COLUMNISTA

Salvando a Maduro

por Carlos Ramírez López Carlos Ramírez López

Vladimir Putin se ha convertido en el salvador de Maduro, su guardaespaldas. En abierto desafío a la política de Donald Trump mueve piezas militares al territorio venezolano, manda bombarderos nucleares a Maiquetía y soldados a Guayana donde anuncia la creación de una escuela de pilotos. A la par, la Cancillería moscovita se hace sentir en los escenarios internacionales criticando a Estados Unidos por su posición crítica contra la dictadura de Nicolás Maduro, la cual califica de “injerencia”.

Todas las opciones…

Mientras tanto la frase “todas las opciones están sobre la mesa” cada vez significa menos para un pueblo que muere de hambre, de sed, de ignominia y que ya no entiende esa recurrente expresión, pues sobre la mesa lo que se está colocando son restricciones económicas que, en verdad, le limitan capacidad financiera al dictador, pero aparte de que algunas de tales medidas están siendo burladas gracias al apoyo ruso, poco afecta a la pandilla dictatorial, pues ellos no carecen de comida, ni de agua, ni de electricidad. Esto, amén de que tienen dinero a raudales, escondido por el mundo.

La ONU

Y más allá, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el pasado 28 de febrero Estados Unidos presentó un proyecto de resolución referida a la urgente necesidad del ingreso de ayuda humanitaria y a la convocatoria a elecciones en Venezuela, propuesta que contó con el voto favorable de nueve miembros que integraban la mayoría, pero el embajador ruso Vassily Nebenzia la vetó y con ello impidió su aprobación con la excusa de que Estados Unidos solo buscaba violar nuestra soberanía.

Guaidó

Hay quien le culpa por no sonar la flauta mágica para hacer aparecer los marines. Es la desesperación lo que hace volar esa idea de que Juan Guaidó al gritar, como si de un conjuro se tratara ¡abracadabra 187!, veríamos el cielo lleno de paracaidistas, las costas repletas de lanchas anfibias desembarcando tanques con sus cañones apuntando al Fuerte Tiuna. Pero no hay tal flauta mágica; estoy seguro de que si por él fuera ya hace rato se habría originado una intervención humanitaria multinacional que, además de desembarcar soldados, habría llenado a los pueblos venezolanos de comida, medicinas y de todos los demás artículos necesarios para la vida, que ahora no hay.

¿Por qué no llega la intervención?

Ocurre que ante la desesperación por sobrevivir, la gente se aferra a las insinuaciones profusamente regadas sobre el contenido de la frase sobre la disponibilidad de opciones para atacar el problema, la ilusión se fue generando en cada declaración de prensa de los altos voceros de la Casa Blanca. Desde Trump para abajo alimentaban esa esperanza y ante la falta de concreción luce justo el reclamo de un pueblo que no está para comprender los enredados vericuetos de la política internacional ni las sutilezas de la diplomacia, pero lo que sí se capta es que esas opciones no las tienen solo en Estados Unidos, sino que hay una versión roja de ellas en manos del perverso régimen ruso que poco a poco las ha ido utilizando al punto que ya está ejecutando una intervención militar creando una situación de hecho que o se enfrenta con las armas o se negocia, pero ahora ellos pidiendo más de lo que antes podían pedir.

El problema ruso

Rusia no puede estar considerando seriamente en establecer bases militares en Venezuela, desde la crisis de los misiles en Cuba ya eso les quedó claro. Lo que sí ha de estar buscando es el aseguramiento de que se les pague la gigantesca e ilícita deuda que con ella se ha contraído y, muy probablemente, es su objetivo que también muy probablemente conlleve el colateral de la aceptación del refugio para la camarilla dictatorial. Algo más o menos similar han de tener entre manos los chinos, a fin de cuentas es un tema de dinero, del cochino dinero. Que se los den. Que les digan que sí a todo. Estamos como la víctima a la que el atracador le tiene un revólver en la cabeza. Después veremos. Será un convenio con nuestra voluntad sometida, y los abogados sabemos el remedio de los contratos afectados por vicios del consentimiento.