¡Annus horribilis! Única expresión que encuentro para reflexionar sobre lo vivido y sufrido durante el año que fenece. Comencemos por la economía, que lo condiciona todo. En su Informe de Coyuntura, de noviembre de 2017, los profesores-investigadores Luis Zambrano Sequín y Demetrio Marotta, asistidos por Santiago Sosa, de la UCAB, inician así su riguroso trabajo:
“En 2017 y 2018 Venezuela será la única economía relevante en América Latina que experimentará una contracción en su nivel de actividad económica. Al cierre de 2017 se espera una reducción del PIB de aproximadamente 8% y para el año que viene el consenso es que el deterioro podría ser de 3%. Si se tiene en cuenta la evolución reciente, entre 2014 y 2018 (5 años) la economía venezolana se podría terminar reduciendo en aproximadamente 30%, una contracción record no solo en términos del desempeño venezolano sino también a nivel de América Latina en su conjunto. La situación es aún más dramática cuando se analiza el comportamiento del PIB per cápita, que se estima podría reducirse en 34% en 2018, en comparación al nivel que se tenía tan sólo en 2014. Esto significa que el ingreso per cápita en Venezuela el año que viene podría representar, aproximadamente, la mitad del ingreso promedio de América Latina, que se calcula en unos 9.050 dólares, una cifra similar al PIB per cápita del Paraguay y apenas por encima del de Bolivia”.
“Estos resultados también se reflejan en las estimaciones que recientemente se han realizado en torno al tema de la pobreza que dan cuenta de que 80% de la población se encuentra percibiendo ingresos por debajo de la llamada línea de pobreza. Además, hay que tener en cuenta que el salario mínimo, establecido por ley, se ha convertido en la práctica en el nivel de ingreso mediano a nivel nacional, reflejando no solo la caída del ingreso promedio sino el deterioro de su distribución”.
“La caída del ingreso personal, a su vez, se ha reflejado en una reducción importante del consumo de los hogares, que al cierre de 2017 se espera registre una caída de 9%. Las expectativas son aún peores para el año que viene, pues la contracción esperada en la actividad económica, el incremento del desempleo y la inflación galopante podrían deteriorar este agregado en 12% adicional”.
“A esta caída en el consumo de los hogares hay que agregarle una cuantiosa reducción en la inversión. Entre 2014 y 2018, la inversión podría registrar una caída acumulada de 60%, que ha afectado en especial a la industria manufacturera, el sector de la construcción y al sector agrícola. No es sorprendente entonces el incremento sostenido en la tasa de desempleo abierta que habría ya alcanzado más de 11% en 2017, 60% más que en 2014. Para 2018 se estima que la tasa de desempleo abierta podría llegar a 30%, como consecuencia de la contracción de la inversión y el consumo que ya hemos mencionado”.
Más adelante, respecto del terrible flagelo de la inflación, señalan: “La contracción en el nivel de actividad y el aumento desmesurado en la cantidad de dinero ha llevado al país a una situación hiperinflacionaria. Se ha calculado que en 2016 la tasa de inflación fue de 758%, en 2017 se espera que cierre en 1.162% y para 2018, el Fondo Monetario Internacional está pronosticando 2.300%. Estos niveles no tienen parangón hoy en América Latina ni en el mundo”. Estiman que el déficit fiscal cerrará en 15% del PIB, financiado esencialmente con emisión monetaria por parte del BCV.
Corrupción rampante en Pdvsa. La periodista Mayela Armas, en artículo publicado el 6 de diciembre, en Crónica Uno, señala: “Maduro cuando era canciller y Delcy Rodríguez, presidente de la ANC, han estado dentro de la industria. Hoy día, la Fiscalía investiga irregularidades en la industria, pero durante años la AN frenó investigaciones en la petrolera”.
“Limpieza en Pdvsa, ha llegado la hora de una nueva revolución petrolera” fue la frase del presidente Nicolás Maduro del pasado 26 de noviembre cuando nombró al mayor general Manuel Quevedo como presidente de la petrolera para que luche contra la corrupción. Pero las irregularidades dentro de la industria tienen más de 10 años, y altos jerarcas del gobierno –que hoy mencionan los vicios– han llegado a tener puestos clave dentro de la estatal”.
“La fiscalía en ejercicios pasados llegó a investigar denuncias, pero las actuaciones no avanzaron lo suficiente. Ahora, el fiscal designado por la ANC, Tarek William Saab, aseguró en días pasados que indaga las irregularidades del período de 2011 a 2016. Lapso en el que altos funcionarios estuvieron en la directiva de la estatal, como el presidente Maduro”.
“Maduro cuando era canciller fue director externo de Pdvsa. Estuvo en 2011 y 2012 cuando ocurrió el suceso de Amuay. La presidente de la ANC, Delcy Rodríguez, tiene dos años dentro de la industria. En 2014, Carlos Malpica Flores —sobrino de la primera dama— era Tesorero Nacional y vicepresidente de Pdvsa, cargo que ahora tiene Simón Zerpa, el ministro de Finanzas y vinculado con la “primera combatiente”.
“Ricardo Menéndez, ministro de Planificación, tiene cuatro años como director externo, y el actual gobernador de Aragua, Rodolfo Marco Torres, estuvo tres años cuando fue ministro de Finanzas y de Alimentación”.
Y ahora los militares, apoderados de todo poder, violado la Constitución y al servicio de Cuba. He aquí un fragmento escrito por el profesor Humberto García Larralde, presidente de la Academia de Economía.
“Los dueños del país: la llamada revolución bolivariana se disfrazó de alianza cívico-militar. Chávez, invocando la gesta emancipadora, le endilgó a la Fuerza Armada que había derrotado a la guerrilla 30 años antes, la condición de heredera del Ejército Libertador. Le fue entregando parcelas de poder para asegurar su lealtad, sobre todo después del efímero golpe que lo destituyó en 2002. Hoy la FAN, a la que se le ha adjudicado el cognomento de “Bolivariana”, es dueña de astilleros, instituciones financieras y de seguros, empresas agrícolas, de construcción, bebidas, ensamblaje de vehículos, transporte, alimentos, armamento y televisoras, entre otras, y de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petroleras y de Gas, C.A. (Camimpeg), constituida recientemente para intermediar en las subastas y demás negocios relacionados con la riqueza petrolera y minera del país, de cuyo manejo, de paso, los militares saben lo mismo que yo de aeronáutica espacial. Adicionalmente, están al frente de la CVG, de los puertos y aeropuertos, de Minerven, Corpoelec, Pequiven, Edelca, Enelven y ahora, de la joya de la corona –con gran pérdida de lustre, es cierto– Pdvsa. Según Impacto CNA (Citizen News Agency), los militares controlarían no menos de 70% de la economía venezolana. Una idea de la extensión de este control lo ofrece el portal Armando.info, que publica un reportaje de periodistas de investigación que cruzaron datos referentes a los contratos públicos del actual gobierno con la nómina de la alta oficialidad de la Fuerza Armada para encontrar que “al menos 785 oficiales activos están al frente de empresas de construcción, servicios de seguridad, suministros médicos, alimentos, transporte, comerciales, informática y más, que contratan con el Estado”
Los emigrantes, 2 millones, así lo señala The New York Times (11/12/17): “Durante las últimas 2 décadas cientos de miles de venezolanos –algunos estiman que la cifra alcanza los dos millones– han emigrado; la tendencia se ha acelerado en los últimos años durante la gestión de Nicolás Maduro, quien ha sido calificado por varios como autocrático”.
“La mayoría de los emigrados son jóvenes venezolanos en la cima de su vida laboral. Sin embargo, también hay un número de venezolanos de edad avanzada que han salido por prácticamente las mismas razones, como la escasez de alimentos y medicinas y las tasas en aumento de pobreza y crimen. Muchos han terminado por seguir los pasos de sus hijos, nietos, sobrinos y bisnietos, que les han urgido a dejar el país”.
“Sin embargo, la decisión de irse representa ansiedades e incertidumbres únicas para las personas de mayor edad: no saben si tendrán acceso a servicios médicos en los países de destino y dudan sobre la pérdida de redes de amistades y de comodidades acumuladas durante su vida, así como si tendrán que empezar de nuevo en un lugar justo cuando esperaban ya estar disfrutando de la jubilación”.
¿Y cuántas muertes violentas? El Observatorio aún no dispone de las cifras de 2017, todavía las están trabajando, pero he aquí la información disponible para 2016, y comparaciones internacionales. Observan que no es mejor que 2016 cuando estimamos –me informan– 28.479 muertes violentas para una tasa de 91,8 por 100.000 habitantes. Colombia tiene una tasa de 32 y Brasil de 29, los países europeos de 1 o menos. Sí se puede hablar de epidemia, pues con una tasa superior a 10 por 100.000 habitantes ya es epidemia.
Podría ampliar esta colcha de retazos, pero debo tener piedad con el amable lector. Cierro con un retazo de Albert Einstein: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Sin embargo, no estoy muy seguro de ello, en lo que se refiere al firmamento”. ¿Entenderá la dictadura militar este mensaje a García?
En estos momentos, y de un extremo a otro de nuestro empobrecido país, el oficio de las alas y los velámenes se reduce a transportar cañones y fusiles, bajo la ilusoria apariencia de sacos de trigo, juguetes y dinero. Precisamente, en ese mundo enmascarado y sórdido, el poeta arriesga sus avecillas y sus barcos contra viento y marea.
¡Feliz Navidad y Año Nuevo, muy nuevo!