Luego de la ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos el 23 de enero del presente año, la escalada del conflicto entre los dos países llevó a la expulsión del personal diplomático de Estados Unidos en Venezuela y el llamado de Nicolás Maduro a todos los funcionarios diplomáticos y consulares en ese país. Una vez constatadas las serias consecuencias que conlleva una decisión de ese tipo en naciones con una vinculación histórica, comercial, financiera y empresarial importante, Maduro anunció la posibilidad de la apertura de “oficinas de intereses”, similar a la que mantuvo Washington en La Habana hasta 2014. El 4 de marzo del presente año Elliot Abrams, representante de Donald Trump para Venezuela declaró que su país no tenía conversaciones con el gobierno de Maduro para tal fin y que el diálogo con Venezuela era casi inexistente. Sin embargo, ambos países deciden nombrar en tiempos diferentes el nivel más bajo de relacionamiento que es el de representantes de intereses.
En efecto, el Departamento Federal de Relaciones Exteriores de Suiza firmó un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos donde su país se compromete a representar los intereses de Washington en Caracas ante la solicitud de asumir un mandato de protección de los mismos y en ese sentido envió para encargarse de esas funciones al embajador Didier Chassot, quien consignó el 13 de mayo del presente año “cartas credenciales” ante Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores según la prensa. Sin embargo, todo pareciera indicar que el documento entregado más bien es el mencionado acuerdo con Estados Unidos, el cual fue presentado por Miraflores con el estilo protocolar de unas cartas credenciales. En todo caso, dicho acto no significa que el gobierno suizo no pueda reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en un futuro toda vez que se está en espera de la aceptacion del gobierno suizo de una representante nombrada por él. Hasta ahora nadie del régimen o de la oposición ha aclarado este asunto. La representación de los intereses de Estados Unidos concierne principalmente a sus servicios consulares en Venezuela, como señaló el Departamento Federal que tiene ya tradición de representación de intereses extranjeros para Estados que han roto sus vínculos diplomáticos con Estados Unidos, como lo han sido Cuba e Irán.
El régimen de Maduro, por su parte, anunció el viernes 17 de los corrientes en la persona de su canciller que espera que Estados Unidos acepte a Turquía como »país protector» de sus intereses. Arreaza aspira a que en la Embajada de Venezuela en Washington labore un reducido personal »bajo la supervisión de Turquía», a pesar de que el día anterior la misma había sido desocupada de los activistas que se habían mantenido allí por más de un mes y fue asumida por el representante de Guaidó en Estados Unidos, el embajador Carlos Vecchio. Demás está decir que la escogencia de Turquia para esa tarea no pareciera ser la más adecuada toda vez que dicho país mantiene una relación conflictiva con Estados Unidos. Lo conducente hubiera sido nombrar un Estado “neutral”, asunto que pareciera en estos momentos difícil para Maduro.
Esta figura de representantes de intereses no se encuentra contemplada en las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas ni la de Relaciones Consulares. Su validez jurídica proviene entonces de los términos del acuerdo suscrito entre una de las partes con el tercero o representante y la posterior aceptación del Estado “acreditado”. Se ha usado generalmente en escenarios de conflictos armados básicamente para proteger a sus connacionales en el territorio del adversario.
Ahora bien, a pesar de no ser públicos los términos de los acuerdos y tan solo contar con las declaraciones de quienes lo suscribieron, es evidente que los intereses de nombrar dichos representantes difieren en los objetivos que persigue Estados Unidos por una parte y Venezuela por la otra.
Para Estados Unidos, según han manifestado sus voceros, lo fundamental es la protección de sus connacionales que permanecen en suelo venezolano a pesar de las advertencias de la Embajada Norteamericana para que abandonaran el país. Es un deber primordial y como ha quedado evidenciado en muchos casos es un asunto que hasta los mismos presidentes lo han asumido cuando se trata de actos en contra de la vida, intereses o los derechos humanos de ciudadanos de ese país. Venezuela por su parte solo ha mencionado la protección de su sede diplomática, como se dijo anteriormente.
Evidentemente Estados Unidos están cumpliendo con su deber, más aún cuando se considera aceptado de manera amplia por la comunidad internacional que la protección consular forma parte de los derechos humanos. Por el contrario, el gobierno de Maduro, a pesar de los 416.366 venezolanos que habitan en los 49 de los 50 estados de la Unión según el censo de ese país, número que aumenta progresivamente, no pareciera tener ningún interés en cumplir con lo establecido en el Artículo 11, numeral I de la Ley Orgánica del Servicio Consular vigente que reza: “Velar por los intereses del país y proteger los derechos e intereses de los venezolanos” y reafirma más bien las innumerables denuncias de desatención e incluso negación de los servicios nuestros compatriotas, así como otras irregularidades, arbitrariedades y desvío de sus recursos para actividades que no solo violan la ley nacional, sino la legislación del país receptor y la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares. No debemos olvidar el cierre irracional de Consulado en Miami en enero de 2012 que generó cantidad de penurias a los venezolanos que estaban viviendo en su jurisdicción. Al gobierno interino y sus representantes en el exterior, por su parte, hay que felicitarlos porque teniendo las limitaciones evidentes de prestar servicios consulares a los venezolanos en el exterior han logrado con mucho trabajo y esfuerzo que muchos países reconozcan la validez del pasaporte venezolano aun cuando esté vencido, aliviando de esta manera situaciones complicadas para ellos.
No debemos olvidar que venezolanos no son solo quienes habitamos en este territorio, sino nuestros familiares, amigos y todos aquellos que han huido y siguen huyendo de esta barbarie del mal llamado socialismo del siglo XXI. Llegará pronto el momento en el que podamos reconstruir un servicio exterior que realmente atienda a cabalidad esta responsabilidad del Estado venezolano. Es lo que esperamos del gobierno interino llegado el momento.
@WillSantana2019