COLUMNISTA

Situación inédita

por Gonzalo González Gonzalo González

Vivimos una situación inédita. No conocemos de caso similar en nuestro continente. Nos referimos a la existencia de dos presidentes y, en la práctica, también de sendos gobiernos. El que despacha desde Miraflores y cuarteles, y el que lo hace desde el Capitolio y la calle. Lo sorprendente es que el de Maduro, pese a sus amenazas, padece con el paso de los días la consolidación de Guaidó y de una transición en sus primeros pasos, sin poder evitarlo.

El discurrir del tiempo parece favorecer al gobierno emergente, rompiendo la convicción dominante hasta comienzos de enero de que el tiempo favorecía la consolidación del régimen chaviano. El tiempo ha devenido en un asunto corrosivo para la dictadura.

Confieso mi oposición inicial al posicionamiento del presidente de la Asamblea Nacional como presidente de la República, porque temía un gesto simplemente simbólico y a la postre infecundo y negativo como el ocurrido con el nombramiento del Tribunal Supremo de Justicia paralelo, ente sin capacidad para que sus decisiones se materializaran.

Con el gobierno emergente sucede lo contrario porque, debido al fuerte apoyo internacional (sin techo todavía) y de la enorme legitimidad y respaldo nacional que detenta, el mismo se ha ido dotando de la capacidad de materializar sus decisiones. Ha sido reconocido como legítimo por una gran cantidad de Estados, ha nombrado representantes en varios de ellos y han sido reconocidos como tales, ha solicitado que se tomen decisiones en materia de los bienes nacionales en el extranjero y logrado el acatamiento de sus requerimientos, ha solicitado el comienzo de la ayuda humanitaria y la misma comienza a llegar a los puntos de acopio. Seguramente, continuarán los actos de gobierno de probable acatamiento.

No podemos concluir que el mandado está hecho, pero sí que el punto de quiebre estratégico del régimen chavista pareciera acercarse. La masa crítica generada alrededor de la necesidad de que Maduro y el statu quo imperante termine cuanto antes es creciente y más poderosa que la que apoya el continuismo.

Sigue pendiente el tema del posicionamiento de la FAN ante una realidad cambiante, pero con una tendencia cada vez más clara y dominante. Ese posicionamiento es clave porque al viejo gobierno le quedan pocas jugadas, creo que dos solamente: negociar su salida o resistir reprimiendo a lo Pinochet. En ambas el papel de la FAN es clave.

La situación en progreso demuestra que fue correcto abstenerse el 20 de mayo, era la manera más eficaz de demostrar la ilegitimidad del régimen, tanto de ejercicio como de origen. Sin esa jugada (entre otras) no estaríamos en presencia de la situación actual: inédita, preñada de incertidumbre y acompañada de una gran esperanza de que el cambio es posible.