Dentro y fuera del PAN y de lo que queda del Frente se ha desatado una sana discusión sobre las ventajas e inconvenientes electorales que tuvo la alianza de los tres partidos. Subrayo el término “electorales”: en materia de la identidad de cada uno de ellos (la desconozco por completo), de estrategia hacia el futuro o destino personal de unos y otros dirigentes, me abstengo de opinar. En cambio, acepto que cualquier comparación con una alternativa hipotética o ejercicio contrafactual es en parte ilusa. Imposible saber qué hubiera sucedido en un esquema completamente distinto: sin Frente, cada partido por su cuenta, con otro candidato de Acción Nacional. Con estas aclaraciones, comparto con los lectores algunas reflexiones y cifras que a su vez compartieron conmigo fuentes cercanas a la dirigencia del PAN.
Los datos se pueden dividir en tres partes: el PAN como beneficiario del Frente; el PRD como beneficiario del Frente; Movimiento Ciudadano como beneficiario del Frente.
Sin coalición, Acción Nacional hubiera perdido la gubernatura de Puebla. 25% de los actuales diputados federales panistas, electos por mayoría, hubieran perdido sin los votos de los demás partidos de la coalición. De los dos candidatos al Senado por Querétaro, solo habría entrado uno en primera minoría, y en Quintana Roo y Tlaxcala, Acción Nacional no tendría senadores. El Frente en alianza ganó 460 municipios. De haber competido sin coalición, serían únicamente 281 municipios (179 se hubieran perdido). Existen casos emblemáticos como la capital de Querétaro. Aunque el PAN ciertamente aportó la mayoría de los votos, Morena hubiera ganado la elección si descontamos los votos aportados por el PRD y por Movimiento Ciudadano.
En cuanto a los beneficios que el Frente le aportó al PRD, más de la mitad de la bancada del PRD en el Senado no hubiera entrado. Por ejemplo: Miguel Angel Mancera entró por el PAN, no por el PRD; Juan Manuel Fósil (Tabasco, primera minoría) hubiera quedado fuera sin los votos del PAN; Antonio García Conejo (Michoacán, primera minoría) hubiera quedado fuera sin los votos del PAN. El caso de Juan Zepeda en el estado de México es muy interesante. Tampoco hubiera llegado al Senado por la vía normal (aunque también iba por la vía plurinominal) sin el PAN. Pero, sobre todo, obtuvo muchos más votos por el emblema del PAN que a través del emblema del PRD: 1.175.093 por Acción Nacional, 599.473 por el PRD. Abundan los casos en los que los candidatos postulados por el Frente obtuvieron más votos a través del PAN que a través del propio PRD. Otro ejemplo es Emilio Álvarez Icaza, votos PAN: 863.478; votos PRD: 538.344. En cuanto a la Cámara de Diputados, el PRD ganó 9 distritos de mayoría. Sin los votos que aportaron el PAN y Movimiento Ciudadano, los hubiera perdido todos, menos uno. Por lo demás, hay decenas de municipios donde hubiera sucedido lo mismo, pero uno es especialmente ilustrativo: Nezahualcóyotl. Sin los votos del PAN, Morena hubiera ganado Neza; igual con las alcaldías de Coyoacán y Venustiano Carranza sin los votos del PAN, entre muchas otras.
En el caso de Movimiento Ciudadano, existe un ejemplo de muchísimos también emblemático: para las senadurías por Jalisco, sin el Frente, el resultado hubiera sido completamente diferente. MORENA hubiera ganado las dos de mayoría. Pedro Kumamoto hubiera ganado la primera minoría; es decir, ni Clemente Castañeda ni Verónica Delgadillo serían senadores. La votación del Senado en Jalisco, desglosada por partido, es la siguiente: PAN, 448.406; Movimiento Ciudadano, 655.954; PRD, 46.614; Kumamoto, 761.812; Morena, 707.268.
En conclusión, sin la complementariedad de votos producto de la existencia del Frente, el resultado para los tres partidos hubiera sido mucho más adverso. Repito: en materia política, cualquier ejercicio contrafactual es temerario. Se puede objetar fácilmente que en otro escenario todo hubiera sido diferente. Tal vez. O tal vez no.