COLUMNISTA

Resistencia de un reportero a la fuerza de un huracán con nombre de mujer

por Eugenio Fouz Eugenio Fouz

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A day without laughter is a day wasted”. Charles Chaplin

(Un día sin risa es un día perdido)

El practicante sonríe mientras usted, siendo un niño, casi llora de miedo esperando el pinchazo de la inyección que va a ponerle. Solo ha preparado la zona en la que va a aplicarle la aguja pasándole un algodón empapado en alcohol por el brazo y usted ya se está quejando de un dolor inexistente. Eso hace gracia a cualquiera que entienda un poco de teatro.

Algo parecido ocurría durante la conexión en directo de un canal de televisión estadounidense en el que un reportero intentaba a duras penas describir la fuerza de Florence en Wilmington (Carolina del Norte). Las imágenes de The Weather Channel mostraban a Mike Seidel encorvado y vulnerable frente a los destrozos ocasionados por el viento y la lluvia del huracán con nombre de mujer. Daba la impresión de que el hombre lo estaba pasando realmente mal, mojándose bajo el aguacero y conmoviéndonos a los espectadores con la situación de peligro y caos que estaba viviendo en esos momentos.

La cámara captaba un cruce de carreteras en una población castigada por Florence y al periodista, doblado en dos, con la única protección de un chubasquero y una capucha, hasta que al fondo del encuadre de la imagen ofrecida por The Weather Channel vemos aparecer a dos jóvenes por la derecha que caminan relajados y sin problemas de estabilidad, a tan solo tres o cuatro metros del “atrevido reportero”, dejando en ridículo la sobreactuación del informante.

El caso es que siempre hay gente que saca el lado bueno de las cosas. A algunos les faltó tiempo para coger una cámara, plantarse en el jardín de su casa con dos amigos y recrear la situación del reportero que fue un pésimo actor por un día. En ciertas grabaciones se aprecia cómo las sillas que vuelan por el aire son arrojadas intencionadamente por una mano amiga. La caída de ramas de árboles, una pelota que golpea la cabeza del reportero, las mangueras de agua o una bicicleta que rueda sola son también fruto de una simulación que pretende reírse del engaño imperdonable de un profesional del periodismo.

En fin, que no perdamos el sentido del humor nunca.