Josep Borrell, Federica Mogherini, Sergei Lavrov, António Guterres, Enrique Iglesias y el papa Francisco, entre otros, para convencer a Donald Trump, Chrystia Freeland, Antonio Tajani, Luis Almagro, Iván Duque, Jair Bolsonaro, de que la solución es sentar a las partes para celebrar una nueva elección.
Si Guaidó y los partidos políticos que lo acompañan mantienen la unidad en la resistencia civil activa y la paciencia requerida en momentos difíciles, y los Estados Unidos acompañan con acciones concretas los decretos de la Asamblea Nacional, Maduro terminará por dejar de usurpar la presidencia.
Solo es cuestión de tiempo el cese de la usurpación.