Los sistemas de gobierno totalitarios tienen connotaciones específicas y resaltantes que permiten identificar de manera muy clara el objetivo principal del mismo y que no es otra cosa que mantenerse de manera indefinida en el poder. Para lograr este objetivo, la implementación de una herramienta o mecanismo de control social es totalmente indispensable y confluye en intentar la sumisión de todo un pueblo, sin importar sus consecuencias. No obstante, otras características resaltan a este tipo de gobiernos de naturaleza dictatorial y es que el ejercicio del poder es llevado a cabo por un segmento social o político, un partido específico o una agrupación militar, que termina en un secuestro de poderes de manera total. A través de la historia se han conocido ejemplos de este tipo gobiernos, para los cuales el sometimiento del pueblo es fundamental. No solo a través de mecanismos de represión, sino también por aquellos que inciden en los derechos humanos fundamentales, como la salud y la alimentación, logrando la mansedumbre, el miedo y la obediencia de la gran mayoría de la sociedad civil.
Si analizamos las características mencionadas anteriormente, pudiéramos llegar a una conclusión: Venezuela está siendo gobernada por un tipo de sistema revestido de estas particularidades. Es pertinente recordar un segmento del artículo 84 de la Constitución vigente: “Para garantizar el derecho a la salud, el Estado creará un sistema público nacional de salud intersectorial, descentralizado y participativo, regido por los principios de gratuidad, equidad, universalidad, integración social y solidaridad”. Es obvio que, además de que carecemos de un sistema de salud como tal, todos los mecanismos implementados por el Estado venezolano sobre la salud y la alimentación son absolutamente contrarios al principio constitucional citado. Venezuela está siendo sometida de manera continua desde enero de 2016 por un estado de excepción el cual incluye la salud con la consecuente discriminación y exclusión a través de un instrumento inefable y de control como lo es el carnet de la patria.
Mecanismos implementados por el MinSalud para la distribución y acceso a los medicamentos a la población como el 0800-SaludYa está sujeto a que el ciudadano debe comunicar el número de código o registro de dicho carnet, de lo contrario se le niega el acceso a las medicinas. En los establecimientos conocidos como “Farmapatria”, instalados por el gobierno a escala nacional para la compra o adquisición de medicamentos esenciales, a precios relativamente accesibles y adonde llegan algunas medicinas que no se consiguen en la red de farmacias privadas, desde el pasado año se colocó un anuncio el cual comunicaba la obligación del usuario de disponer del carnet de la patria para poder beneficiarse con la medicina que necesita, el pasado mes el Ejecutivo nacional anunció la creación de la historia clínica en los centros públicos de salud a través de dicho carnet, además de ordenar a que se “siga trabajando para perfeccionar el sistema del carnet de la patria a nivel de salud”. Es decir, para ser atendido presentando solo la cédula de identidad como debe ser, documento que te identifica como venezolano y que te da el derecho de recibir beneficios como tal, será abolido. ¿El carnet de la patria será el documento utilizado para reconocer la nacionalidad venezolana? Ya que este requisito se está extendiendo en otras áreas. Para el acceso a la alimentación a través de las cajas CLAP lo exigen igualmente, ejemplo de una política deliberada de sumisión y control social que se aplica en función del hambre de los venezolanos.
A su vez, el paciente tiene que llevar hasta más de 60% de los insumos que requieren para ser atendido en un centro hospitalario público, es decir, los tiene que comprar, si los consigue, Incluso, pagar la serología en un laboratorio privado a la sangre que pudiera necesitar para ser transfundida en una intervención quirúrgica electiva o de emergencia, y esto no es otra cosa que el cobro indirecto de los servicios públicos de salud. Discriminación, racionamiento, control social y sumisión dominan el diario vivir del venezolano, totalmente lo contrario a lo reflejado en el principio constitucional que protege el derecho a la vida. ¿Concuerda con un sistema totalitario, todo lo expuesto? Saque usted sus propias conclusiones.
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