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El retorno de Guaidó a Venezuela lo puso de nuevo a ganar

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El regreso del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, a la patria de Bolívar de manera normal, sin tropiezos, indica un cambio de actitud del régimen usurpador de Nicolás Maduro con respecto a los acontecimientos violentos del 23 de febrero en Cúcuta, Colombia, y en Pacaraima, Brasil.

En Cúcuta y Pacaraima la decisión del régimen usurpador fue no dejar pasar la ayuda humanitaria solicitada por Juan Guaidó a sangre y fuego. En la frontera con Colombia los grupos paramilitares e insurgentes colombianos fueron los encargados de reprimir a los voluntarios que abrirían el canal humanitario si se bloqueaba la ayuda. Y en Brasil, la Guardia Nacional fue el órgano que atacó  los indígenas pemones, causando la muerte de tres y decenas de heridos.

La violenta represión del régimen usurpador manifestada el día de la ayuda humanitaria indicó que el sector radical del madurismo se impuso ante otras opciones, como por ejemplo dejarla pasar. Por lo que la cultura política criminal del ala cubana dentro del madurismo se alzó con la “victoria”, al impedir “la ayuda humanitaria va entrar sí o sí”.

Sin embargo, el costo político de esta “victoria” fue la expresión abierta de la brutalidad del régimen usurpador. Consolidándose dos días después con la detención y vejación del periodista Jorge Ramos y el equipo de la cadena estadounidense Univisión en Miraflores. Además, de la expulsión de Venezuela.

Todo indicaba que el régimen usurpador se radicalizaba para mantenerse en el poder, tratando con mano dura el gobierno incipiente de Juan Guaidó y cualquier otra manifestación disidente. Por supuesto, la asesoría cubana aprobó esta forma de represión política, al mejor estilo de la era estalinista.

Diosdado Cabello en su programa semanal en la televisión pública venezolana afirmó que si Guaidó entraba por Maiquetía, ahí lo estarían esperando. Jorge García Carneiro tiene montado un comité de recepción allí».

Sin embargo, el sector más radical del madurismo que había logrado una victoria al frenar la ayuda humanitaria el 23 de febrero tuvo una derrota ante el flagrante regreso de Juan Guaidó el pasado lunes de carnaval, 4 de marzo.

Los eventos del 23 de febrero produjeron una condición conocida en el domino de juego trancado, si ningún ganador. El conteo de las fichas sumó igual para ambos jugadores, Maduro y Guaidó. Por lo que tuvo lugar una nueva mano.

Entre la jugada de la amenaza de Maduro (poner preso a Guaidó a su regreso), y la de Guaidó (gira por los países suramericanos que lo reconocen como presidente encargado de Venezuela y su regreso al país), el presidente encargado ganó esta mano el pasado 4 de marzo.

Lo que demuestra que la comunidad internacional no está dispuesta a tolerar el secuestro de Guaidó por parte de Maduro. Así como tampoco acepta una intervención militar extranjera en Venezuela. Convirtiéndose en condiciones de contorno para ganar el juego (la partida de dominó).

La mano ganada por Guaidó coloca de nuevo la agenda sobre la mesa de las tres fases: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, justas y democráticas. Y hace relucir las contradicciones en el madurismo.

Delcy Rodríguez (ala radical), aseguró el lunes que Nicolás Maduro tomará medidas con respecto a la llegada de Juan Guaidó al país. “Su comportamiento y sus actividades serán cuidadosamente analizadas por estas instituciones. Se tomarán medidas apropiadas”, dijo en una entrevista al canal Rusia 24.

Esta acción táctica afectaría negativamente el resultado de la jugada de Maduro por la condición de contorno o frontera, favoreciendo la mano de Guaidó.

En el caso de Guaidó las acciones no violentas activas relacionadas a la desobediencia civil peritarán mantener el momentum cívico necesario para quebrar el cogollo que sostiene al usurpador. La convocatoria a los sindicatos y funcionarios públicos para unirse en contra de la usurpación apuntan en este sentido. Asimismo, el llamado que hizo a toda la ciudadanía a acciones de calle para «exigir su libertad» este sábado. 

En este momento, Guaidó cuenta con la moral en alto después de su entrada triunfante a Caracas hace dos días. Esta fuerza contribuirá a consolidar las manifestaciones populares en clamor del cese de la usurpación.

Además, Guaidó tiene un liderazgo correspondiente a su generación millennials que lo hace único. Rompe totalmente con la generación de dirigentes que ha tenido Venezuela desde el siglo XX. Por lo que el régimen usurpador no atina a descifrar.

Si Guaidó logra mantener el momentum que trae ganará la mano y el juego, el cese de la usurpación.

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