El conservatismo es una característica inherente a las filosofías confucianas.La tolerancia por igual. Por eso el tema de la homosexualidad es un asunto de difícil tratamiento en ese país, donde tanto los gobernantes como el Partido Comunista apelan al Confucianismo y hacen constantes referencias a los valores de la civilización china.
Con esa premisa como parte del decorado es apropiado preguntarse si la homosexualidad masculina o femenina es aceptada, tolerada, protegida, criticada, execrada? Un profesor de inglés occidental decía en una reciente entrevista que, como norma de carácter general, los chinos son muy tolerantes… con los hijos de los demás.
Lo que sí es un principio de carácter ético generalizado e intrínseco de esa nacionalidad es que la preservación y continuación de la familia son valores de tono superlativo. De allí que todo aquel que se ubique al lado del camino de la procreación no es susceptible de generar muchos aplausos, pero sÍ puede ser merecedor de pensamientos cuestionadores. Lo que ocurre es que pasar del pensamiento a la acción en aquellos predios no es asunto sencillo, ya que la cultura de la confrontación –la que sí abrazamos en Occidente– allí se encuentra, de entrada, proscrita.
Nadie dirá abiertamente en China que rechaza a una pareja homosexual, pero cuando en el país se ha planteado la posibilidad de la legalización de este tipo de uniones, más de dos tercios de los encuestados se han manifestado en contra.
Yendo de nuevo a lo costumbrista y a lo que señalan los fríos números, llama la atención que 90% de los 20 millones de homosexuales que se cree que viven en China mezclados con 1.400 millones de sus compatriotas, están casados con mujeres heterosexuales que desconocen la orientación sexual de sus maridos.
Proliferan en ese país, por igual, sitios web encargados de juntar a gays y a lesbianas interesados en tener o adoptar hijos y existen, a la vez, otros sitios del ciberespacio que prestan el servicio de encuentros en las que los gays buscan parejas heterosexuales para lucir “regulares” y emprender matrimonios cooperativos entre ellos. Lo cierto es que no les falta inventiva para hacer lo posible para gozar de los mismos derechos de las parejas mixtas. La realidad es que ambas parejas, heterosexuales y parejas homosexuales, en lo legal no se encuentran diferenciadas y gozan de los mismos derechos, pero pensar en la legalización del matrimonio gay es algo que aún no se considera con seriedad, ni cuenta con la venia gubernamental.
Por otro lado, toda una diatriba sigue prevaleciendo en esa sociedad y tiene que ver con la preservación del modelo de masculinidad que viene determinada por las raíces patriarcales. El comportamiento masculino sí es algo proclamado y defendido por los padres y las madres. Incluso existen colegios donde se considera equivocada la influencia que las madres pueden tener en el comportamiento más o menos afeminado de los menores varones. Y existen cursos extracurriculares, cada vez más concurridos, en los que los educadores se dedican a “salvar” a los jovencitos y ayudarlos a “ encontrar la masculinidad perdida”.
Así, pues, animarse a salir de armario en un lugar como China, a estas horas, no es algo que se dé con facilidad aunque las nuevas generaciones hayan aprendido de Occidente que no son las preferencias sexuales de los individuos, hombres o mujeres, las que determinan su valía.