El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, CSIS (por sus siglas en inglés), es un organismo integrado por expertos estadounidenses con sede en Washington, que realiza estudios y análisis estratégicos de cuestiones políticas, económicas y de seguridad en todo el mundo.
Allí la pasada semana Antonio esbozó un conjunto de líneas que definen los proyectos para la reconstrucción de Venezuela, una vez superada la etapa trágica de la dictadura de Nicolás Maduro, en una mesa de análisis con diferentes personalidades que representan a instituciones públicas y privadas en la capital norteamericana, organizada por el referido centro de estudios.
Me tomo la libertad de transcribir de seguidas, parte de su intervención:
“Si bien es cierto que lo urgente es primero salir de este espantoso ciclo de empobrecimiento de la ciudadanía y colapso de las instituciones y servicios en general, es un acto de responsabilidad estar alistados para acometer la colosal tarea de levantar el Estado de Derecho, rehabilitar las instituciones que garanticen un buen funcionamiento de la nación, con seguridad jurídica, confianza y gobernabilidad.
“De esta crisis surgen oportunidades para reinventar nuestro modelo de crecimiento económico y desarrollo social, con nuevos hábitos y habilidades, que hagan posible generar riquezas con trabajo, para que la explotación racional de nuestras reservas naturales sean fuentes de financiamiento de la Venezuela pujante que entre todos vamos reconstruir.
“Será necesario poner orden en el relajo del tipo de cambio; adoptar nuevas políticas arancelarias, tributarias y comerciales, y captar los capitales que se requerirán para emerger de este desastre. Habrá que rescatar los dineros robados al país, también repatriar a los que huyeron por temor a las arbitrariedades, y, desde luego, tocar las puertas de organismos financieros internacionales.
“Se requiere una nueva política monetaria, comenzando por devolverle la autonomía al Banco Central de Venezuela. Será necesario crear una agencia nacional de hidrocarburos, para emprender la recuperación de la producción petrolera con el concurso de capitales de todo el mundo. Hay que estar preparados para arrancar con un plan de inversiones extraordinarias destinado a recuperar la vialidad, instalaciones educativas y de salud, sistemas de riego, embalses, el sistema eléctrico, puentes, transporte público, y darle preeminencia a una audaz política de apoyo a la ciudadanía a la cual se debe sacar de la pobreza con subsidios que lleguen a todas las familias, sin sesgos sectarios. La agricultura y la ganadería podrán pasar de este ciclo de acoso a uno de estímulo que permita el florecimiento de esas empresas que han sido arrasadas con arbitrarias y abusivas invasiones y expropiaciones. Semillas certificadas, fertilizantes, pesticidas, vacunas, títulos de propiedad, asistencia crediticia oportuna y precios justos, serán la cartilla a cumplir.
“La seguridad personal está en manos de un hampa desbordada que debe ser enfrentada con decisión. Así mismo, que los jóvenes puedan recibir oportunidades para que estudien y sean emprendedores. Hay que preparar el ánimo de los venezolanos en el exilio para que retornen al país y sean piezas claves en su rehabilitación. Las universidades y las investigaciones científicas y tecnológicas serán columnas para sostener un nuevo modelo de país en el marco de una economía solidaria de mercado”.